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DIARIOS DE NIÑOS DURANTE EL HOLOCAUSTO

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Mensaje por Armando Lopez Lun Abr 23, 2018 5:05 pm

DIARIOS DE NIÑOS DURANTE EL HOLOCAUSTO



Al menos 1,1 millones de niños judíos fueron asesinados durante el Holocausto.

De los millones de niños que sufrieron la persecución de los nazis y sus socios del Eje, solo unos pocos escribieron diarios que sobrevivieron. En estos relatos, los jóvenes escritores registraron sus vivencias, expusieron sus sentimientos y delinearon el trauma que sobrellevaron durante la pesadilla de aquellos años.

El diario de Miriam Wattenberg

El diario de Miriam Wattenberg (“Mary Berg”) fue uno de los primeros diarios de niños que revelaron los horrores del Holocausto a un público más amplio.

Wattenberg nació en Lodz el 10 de octubre de 1924. Comenzó a escribir un diario de los tiempos de guerra en octubre de 1939, poco después de que Polonia se rindiera ante las fuerzas alemanas. La familia Wattenberg escapó a Varsovia, donde en noviembre de 1940, Miriam, junto a sus padres y su hermana menor, tuvo que vivir en el ghetto de Varsovia. Los Wattenberg tenían una posición privilegiada dentro de esta comunidad confinada debido a que la madre de Miriam era ciudadana estadounidense.

Poco antes de la primera gran deportación de los judíos de Varsovia a Treblinka en el verano de 1942, los oficiales alemanes detuvieron a Miriam, a su familia y a otros judíos que llevaban pasaportes extranjeros en la infame prisión de Pawiak. Finalmente, las autoridades alemanas transfirieron a la familia al campo de detención de Vittel, en Francia, y les permitieron emigrar a los Estados Unidos en 1944. El diario de Miriam Wattenberg fue publicado bajo el seudónimo “Mary Berg” en febrero de 1945. Fue uno de los pocos relatos de un testigo presencial sobre el ghetto de Varsovia que estuvo a disposición de lectores de habla inglesa antes del final de la Segunda Guerra Mundial.

El diario de Ana Frank

Ana Frank, que escribió su diario cuando estaba escondida con su familia y algunos conocidos en el ático de un almacén en Ámsterdam, es la niña más famosa que haya escrito un diario durante la época del Holocausto.

Su verdadero nombre era Annelies Frank y nació en Frankfurt del Meno, Alemania, el 12 de junio de 1929. Era la segunda hija del comerciante Otto Frank y de su esposa Edith. Cuando los nazis tomaron el poder en enero de 1933, los Frank huyeron a Ámsterdam para evadir las medidas antisemitas del nuevo régimen. Ana tenía un libro para autógrafos que le habían regalado cuando cumplió doce años y comenzó a usarlo como diario; allí relató detalladamente los hechos que acontecieron en el “anexo secreto”. Siguiendo una pista anónima, la Policía de Seguridad Alemana descubrió el escondite de los Frank el 4 de agosto de 1944 y deportó a los habitantes del anexo a Auschwitz a través de Westerbork.

A fines de octubre o principios de noviembre de 1944, Ana y su hermana Margot llegaron con un transporte desde Auschwitz a Bergen Belsen, donde sucumbieron al tifus a fines de febrero o principios de marzo de 1945. Después de la guerra, Otto Frank, el padre de Ana y único sobreviviente del grupo, regresó a Ámsterdam en el verano de 1945, donde la ex empleada Miep Gies le dio el diario de Ana y algunos documentos adicionales que ella había encontrado en el anexo después del arresto. El primer diario apareció en los Países Bajos en 1947. Publicado en inglés en 1952 como El diario de una niña, el diario de los tiempos de guerra de Ana Frank se ha convertido en uno de los libros más leídos a nivel mundial, lo cual transformó a su autora en un símbolo de los cientos de miles de niños judíos asesinados en el Holocausto.

Categorías de diarios

Durante un tiempo, la prominencia del diario de Ana Frank eclipsó otras obras escritas por niños in situ durante el Holocausto. Sin embargo, cuando creció el interés por el Holocausto, también se incrementó la publicación de muchos otros diarios que esclarecen la vida de los jóvenes en los tiempos de guerra bajo la opresión nazi.

