Capítulo XII-Diana
DIANA, aunque melliza de Apolo, nació la primera, y al considerar las muchas penas y molestias que había pasado su madre Latona en su consorcio, pidió á Júpiter la permitiese permanecer siempre soltera, lo que su padre le concedió, haciéndola diosa de los bosques y de la cacería en la tierra, dándole por séquito sesenta Ninfas, llamadas Océanas ú Oceánidas, y veinte llamadas Asias, y en el Cielo la constituyó en Luna. Era la caza su constante ocupacion; por lo cual se la pinta con una túnica corta recogida por un lado, llevando arcos y flechas, con la media luna sobre su frente y perros de caza á su lado. En una ocasion en que cazaba por los bosques, Acteón, hijo de Aristeo y de Antonea, y nieto de Cadmo, vio á Diana con sus Ninfas que estaban en el baño. La diosa, para castigar tamaño desacato, le transformó en venado, y sus propios perros le destrozaron y devoraron. Los poetas hablan mucho del amor que tuvo la Luna á Endimion. Era éste hijo de Etíolo y de Calisa, hija de Eolo y nieta de Júpiter. fué recibido por éste en el Olimpo; pero habiéndole faltado al respeto á Juno, Júpiter le condenó á un sueño eterno (otros dicen que á dormir treinta años) en una gruta del monte Latmos. Como era muy hermoso, dicen que la Luna, que le vio, se enamoró de él, y que todas las noches venia silenciosamente á mirarle dormir. Los que todo lo quieren explicar y hallar algún fundamento á tanto dislate, dicen que Endimion fué un famoso astrónomo que se pasaba las noches en examinar los astros, y que de ahí nació la fábula de sus amores con la Luna. El más célebre de los templos que se erigieron á Diana fué el de Efeso, que pasaba por ser una de las siete maravillas del mundo; su construccion duró doscientos veinte años, y contribuyó á costearle toda el Asia Menor. Dicen que fué el primer templo sostenido por columnas y capiteles; tenia doscientas veintisiete, y cada una habia sido costeada por un rey. Su largo era de cuatrocientos veinticinco pies, y su ancho de doscientos veinte. Sus puertas eran de ciprés, y el armazon de su techumbre de cedro. Estaba adornado de estatnas y pinturas de un valor incalculable. Eróstrato, que era un hombre oscuro, pero muy vano, por el necio afán de que hablasen de él y fuese nombrado en la Historia, prendió fuego á aquel magnífico templo la misma noche en que nació Alejandro el Grande. Eran consagrados á Diana, como diosa de la caza, los gamos y los jabalíes. Diana y Minerva, únicas diosas que permanecieron solteras, fueron llamadas vírgenes blancas.
FERNAN CABALLERO
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