Se Busca Dama Millonaria.-Capítulo V
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Se Busca Dama Millonaria.-Capítulo V
EL VOCERO
Se Busca Dama Millonaria.-Capítulo V
Como un cazador experimentado que persigue a su presa, el Ñato Virola fue en busca de las damas de la alta sociedad.
El casino flotante de Puerto Madero, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, albergaba a este grupo de señoras de elite.
El nos explico que hasta en las clases altas hay divisiones. No es lo mismo ser que pertenecer.
Están las millonarias de estirpe pertenecientes a las familias patricias prestigiosas, portadoras de dos o tres apellidos.
Mujeres que no muestran sus debilidades en público. Grandes jugadoras de los mejores casinos del mundo e incapaces de admitir ante la gente común su adicción al juego.
Imagínense encontrarse con la mucama en la misma mesa de ruleta, que seguro le presenta al hijo y a todo la parentela seria un despropósito.
Estas damas de la sociedad tienen muy en claro que las clases sociales aun en este siglo no se mezclan. Siempre están rodeadas de sus pares.
Nacieron para ser servidas por los estamentos sociales más bajos, no para sentarse a la mesa con ellos y menos ante sus amistades en una mesa de ruleta. Ya suficiente que hacen caridad para los pobres durante el año. Pero como diría un amigo las miserias humanas están en todos lados y estas damas cometen sus pecados fuera del país en el más absoluto secreto, en algún trasatlántico de lujo o en lugares donde solo los privilegiados tienen acceso.
El Ñato Virola buscaba a las otras señoras honorables de alto poder adquisitivo.
Las que no pertenecen a un árbol genealógico de alcurnia, sin prosapia familiar pero con aires de grandeza. Aquí en la villa se las conoce crudamente como los piojos resucitados. Las nuevas ricas desplegando su opulencia en público, compitiendo a mansalva entre ellas por salir en la revista de actualidad. Siempre negando a rajatabla su pasado de pobreza o de clase media.
Renegando de sus orígenes latinos e inventándose algún pariente rico deambulando por Europa.
Casi siempre son las señoras “de” porque el apellido de origen, no se les conoce y a veces es mejor ni averiguar su procedencia.
Son damas de la sociedad que viven en mansiones residenciales con un marido rico que las mantiene económicamente o un empresario en ascenso.
Viven de las apariencias tratando a sus servidores como los lacayos de la época feudal. Los fines de semana se desenvuelven en un contexto familiar mostrándose como la familia perfecta. Durante la semana tienen algún amante más joven o algún secreto oculto que no pueden ni rebelarán jamás.
Son las damas que alternan con la clase media. Juegan fortunas en las maquinas tragamonedas de los bingos o en las mesas de la ruleta. Si se encuentran con la mucama en la sala de juego no es una ofensa para ellas, al contrario los presentes se enterarán inmediatamente que su servicio domestico esta a su disposición full time las 24 horas.
El Ñato decía que la adicción no conoce de clases sociales y que la mujer jugadora es como la compradora compulsiva.
Generalmente este perfil de mujer está insatisfecha con su vida, o porque su marido la engaña o la sustituyo por otra mujer más joven.
También puede pasar que no la engañe y la tiene como un mueble en su casa donde sus decisiones no son tenidas en cuenta. No tiene ni voz, ni voto en el hogar y generalmente se la hace callar o quedar como una tonta antes sus amistades y familia. Se las golpea psicológicamente desvalorizándola constantemente como persona.
En otros casos se da que hay mujeres que no tienen ni marido, ni novio, ni amigos. Viven en perfecta soledad deprimiéndose sin saber que hacer con sus vidas y le brota la ansiedad de dilapidar el dinero.
El Ñato Virola perfilaba muy bien a las mujeres .Tenia un ojo clínico para seleccionarlas y no equivocarse.
Les hacia un seguimiento continuo sin que ellas lo notarán.
Las estudiaba por separado y las dividía según su patología.
El chato era su ayudante detective. Él debía investigar donde vivían, si eran solventes económicamente, su estado civil, tipo de empresa del marido, estado financiero bancario y lo fundamental que no estén en quiebra.
La esposa del chato, la Liliana, también estaba metida en el asunto. Ella se hacía amiga del servicio domestico de estas señoras acaudaladas y en menos de una semana le entregaba el informe del pasado y el presente de las respetables damas, hasta la clase de lencería que usaban.
A veces ayudaba la Tamara, la directora del prostíbulo de la Villa. Nunca se supo bien cual era su función, pero el prostíbulo creció mucho. Antes de trabajar la Tamara para el Ñato la construcción era una ruina. Hasta había que coimear o sacar a los tiros a los inspectores para que no clausuren el negocio. Después todo cambio, se pintó el edificio y se lo decoró como el mejor prostíbulo de lujo.
Después de semejante trabajo de inteligencia. El Ñato escogía la victima y la conquistaba hasta ganarse su confianza. Para asegurarse que esta no desapareciera, ni lo tomara como una aventura, le ofrecía su tarjeta con los servicios que brindaba como psicólogo profesional a domicilio con absoluta reserva y gratis en calidad de amigo decía.
Los vecinos respirábamos aliviados cuando tenía trabajo porque siempre nos pedía prestado para pagarse la ropa fina de marca que alquilada o se compraba en los sitios lujosos. Los anteojos caros y los buenos perfumes eran su debilidad.
Él decía que a las mujeres ricas no se la puede conquistar con ropa barata ,sin una buena marca de lentes y un buen perfume que las seduzca.
La Betty no podía creer que había mujeres con tanto dinero, muy bien vestidas y peinadas como si fueran todos los días a un casamiento. Ella decía que con tanto dinero despilfarrado todo el barrio viviría como reyes.
En la reunión de amigos, que hacíamos todos los viernes, él Ñato siempre nos contaba en confidencialidad los secretos de estas señoras. No lo hacia por chismoso, sino por protección y seguridad.
Él decía que si algo le pasaba quería que sus amigos que eran como su familia hagan justicia.
En mi casa dejo escondidas más de la mitad de las grabaciones y vídeos de las sesiones que tuvo con sus pacientes o amantes. El Chato se encargaba de las filmaciones.
En el prostíbulo sé que la Tamara escondió copias debajo de los pisos.
Él no lo dijo pero dio a entender que en algunos vídeos hasta participo el marido de alguna de ellas.
Yo no quise ver ni escuchar nada ni siquiera por curiosidad. Prefiero morir en la ignorancia y no saber lo que contienen. Además, no soy un morboso, él es mi amigo aun estando en la cárcel y yo nunca lo delataré, ni le daré nada a la policía. Y así algunas veces le haya tenido envidia hasta celos por la Betty, tengo códigos de honor. Soy pobre pero no alcahuete.
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