ODAS DE HORACIO-LIBRO I - XVIII A VARO
EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA :: Poesía Lírica-Canciones-Romances-Sonetos :: Oda-Elegía-Égloga
Página 1 de 1.
ODAS DE HORACIO-LIBRO I - XVIII A VARO
XVIII A VARO
Varo, no siembres ningún árbol antes que la sagrada vid en el fértil suelo de Tíbur o las pendientes de Cátilo; pues Dios reserva males sin numero a los abstemios, y sólo con el vino se disipan los cuidados roedores.
¿Quién después de haber bebido se queja de la pobreza o los trabajos de la guerra? ¿Quién entonces no canta alegre al padre Baco y la hechicera Venus? Mas la lucha encarnizada de los Centauros con los Lápitas por causa de la embriaguez, nos advierte que no se han de traspasar los límites de la moderación, y nos lo advierte el rigor que desplegó Baco [Evio] con los tracios, que no distinguían los deseos lícitos de los ilícitos en su febril acaloramiento.
Divino Basareo, no seré yo quien me entregue al exceso de la bebida, ni quien patentice lo que ocultas entre el verde follaje; pero aparta de mí los ruidosos atabales y la trompa de Berecinto, a quien acompañan siempre el ciego amor propio, el orgullo que yergue su cabeza vacía más de lo justo, y la indiscreción, transparente como el vidrio, que divulga todos los secretos.
Varo, no siembres ningún árbol antes que la sagrada vid en el fértil suelo de Tíbur o las pendientes de Cátilo; pues Dios reserva males sin numero a los abstemios, y sólo con el vino se disipan los cuidados roedores.
¿Quién después de haber bebido se queja de la pobreza o los trabajos de la guerra? ¿Quién entonces no canta alegre al padre Baco y la hechicera Venus? Mas la lucha encarnizada de los Centauros con los Lápitas por causa de la embriaguez, nos advierte que no se han de traspasar los límites de la moderación, y nos lo advierte el rigor que desplegó Baco [Evio] con los tracios, que no distinguían los deseos lícitos de los ilícitos en su febril acaloramiento.
Divino Basareo, no seré yo quien me entregue al exceso de la bebida, ni quien patentice lo que ocultas entre el verde follaje; pero aparta de mí los ruidosos atabales y la trompa de Berecinto, a quien acompañan siempre el ciego amor propio, el orgullo que yergue su cabeza vacía más de lo justo, y la indiscreción, transparente como el vidrio, que divulga todos los secretos.
Roana Varela- Moderadora
- Cantidad de envíos : 4487
Puntos : 55478
Fecha de inscripción : 25/10/2012
Temas similares
» ODAS DE HORACIO- LIBRO II- VII A POMPEYO VARO
» ODAS DE HORACIO- LIBRO III- XVIII A FAUNO
» ODAS DE HORACIO- LIBRO II- XVIII CONTRA UN AVARO
» Odas de Horacio-Libro IV
» Odas de Horacio-Libro III
» ODAS DE HORACIO- LIBRO III- XVIII A FAUNO
» ODAS DE HORACIO- LIBRO II- XVIII CONTRA UN AVARO
» Odas de Horacio-Libro IV
» Odas de Horacio-Libro III
EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA :: Poesía Lírica-Canciones-Romances-Sonetos :: Oda-Elegía-Égloga
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.