EL SECRETO DEL CÍRCULO MÁGICO
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EL SECRETO DEL CÍRCULO MÁGICO
EL SECRETO DEL CÍRCULO MÁGICO
No pensó que regresaría a la sabiduría milenaria en post de la desflagelación de su quebrada alma.
Estaba convencido de que su mente, su integridad física eran su fortaleza. Su arrogancia no le permitía pensar que algún día sería derrotado.
Con desprecio se burlaba de los débiles y sostenía que estos podrían ser quebrados, por el solo hecho de ser vulnerables.
Su transitar en la doctrina del ocultismo formó parte de su pasado; una vocación nómada en los caminos de la fe, celosamente guardado en los archivos de su silencio.
En su diario vivir se destacó como un brillante profesional de la comunidad científica, pero ,como ambas ramas eran antagonistas, decidió olvidar todo lo aprendido y empezar una vida integra sin espinas en el camino.
Sepultó el kybalión en la inconsciencia de su recuerdo, se olvidó de Hermes Trismegisto, Zoroastro, Paracelso y de los grandes maestros del ocultismo que leyó desde su adolescencia.
La biblia Wicca y el oráculo del I ching quedaron abandonados en un baúl destartalado que escondió en el granero. Los mantras se perdieron en la sepultada meditación, hasta regaló sus cartas Zenner y su sagrado péndulo.
Su athame y su cáliz ceremonial fue lo único que conservó. Ambos los enterró en el jardín de su casa, para que nadie descubriera sus prácticas Wiccas del pasado.
Con los años se dedicó a leer todo lo que llegaba a sus manos, como si el hambre de aprender fuera la adrenalina que lo incitaba a devorar el secreto oscuro de lo desconocido.
Su pasión por las ciencias estaba a la vista de todos, reflotó su debilidad por la literatura y en la clandestinidad, jamás abandonó su interés por los fenómenos psíquicos.
En sus ratos libres socializó con los fanáticos de la parasicología, que solo aceptaban a los recién iniciados, razón por la cual, nunca reveló el lado oscuro de sus preferencias. Su incursión por los rituales Wicca, en cada ciclo de lunar, los borró de su mente.
Nadie sospechaba de sus intenciones, tal vez, porque sabía leer a las personas y desnudaba sus pensamientos con asombrosa facilidad.
Percibía el alma de los mortales, sus miserias humanas, hasta el dolor que muchos albergaban en su corazón. Con el tiempo sintió que su proceder era deshonesto y decidió anular su percepción extrasensorial, evitando ver más allá, reprimiendo toda clarividencia, hasta anularse por completo.
Un domingo de enero, en que sintió la monotonía del tiempo, un ser extraño lo sacó de su letargo y lo incitó a romper con todas las creencias que lo internaban en ese mundo vacío, de hastío y de aburrimiento.
Lo sedujo con palabras mágicas quedando atrapado en una red perversa que por poco lo lleva al suicidio.
Si bien al instante de conocerlo percibió que este ser sería su fatal destrucción decidió asumir el riesgo, sin tomar conciencia del infierno que viviría.
Se entregó a la fascinación del alma extraña, sintiéndose embriagado por las llamas del misterio, justificando su crueldad, perdonándolo todo.
Se consagró a ese ser siniestro en cuerpo y alma, abandonando sus armas de resistencia, aun sabiendo que sería parasitado de por vida.
Cabizbajo aceptó su destino y no luchó para salir de la oscuridad en la que caía día a día estrepitosamente.
Sintió que una fuerza destructiva y malsana se apropiaba de su voluntad hasta llevarlo al límite de la locura. Después de cada crisis pensaba en escapar de la prisión, en la que sentía recluido como el peor de los prisioneros, pero otras fuerzas maquiavélicas lo persuadían para que abandonara la idea.
Con los años, se prometió así mismo a no luchar, a no utilizar ningún arma extrasensorial para defenderse de esa alma demoníaca, hasta se dejó destrozar como un muñeco sin valor.
Una noche se puso a observar la agonía de una rata envenenada y el hecho de ver como el animal se debatía entre la vida y la muerte lo hizo reaccionar.
En ese instante asumió que su vida no era mejor que la de ese bicho repugnante.
Sintió asco de sí mismo y estalló en llanto hasta sentir que se le estrangulaba la garganta.