Los jóvenes escritores de los diarios de este período provenían de todos los ámbitos de la vida. Algunos niños procedían de familias pobres o rurales. Otros eran hijos de profesionales de clase media. Algunos crecieron en medio de la riqueza y el privilegio. Unos pocos provenían de familias profundamente religiosas, mientras que otros crecieron en comunidades asimiladas y seculares. Una gran mayoría de niños, sin embargo, se identificaban con la tradición y la cultura judía, independientemente del grado de su fe personal.

Los diarios de los niños de la época del Holocausto pueden agruparse en tres categorías generales:

1) aquellos escritos por niños que escaparon del territorio controlado por los alemanes y se convirtieron en refugiados o partisanos;

2) aquellos escritos por niños que vivían escondidos; y

3) aquellos escritos por jóvenes que eran residentes de ghettos; que vivían bajo otras restricciones impuestas por las autoridades alemanas; o, menos frecuentemente, que eran prisioneros en campos de concentración.

Diarios de refugiados

Los diarios de refugiados generalmente fueron escritos a fines de los años treinta o comienzos de los años cuarenta por niños de padres judíos asimilados de Alemania, Austria o las tierras checas. Muchos de estos diarios hablan del desplazamiento, ya que todos estos niños escritores habían sacrificado la familiaridad del hogar para buscar refugio entre extraños en países distantes.

Algunos escritores huyeron con sus hermanos o padres, como Jutta Salzberg (nac. en 1926 en Hamburgo, Alemania), Lilly Cohn (nac. en 1928 en Halberstadt, Alemania), Susi Hilsenrath (nac. en 1929 en Bad Kreuznach, Alemania) y Elisabeth Kaufmann (nac. en 1926 en Viena, Austria; fall. en 2003). Otros llegaron solos a tierras extranjeras, como en el caso de Klaus Langer (nac. en 1924 en Gleiwitz, Alta Silesia), Peter Feigl (nac. en 1929 en Berlín), Werner Angress (nac. en 1920 en Berlín, Alemania; fall. en 2010) y Leja Jedwab (nac. en 1924 en Bialystok, Polonia).

Los niños cronistas que emigraron por medios legales a menudo describieron las tremendas dificultades burocráticas que suponía conseguir un territorio seguro, y obtener las visas y los documentos necesarios para la emigración. Los cronistas que huyeron ilegalmente describen los viajes terribles por territorios peligrosos y el miedo constante de ser arrestados.

Independientemente de los medios del escape, sin embargo, los diarios de refugiados reflejan la desconcertante y dolorosa pérdida del hogar, el idioma y la cultura; la devastadora separación de familiares y amigos; y el desafío de adaptarse a una vida en un mundo desconocido y a veces alienante.

Diarios escritos en la clandestinidad

Como Ana Frank, para evadir las autoridades alemanas algunos jóvenes vivían escondidos en áticos, búnkeres y sótanos de Europa oriental y occidental. Estos escritores describieron las dificultades y los peligros de vivir escondido, como en el caso de Otto Wolf (nac. en 1927 en Mohelnice, Checoslovaquia) en el Protectorado de Bohemia y Moravia; Mina Glucksman, Clara Kramer (nac. en 1927 en Zolkiew) y Leo Silberman (nac. en 1928 en Przemysl) en Polonia; y Bertje Bloch-van Rhijn, Edith van Hessen (nac. en 1925 en La Haya) y Anita Meyer (nac. en 1929 en La Haya) en los Países Bajos.

Estos niños permanecieron físicamente escondidos durante la totalidad o una gran parte del tiempo en que estuvieron ocultos. Los jóvenes a menudo debían permanecer en silencio e incluso inmóviles en sus escondites durante horas. Tanto los niños como sus protectores vivían con el miedo constante de que una pelota o algo dicho en voz alta despertaran la sospecha de sus vecinos.

Otros jóvenes vivían encubiertos a la vista de todos, pasando como no judíos bajo la protección incierta de documentos falsos y la adopción de una identidad ajena, como los niños cronistas Moshe Flinker (nac. en 1926, en La Haya; fall. en 1944, en Auschwitz) en Bélgica y Peter Feigl en Francia. Estos niños debían adaptarse rápida y completamente a las nuevas identidades y entornos. Los jóvenes aprendieron a responder a un nombre ficticio, y a evitar el lenguaje o los gestos que podrían revelar sus orígenes.

