LA POESÍA ÉPICA
EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA :: Clásicos de la Mitología-Poesía Mitológica :: El Mundo de la Odisea-Análisis
Página 1 de 1.
LA POESÍA ÉPICA
El mundo de la Odisea
Traducción: Dolores Gil
LA POESÍA ÉPICA
Desde la Antigüedad, la tradición ha atribuido la autoría de la Odisea y la Ilíada a Homero, el poeta ciego de Quíos, una isla griega emplazada en el mar Egeo, cerca de las costas de la actual Turquía. Sin embargo, a partir de la época helenística, y a medida que los eruditos ahondaron en el estudio de estos poemas, fue cobrando fuerza la idea de que dicho poeta no había existido nunca, o de que, de haber existido, no era el autor del texto en el sentido en que entendemos el término autor hoy en día. Para comenzar a entender las discusiones que suscita la autoría de un texto como la Odisea, conviene primero hacer una referencia a las características de la poesía épica, el género literario al que pertenece esta obra.
La épica es un género que cuenta historias y leyendas protagonizadas por héroes, en forma de extensos poemas narrativos. Estos poemas son de carácter oral y muchas veces, también, popular; esto quiere decir que en su origen no fueron pensados por un único autor ni tampoco circularon en forma escrita, sino que se compusieron de manera colectiva, a través de la recitación acompañada con música. Es el caso de muchos poemas épicos, como el Cantar del Mio Cid o la Chanson de Roland, para nombrar dos textos pertenecientes a la Edad Media, y también, por supuesto, la Ilíada y la Odisea, en la Antigüedad.
Hacia finales del siglo xix, el arqueólogo Heinrich Schliemann —convencido de que la Ilíada y la Odisea eran obras que contenían valiosos testimonios de hechos que habían ocurrido en el pasado, y no el simple fruto de la fantasía de un poeta— descubrió, luego de numerosas excavaciones, las ruinas de la antigua ciudad de Troya. Ese descubrimiento revolucionó el estudio de la historia y la literatura antiguas: Troya había existido, y al menos parte de lo que relataban los poemas homéricos tenía que haber sucedido.
Otro innovador estudioso, Milman Parry, a principios del siglo xx, forjó una interesante teoría acerca de la composición de estas obras épicas. Parry descubrió, gracias a sus investigaciones de los poemas serbios y yugoeslavos que todavía se seguían recitando de manera oral en zonas rurales, algunos de los factores que desempeñan un rol fundamental en la composición épica.
En primer lugar, comprobó que la principal herramienta de que se servían los recitadores era la memoria y que, por lo tanto, contaban con diferentes técnicas que les permitían.
recordar extensos pasajes de una historia popular, sin ayuda de ningún soporte escrito. Parry postuló que el uso constante de fórmulas fijas en este tipo de poemas era prueba de ello: dado que el recitador tiene que recordar miles de versos, la tarea se facilita muchísimo si puede encontrar constantes en su material. Es por eso que, cuando hoy leemos estas obras, tenemos la impresión de que el lenguaje es muy repetitivo y de que hay muchas escenas que aparecen en una parte que están literalmente “copiadas” en otra. Los aedos —que es el nombre que se les daba a estos recitadores en la antigua Grecia— tenían en su memoria un catálogo de escenas típicas (por ejemplo, el despuntar del día, la realización de un sacrificio a los dioses, la descripción de un banquete) del que podían hacer uso en cualquier momento. También contaban con una estructura métrica fija, lo que le daba al recitado un ritmo constante. Otro de los elementos que utilizaban los aedos eran los epítetos, es decir, adjetivos o construcciones que acompañan siempre a un sustantivo, por lo general propio. Así, en los poemas de Homero, Atenea es “la diosa de ojos glaucos”, Odiseo es “astuto”, Aquiles es “el de los pies veloces”, las naves son “rápidas” … Estos epítetos cumplían una función doble: por un lado, servían para completar métricamente el verso; por el otro, contribuían a reforzar las características de los personajes o los objetos que se mencionaban en la narración.
