EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA
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ODAS DE HORACIO- LIBRO IV- V A AUGUSTO

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ODAS DE HORACIO- LIBRO IV-   V  A AUGUSTO Empty ODAS DE HORACIO- LIBRO IV- V A AUGUSTO

Mensaje por Roana Varela Jue Dic 26, 2013 10:55 am

V A AUGUSTO

Defensor nobilísimo del linaje de Rómulo, que los dioses favorables nos concedieron, bastante hemos padecido tu ausencia, y pues prometiste un pronto regreso al santo concilio de los senadores, cúmplenos tu promesa.
vuelve, príncipe benigno, la luz a tu patria. Igual a la primavera, donde tu semblante sonríe, resbala el día para el pueblo más feliz, y el sol brilla con más intensos fulgores.
Como la madre del joven marino, a quien el Noto, con su hálito envidioso, detiene en la opuesta ribera del Cárpalo por espacio mayor de un año, sin permitirle volver a su cara mansión, lo llama con sus votos, sus ruegos y sus presagios, y no aparta un momento los ojos del corvo litoral, así la patria en su fidelidad ardiente demanda la vuelta de César.
Por él la vaca pace segura en el prado, Ceres y la copiosa Fecundidad reinan en la tierra, vuelan sin temor las naves por el piélago tranquilo, y la buena fe teme hasta las sospechas.
La castidad de las familias no se mancha con torpes estupros, la ley y las costumbres refrenan ni escándalo, la honestidad de las madres se pinta en el rostro de los hijos, semejantes a sus esposos, y el castigo sigue inmediato a la culpa.
¿Quien temerá al partho o al guerrero de la helada Escitia?; ¿quién a la juventud que cría la hórrida Gemania?; ¿quién se preocupará de la guerra de los feroces iberos mientras aliente César? El labrador pasa el día en sus colinas, enlazando los sarmientos al tronco de los árboles; de allí torna contento, empuña la copa, y como a un dios, te invita a sus frugales festines .
Te dirige ardientes preces y hace en tu honor repetidas libaciones, mezclando tu nombre con los de sus Lares, como Grecia mezclaba los de Cástor y el gran Hércules.
«¡Oh príncipe excelso, ojalá des a Italia muchos venturosos días!» Así exclamamos en ayunas al amanecer el sol, y así repetimos después de beber, cuando se pone por la parte del Océano.
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