El hijo perdido
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El hijo perdido
¿Qué debo hacer para retornarte?. O mejor dicho ¿Cómo extraerte de tu abismo impuesto?.
Las sábanas se embeben de pánico y la muerte renuente elude tu deseo, como un vigía de silenciosos pasos que otea tras las sombras de tus cejas carcomidas, el ansiado sueño que desvela al grito sin presencia.
Un altar sin ruego enarbola sus desdentadas fauces, propiciando el eterno desamparo. Clamor avasallante de ruinas sin tinieblas, entorpeciendo el sosiego que pronuncia la contaminada sangre pidiendo su placebo. Rendición adicta de pesadilla química que envuelve tu letargo.
Ya ni el recuerdo satura su nostalgia, ni siquiera la exigua convicción vislumbra sus amores........aquellos que tejieron esa manta donde se esconde el alma, aguardando en la incólume porfía.
Tal vez el egoísmo amplió el camino que suele desbrozar tu fiel constancia, agregando más veneno al reclamo presumido que no entiende de razones olvidadas.
¿Qué nuevo dolor parirán tus rencores, si ni aún haz comprendido tu manantial de anhelos?. Es verdad, también es factible que jamás lo hayas tenido por temor de perder tu cenicienta soledad.
¿Qué grado de cobardía puede allanar la noción de un nuevo pensamiento, cuando el remolino existencial dictamina desaciertos?. No se como explicarte que todo se posee en lo que eres. Que no existe fundamento que obre en contra del designio impuesto por el ofertorio gratuito que la vida otorga. Si acaso supieras que lo único importante está en el simple axioma de dar y de entregarse. Entonces, sería probable, que el fenecer se pueda transformar en esa parte generosa del ser cuando ya has cumplido
Las sábanas se embeben de pánico y la muerte renuente elude tu deseo, como un vigía de silenciosos pasos que otea tras las sombras de tus cejas carcomidas, el ansiado sueño que desvela al grito sin presencia.
Un altar sin ruego enarbola sus desdentadas fauces, propiciando el eterno desamparo. Clamor avasallante de ruinas sin tinieblas, entorpeciendo el sosiego que pronuncia la contaminada sangre pidiendo su placebo. Rendición adicta de pesadilla química que envuelve tu letargo.
Ya ni el recuerdo satura su nostalgia, ni siquiera la exigua convicción vislumbra sus amores........aquellos que tejieron esa manta donde se esconde el alma, aguardando en la incólume porfía.
Tal vez el egoísmo amplió el camino que suele desbrozar tu fiel constancia, agregando más veneno al reclamo presumido que no entiende de razones olvidadas.
¿Qué nuevo dolor parirán tus rencores, si ni aún haz comprendido tu manantial de anhelos?. Es verdad, también es factible que jamás lo hayas tenido por temor de perder tu cenicienta soledad.
¿Qué grado de cobardía puede allanar la noción de un nuevo pensamiento, cuando el remolino existencial dictamina desaciertos?. No se como explicarte que todo se posee en lo que eres. Que no existe fundamento que obre en contra del designio impuesto por el ofertorio gratuito que la vida otorga. Si acaso supieras que lo único importante está en el simple axioma de dar y de entregarse. Entonces, sería probable, que el fenecer se pueda transformar en esa parte generosa del ser cuando ya has cumplido
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