Obsesión
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Obsesión
Obsesión
- ¡Tienes que aceptarlo, Montse! ¡Hugo ya no está!
Montse se balanceaba en su silla. La camisa de fuerzas le impedía mover las manos. Tiritaba. Las lágrimas recorrían su cara. Miró a la psiquiatra y le dijo:
- ¿Entonces quién me visita por las noches? ¿Quién invade mi sueño y me levanta de madrugada con su gélida respiración?
- Por última vez Montse, Hugo fue tirotedo por la policía, está muerto...
- ¡Si yo no digo que no esté muerto! - gritó Montse.
La psicóloga hizo un gesto de desesperación. Los hombres del manicomio la cogieron en volandas. Por el pasillo, uno le dijo al oído:
- Tranquila Montse, Hugo está aquí, no te va a pasar nada...
Montse rompió a llorar. La metieron en esa triste y blanca habitación. Los pelos se movieron en el aire sólos. Una varonil voz dijo:
- Montse caríño, ¿quieres que te haga una trenza?
Montse rompió la camisa de seguridad. Comenzó a chillar. Estaba realmente asustada. Se giró y vio a Hugo sentado sobre su cama:
- Montse, estás mal... debería verte un médico.
Montse le tiró la silla. Hugo se acercó a ella y la abrazó...
A la mañana siguiente, cuando las enfermeras le llevaron el desayuno se la encontraron tirada, desangrada en el suelo, como si le hubiesen dado una paliza. Estaba azul y con los labios fríos, muy fríos. Sobre el pecho tenía tatuada la palabra Hugo.
Autor: Lorea
- ¡Tienes que aceptarlo, Montse! ¡Hugo ya no está!
Montse se balanceaba en su silla. La camisa de fuerzas le impedía mover las manos. Tiritaba. Las lágrimas recorrían su cara. Miró a la psiquiatra y le dijo:
- ¿Entonces quién me visita por las noches? ¿Quién invade mi sueño y me levanta de madrugada con su gélida respiración?
- Por última vez Montse, Hugo fue tirotedo por la policía, está muerto...
- ¡Si yo no digo que no esté muerto! - gritó Montse.
La psicóloga hizo un gesto de desesperación. Los hombres del manicomio la cogieron en volandas. Por el pasillo, uno le dijo al oído:
- Tranquila Montse, Hugo está aquí, no te va a pasar nada...
Montse rompió a llorar. La metieron en esa triste y blanca habitación. Los pelos se movieron en el aire sólos. Una varonil voz dijo:
- Montse caríño, ¿quieres que te haga una trenza?
Montse rompió la camisa de seguridad. Comenzó a chillar. Estaba realmente asustada. Se giró y vio a Hugo sentado sobre su cama:
- Montse, estás mal... debería verte un médico.
Montse le tiró la silla. Hugo se acercó a ella y la abrazó...
A la mañana siguiente, cuando las enfermeras le llevaron el desayuno se la encontraron tirada, desangrada en el suelo, como si le hubiesen dado una paliza. Estaba azul y con los labios fríos, muy fríos. Sobre el pecho tenía tatuada la palabra Hugo.
Autor: Lorea
Armando Lopez- Moderador General
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Fecha de inscripción : 07/01/2012
Re: Obsesión
Rosko te dejo a tu cargo la música, saludos
Armando Lopez- Moderador General
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Fecha de inscripción : 07/01/2012
Re: Obsesión
Gracias por compartir, besitos querido amigo
sabra- Admin
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Galius- Moderador General
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