Capítulo primero
Muchas cosas hay que no podeis aprender, niños míos, lo uno porque no están á vuestros alcances y las aprenderiais sin comprenderlas, lo cual es tarea de loros; lo otro, porque no se puede exigir de vuestra móvil atencion la perseverancia necesaria para fijarse todo el tiempo que seria preciso para explicároslas. Pero como tampoco os debeis criar ignorantes, desaplicados ni ociosos, convendria que las personas que se interesan por vosotros pusiesen la enseñanza á vuestro alcance. La que procuraré daros en este libro, que os dedico, sobre la Mitología, no es la suficiente, y más adelante necesitareis adquirirla más cumplida; pero las nociones que ahora recibais, serán como las aguas de una buena otoñada, que, sin labrar la tierra, la preparan para recibir el cultivo á su debido tiempo, puesto que las cosas que en la niñez se aprenden no se olvidan nunca; lo cual sé por experiencia. Para probároslo, os referiré una cosa que leí cuando niño en un libro de enseñanza religiosa, que fué uno de los que me prepararon para celebrar debidamente el más feliz é inolvidable dia de mi vida, aquel en que hice «mi primera comunion». Decia el excelente maestro que lo escribió, dirigiéndose á sus discípulos. «Hijos míos, si os pareciese largo el tiempo que invirtais en leer lo que para vosotros escribo, tened presente que mucho más largo ha sido el que he invertido yo en escribirlo». Y esto, que nunca he olvidado, me ha servido toda mi vida. Recuerdo esto y os lo refiero, niños mios, por dos razones, la una para probaros que no se olvida lo que en la niñez se aprende, la otra para que tengais presente que más me ha costado á mí en tiempo y trabajo el escribir estos apuntes sobre la Mitología, que á vosotros costará el leerlos. Mitología es una palabra compuesta de dos voces griegas, que expresan ó creencia ó religion fabulosa. Los hombres olvidados del verdadero Dios, su Criador, inventaron divinidades á su albedrío; porque en el alma que Dios crió con soplo divino, existe siempre un anhelo, una necesidad de elevarse y someterse á un poder superior, que se adora, se respeta y se invoca. Cuando el hombre ya no siente esas altas y divinas inspiraciones... compadecedle, porque ahogó su alma. La Mitología es, pues, una religion que crearon los gentiles, y de ella me propongo dar á vosotros una clara, aunque sucinta, idea.
FERNAN CABALLERO
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