¿Te acuerdas de Homero, de Virgilio?

¿Te acuerdas de Homero, de Virgilio?

Para Hegel, Homero es «...el elemento en el que el mundo griego vive como el hombre vive en el aire...» O sea que Homero, según Hegel, como el aire, es inmortal. Y, ¿Virgilio?, el pensador que nos dio lo que se nos dice que un “redentor vendría”, pues así lo hizo saber en su Égloga IV. "Han llegado los tiempos últimos de que habla la Sibila: Va a comenzar de nuevo el curso inmenso de los siglos. De lo más alto de los cielos nos va a ser enviado un reparador. Alégrate, casta Lucina, por el nacimiento de este niño, que hará cesar la Edad de Hierro, reinante hasta ahora, y extenderá la Edad de Oro por todo el universo... El que debe obrar estas maravillas será engendrado en el mismo seno de Dios; se distinguirá entre los seres celestiales; aparecerá superior a todos ellos y regirá con las virtudes de su padre al mundo pacificado... Ven, pues, querida descendencia de los cielos, ilustre vástago de Júpiter, porque se acercan ya los tiempos vaticinados. Ven a recibir los grandes honores que te son debidos. Mira tu venida al globo del mundo vacilante bajo el peso de su bóveda; la tierra, los vastos mares, el alto cielo...todo se agita y alegra por el siglo que ha de venir". Hoy nuestra poesía, en la diversidad de lenguas habladas y escritas, ha logrado situarse dentro de la literatura con su inmensa personalidad comunicacional, nutriendo nuestros idiomas con la variabilidad del verso o la prosa, que habla del hombre como centro universal de la humanidad. Quién no se acuerda de la Eneida, labrada, ¿quién lo diría?, como el fruto de un largo trabajo de profundización en las antiguas epopeyas griegas; como la Ilíada y la Odisea, de Homero; así como en los poemas épicos Las argonáuticas, del poeta griego Apolonio de Rodas, y Anales, del romano Quinto Ennio. Pero, Virgilio consigue un lenguaje poético autónomo y original, y una exquisitez métrica que lo convirtió durante siglos en modelo de perfección formal. Hoy, en consonancia con la liberalidad literaria, los poetas dirimimos nuestras emociones sobre los límpidos papeles, donde escribimos de manera libre nuestro sentir. Pero, no es que antes no lo hubiera hecho Homero o Virgilio, sino que nos permitimos verter sobre las páginas “libertinamente” nuestra estremecida humanidad, ceñida solamente a los íntimos o libres aconteceres. Ya no es epopéyico nuestro canto, pero él va hacia el encuentro de la comunicación de los sentimientos, embargados por la emoción y la sublimidad de mensaje. Feliz el árbol que su sombra brinda, feliz quien su cabeza apoya sobre un costal de arena…; tiene la gracia y la virtud ejemplar..., pero acompañada por la sombra y la fina sílice que le da sentido a la vida toda… (Theo Corona) “Mira tu venida al globo del mundo vacilante bajo el peso de su bóveda; la tierra, los vastos mares, el alto cielo...todo se agita y alegra por el siglo que ha de venir". (Vigilio)

Theo Corona