Hércules
Ya teneis una idea exacta de la Mitología, y habeis visto á qué extremo de insensatez son arrastrados los hombres, cuando llega á faltarles para las cosas del cielo la antorcha de la fe que de Dios han recibido, y para las de la tierra el buen sentido, que es una senda llana y derecha, de la que no puede salir el hombre sin perderse en intrincados laberintos. Así es que los hombres hallaron la fuente de la Mitología en la corrupcion de su corazón, que habia perdido la fe, y en el desarreglo de su imaginación, que habia perdido el buen sentido. Como los griegos mezclaron su Mitología en los sucesos históricos de su época, y como erigieron en semidioses á sus héroes, será necesario que os hable de los principales de estos héroes, que, siendo hombres, merecieron honores de divinidades. El primero y más nombrado de todos es el famoso y nunca bien ponderado Hércules. Era hijo, como ya podeis colegir, de Júpiter y de Alcmena, princesa tebana. Reinaba por entonces en Micenas Estenelo, cuya mujer estaba embarazada, y habiendo sabido la celosa Juno que un oráculo habia predicho que el hijo que iba á dar á luz Alcmena seria Rey de Micenas obtuvo de Júpiter que aquel de los dos niños que naciese primero tendria absoluto dominio sobre el otro, y en seguida hizo con su soberano poder que Euristeo, hijo de Estenelo, naciese antes que Hércules. —No contenta con esto, hizo Juno que se llegasen á la cuna de Hércules dos serpientes para matarle; pero el niño las cogió con sus manitas y las hizo pedazos. —Palas quiso reconciliar á Juno con el niño, y le llevó al Olimpo, y hasta logró que Juno le diese de mamar para darle así la inmortalidad, y en esa ocasion dicen que cayeron unas gotas de aquella leche divina, lo que produjo en el firmamento una raya blanquecina que habreis visto, y que es formada por una infinidad de estrellas que están á una inmensa distancia de nuestro globo, pero que por aquella causa llamaron «Vía láctea», nombre que ha conservado. Subido que hubo Eristeo al trono, é instigado por la rencorosa Juno, abusó del poder que sobre Hércules le habia alcanzado aquélla, condenándole á unos trabajos tales, que han llegado á ser proverbiales.
FERNAN CABALLERO
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