Traducción: Dolores Gil
LA POESÍA ÉPICA
Desde la Antigüedad, la tradición ha atribuido la autoría de la Odisea y la Ilíada a Homero, el poeta ciego de Quíos, una isla griega emplazada en el mar Egeo, cerca de las costas de la actual Turquía. Sin embargo, a partir de la época helenística, y a medida que los eruditos ahondaron en el estudio de estos poemas, fue cobrando fuerza la idea de que dicho poeta no había existido nunca, o de que, de haber existido, no era el autor del texto en el sentido en que entendemos el término autor hoy en día. Para comenzar a entender las discusiones que suscita la autoría de un texto como la Odisea, conviene primero hacer una referencia a las características de la poesía épica, el género literario al que pertenece esta obra.
La épica es un género que cuenta historias y leyendas protagonizadas por héroes, en forma de extensos poemas narrativos. Estos poemas son de carácter oral y muchas veces, también, popular; esto quiere decir que en su origen no fueron pensados por un único autor ni tampoco circularon en forma escrita, sino que se compusieron de manera colectiva, a través de la recitación acompañada con música. Es el caso de muchos poemas épicos, como el Cantar del Mio Cid o la Chanson de Roland, para nombrar dos textos pertenecientes a la Edad Media, y también, por supuesto, la Ilíada y la Odisea, en la Antigüedad.
Hacia finales del siglo xix, el arqueólogo Heinrich Schliemann —convencido de que la Ilíada y la Odisea eran obras que contenían valiosos testimonios de hechos que habían ocurrido en el pasado, y no el simple fruto de la fantasía de un poeta— descubrió, luego de numerosas excavaciones, las ruinas de la antigua ciudad de Troya. Ese descubrimiento revolucionó el estudio de la historia y la literatura antiguas: Troya había existido, y al menos parte de lo que relataban los poemas homéricos tenía que haber sucedido.
Otro innovador estudioso, Milman Parry, a principios del siglo xx, forjó una interesante teoría acerca de la composición de estas obras épicas. Parry descubrió, gracias a sus investigaciones de los poemas serbios y yugoeslavos que todavía se seguían recitando de manera oral en zonas rurales, algunos de los factores que desempeñan un rol fundamental en la composición épica.
En primer lugar, comprobó que la principal herramienta de que se servían los recitadores era la memoria y que, por lo tanto, contaban con diferentes técnicas que les permitían.
recordar extensos pasajes de una historia popular, sin ayuda de ningún soporte escrito. Parry postuló que el uso constante de fórmulas fijas en este tipo de poemas era prueba de ello: dado que el recitador tiene que recordar miles de versos, la tarea se facilita muchísimo si puede encontrar constantes en su material. Es por eso que, cuando hoy leemos estas obras, tenemos la impresión de que el lenguaje es muy repetitivo y de que hay muchas escenas que aparecen en una parte que están literalmente “copiadas” en otra. Los aedos —que es el nombre que se les daba a estos recitadores en la antigua Grecia— tenían en su memoria un catálogo de escenas típicas (por ejemplo, el despuntar del día, la realización de un sacrificio a los dioses, la descripción de un banquete) del que podían hacer uso en cualquier momento. También contaban con una estructura métrica fija, lo que le daba al recitado un ritmo constante. Otro de los elementos que utilizaban los aedos eran los epítetos, es decir, adjetivos o construcciones que acompañan siempre a un sustantivo, por lo general propio. Así, en los poemas de Homero, Atenea es “la diosa de ojos glaucos”, Odiseo es “astuto”, Aquiles es “el de los pies veloces”, las naves son “rápidas” … Estos epítetos cumplían una función doble: por un lado, servían para completar métricamente el verso; por el otro, contribuían a reforzar las características de los personajes o los objetos que se mencionaban en la narración.
Marcela Noemí Silva- Admin
- Cantidad de envíos : 3292
Puntos : 64845
Fecha de inscripción : 26/06/2009
Temas similares
» Poesía Épica
» LA ÉPICA O NARRATIVA
» LITERATURA ÉPICA
» MÚSICA ÉPICA SURREALISTA
» ÉPICA ARCAICA (HOMERO-HESÍODO-APOLODORO)
» LA ÉPICA O NARRATIVA
» LITERATURA ÉPICA
» MÚSICA ÉPICA SURREALISTA
» ÉPICA ARCAICA (HOMERO-HESÍODO-APOLODORO)
EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA :: Clásicos de la Mitología-Poesía Mitológica :: El Mundo de la Odisea-Análisis
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.