Cuando se calmó entendió que la maldad existe, aún en la mirada más inocente, en la sonrisa más dulce, en la palabra más amable. Comprendió que fue un necio al pensar, que jamás podría ser alcanzado por las artimañas de la oscuridad.
Ahora trata de salir del pozo al que fue arrojado. Con voluntad suprema, escala las montañas del abismo, tanteando a ciegas y tratando de reconstruirlo todo, hasta la magia Wicca que olvidó.
Es consciente que la redención es un proceso largo y doloroso. Para salvarse deberá reparar las energías que ya no armonizan sus chacras. Tiene el deber de renacer en doctrinas antiquísimas para extirpar su pena, buscar el equilibrio para recuperar el control de su vida.
Como primera medida tiene que arrancar al ser que lo esclavizó y lo sumió en una depresión crónica, imposible de controlar.
Debe recuperar su alma, para extirpar el espíritu maligno que destruyó todo el amor que desbordaba su dharma.
Su prioridad será centrar su mente en las cumbres del Himalaya, meditar entre mantras, benjuí, mirra, almizcle e incienso. Regresar a su fe es el siguiente paso para renacer como un espíritu limpio, pero antes deberá armonizar su devastada aura con el poder de la naturaleza.
Éter, aire, fuego, agua, tierra, es el comienzo para diagramar el pentagrama de vida y el secreto para revelar el poder del círculo mágico no puede esperar.
Solo tiene que desenterrar los elementos primordiales, que dejó abandonados en el jardín de su casa. Llenar la copa sagrada con su sangre, será el paso siguiente para desprenderse del líquido maldito que recorre sus venas.
Esperará el próximo plenilunio para desenterrar su viejo athame. Es fundamental recuperar el cáliz olvidado, para empezar con el primer acto de liberación, hasta alcanzar la redención que le dará el pasaporte a una nueva vida.
El ritual tiene que ser perfecto en el próximo aquelarre. No es fácil recuperar el alma, cuando se la ha vendido al diablo por voluntad propia y sin esperar nada a cambio.
Si quiere encontrar la real salvación, los secretos del círculo mágico deben ser revelados en luna llena.
Solo así se destruirán los mantos de oscuridad maquiavélica. La conexión maligna entre alma, espíritu y cuerpo será suspendida en el tiempo, hasta que renazca una nueva víctima que ocupe su lugar.
EURIDICE CANOVA
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS
No pensó que regresaría a la sabiduría milenaria en post de la desflagelación de su quebrada alma.
Estaba convencido de que su mente, su integridad física eran su fortaleza. Su arrogancia no le permitía pensar que algún día sería derrotado.
Con desprecio se burlaba de los débiles y sostenía que estos podrían ser quebrados, por el solo hecho de ser vulnerables.
Su transitar en la doctrina del ocultismo formó parte de su pasado; una vocación nómada en los caminos de la fe, celosamente guardado en los archivos de su silencio.
En su diario vivir se destacó como un brillante profesional de la comunidad científica, pero ,como ambas ramas eran antagonistas, decidió olvidar todo lo aprendido y empezar una vida integra sin espinas en el camino.
Sepultó el kybalión en la inconsciencia de su recuerdo, se olvidó de Hermes Trismegisto, Zoroastro, Paracelso y de los grandes maestros del ocultismo que leyó desde su adolescencia.
La biblia Wicca y el oráculo del I ching quedaron abandonados en un baúl destartalado que escondió en el granero. Los mantras se perdieron en la sepultada meditación, hasta regaló sus cartas Zenner y su sagrado péndulo.
Su athame y su cáliz ceremonial fue lo único que conservó. Ambos los enterró en el jardín de su casa, para que nadie descubriera sus prácticas Wiccas del pasado.
Con los años se dedicó a leer todo lo que llegaba a sus manos, como si el hambre de aprender fuera la adrenalina que lo incitaba a devorar el secreto oscuro de lo desconocido.
Su pasión por las ciencias estaba a la vista de todos, reflotó su debilidad por la literatura y en la clandestinidad, jamás abandonó su interés por los fenómenos psíquicos.
En sus ratos libres socializó con los fanáticos de la parasicología, que solo aceptaban a los recién iniciados, razón por la cual, nunca reveló el lado oscuro de sus preferencias. Su incursión por los rituales Wicca, en cada ciclo de lunar, los borró de su mente.
Nadie sospechaba de sus intenciones, tal vez, porque sabía leer a las personas y desnudaba sus pensamientos con asombrosa facilidad.
Percibía el alma de los mortales, sus miserias humanas, hasta el dolor que muchos albergaban en su corazón. Con el tiempo sintió que su proceder era deshonesto y decidió anular su percepción extrasensorial, evitando ver más allá, reprimiendo toda clarividencia, hasta anularse por completo.
Un domingo de enero, en que sintió la monotonía del tiempo, un ser extraño lo sacó de su letargo y lo incitó a romper con todas las creencias que lo internaban en ese mundo vacío, de hastío y de aburrimiento.
Lo sedujo con palabras mágicas quedando atrapado en una red perversa que por poco lo lleva al suicidio.
Si bien al instante de conocerlo percibió que este ser sería su fatal destrucción decidió asumir el riesgo, sin tomar conciencia del infierno que viviría.
Se entregó a la fascinación del alma extraña, sintiéndose embriagado por las llamas del misterio, justificando su crueldad, perdonándolo todo.
Se consagró a ese ser siniestro en cuerpo y alma, abandonando sus armas de resistencia, aun sabiendo que sería parasitado de por vida.
Cabizbajo aceptó su destino y no luchó para salir de la oscuridad en la que caía día a día estrepitosamente.
Sintió que una fuerza destructiva y malsana se apropiaba de su voluntad hasta llevarlo al límite de la locura. Después de cada crisis pensaba en escapar de la prisión, en la que sentía recluido como el peor de los prisioneros, pero otras fuerzas maquiavélicas lo persuadían para que abandonara la idea.
Con los años, se prometió así mismo a no luchar, a no utilizar ningún arma extrasensorial para defenderse de esa alma demoníaca, hasta se dejó destrozar como un muñeco sin valor.
Una noche se puso a observar la agonía de una rata envenenada y el hecho de ver como el animal se debatía entre la vida y la muerte lo hizo reaccionar.
En ese instante asumió que su vida no era mejor que la de ese bicho repugnante.
Sintió asco de sí mismo y estalló en llanto hasta sentir que se le estrangulaba la garganta.
Cuando se calmó entendió que la maldad existe, aún en la mirada más inocente, en la sonrisa más dulce, en la palabra más amable. Comprendió que fue un necio al pensar, que jamás podría ser alcanzado por las artimañas de la oscuridad.
Ahora trata de salir del pozo al que fue arrojado. Con voluntad suprema, escala las montañas del abismo, tanteando a ciegas y tratando de reconstruirlo todo, hasta la magia Wicca que olvidó.
Es consciente que la redención es un proceso largo y doloroso. Para salvarse deberá reparar las energías que ya no armonizan sus chacras. Tiene el deber de renacer en doctrinas antiquísimas para extirpar su pena, buscar el equilibrio para recuperar el control de su vida.
Como primera medida tiene que arrancar al ser que lo esclavizó y lo sumió en una depresión crónica, imposible de controlar.
Debe recuperar su alma, para extirpar el espíritu maligno que destruyó todo el amor que desbordaba su dharma.
Su prioridad será centrar su mente en las cumbres del Himalaya, meditar entre mantras, benjuí, mirra, almizcle e incienso. Regresar a su fe es el siguiente paso para renacer como un espíritu limpio, pero antes deberá armonizar su devastada aura con el poder de la naturaleza.
Éter, aire, fuego, agua, tierra, es el comienzo para diagramar el pentagrama de vida y el secreto para revelar el poder del círculo mágico no puede esperar.
Solo tiene que desenterrar los elementos primordiales, que dejó abandonados en el jardín de su casa. Llenar la copa sagrada con su sangre, será el paso siguiente para desprenderse del líquido maldito que recorre sus venas.
Esperará el próximo plenilunio para desenterrar su viejo athame. Es fundamental recuperar el cáliz olvidado, para empezar con el primer acto de liberación, hasta alcanzar la redención que le dará el pasaporte a una nueva vida.
El ritual tiene que ser perfecto en el próximo aquelarre. No es fácil recuperar el alma, cuando se la ha vendido al diablo por voluntad propia y sin esperar nada a cambio.
Si quiere encontrar la real salvación, los secretos del círculo mágico deben ser revelados en luna llena.
Solo así se destruirán los mantos de oscuridad maquiavélica. La conexión maligna entre alma, espíritu y cuerpo será suspendida en el tiempo, hasta que renazca una nueva víctima que ocupe su lugar.
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Roana Varela- Moderadora
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Re: EL SECRETO DEL CÍRCULO MÁGICO
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