La mayoría de los niños judíos eran escondidos por individuos o por instituciones religiosas de una fe diferente; por lo tanto, aprendían a recitar las plegarias y el catecismo de la religión “adoptada” para evitar que sus pares y los adultos sospecharan. Una palabra o un gesto en falso serían suficientes para poner en peligro tanto al niño como a sus salvadores.

Diarios escritos en ghettos, campos o áreas ocupadas

La mayoría de los diarios de la época del Holocausto fueron escritos por niños y jóvenes que residían en ghettos de la Europa ocupada por Alemania. Los diarios de los ghettos a menudo reflejan la segregación, el aislamiento y la vulnerabilidad de sus autores. Exponen la privación y el sufrimiento físico extremos vividos por los escritores, y presentan las penurias y adversidades complejas que los judíos enfrentaron en la lucha por la supervivencia. En los diarios de los ghettos, el lector encuentra un relato de primera mano del terror y la violencia de la persecución nazi, pero también conoce a los jóvenes que intentaban sobreponerse a sus circunstancias a través del estudio, la creatividad y el juego.

Hubo una gran producción de diarios escritos por niños en aquellos lugares donde había muchos ghettos en la Europa oriental controlada por Alemania, particularmente en Polonia y la ex Unión Soviética. Entre ellos, son famosos los diarios de Dawid Sierakowiak (nac. en 1924 en Lodz; fall. en 1943, en el ghetto de Lodz) y de dos adolescentes anónimos de Lodz. Se han encontrado pocos diarios completos en el ghetto de Varsovia, pero las notas fragmentadas de Janina Lewinson (nac. en 1926, Varsovia; fall. en 2010) sobrevivieron y se incorporaron, tiempo después, a las memorias más recientes. Irena Gluck (nac. en 1926; fall. aprox. en 1942), Renia Knoll (nac. en 1927) y Halina Nelken (nac. en 1924 en Cracovia) escribieron diarios en el ghetto de Cracovia. A su vez, Dawid Rubinowicz (nac. en 1927 en Kielce; fall. en 1942 en Treblinka), Elsa Binder y Ruthka Leiblich (nac. en 1926; fall. aprox. en 1942 en Auschwitz) escribieron diarios que registraron la persecución en sus comunidades.

Varios diarios de los tiempos de guerra provenían de ghettos ubicados en los países bálticos: Yitskhok Rudashevski (nac. en 1927 en Vilnius; fall. en 1943, en el bosque de Ponary) y Gabik Heller del ghetto de Vilna en Vilnius, Lituania; Ilya Gerber (nac. en 1924; fall. aprox. en 1943) y Tamara Lazerson (nac. en 1929 en Kaunas) del ghetto de Kovno, en Kaunas, Lituania; y Gertrude Schneider (nac. en 1923 en Viena), una muchacha alemana judía encarcelada en el ghetto de Riga.

Sobrevivieron muchos diarios de Theresienstadt, en Bohemia (actualmente, República Checa), entre ellos los escritos de los hermanos Petr Ginz (nac. 1928 en Praga; fall. aprox. en 1944, Auschwitz) y Eva Ginzová (nac. en 1930 en Praga), Alice Ehrmann (nac. en 1927 en Praga), Helga Weissovà (nac. en 1929 en Praga), Helga Pollackovà (nac. en 1930), Eva Roubickovà (nac. en 1920) y Paul Weiner (nac. en 1931 en Praga).

Numerosos diarios fueron escritos por niños fuera de las paredes del ghetto. Sarah Fishkin (nac. aprox. en 1924; fall. aprox. en 1942), por ejemplo, llevó un diario en la Bielorrusia ocupada, en la ciudad de Rubezhevichi. Riva Goltsman describió los perturbadores primeros seis meses de la ocupación en Dniepropetrovsk, en Ucrania. Leon Wells (nac. en 1925 en Stojanov, junto a Lwów, hoy Lvov, Lviv o L'viv) escribió un diario como miembro joven de una Sonderkommando, unidad en el campo de trabajo forzado en la calle Janów en Lvov (Lwów), mientras que Günther Marcuse (nac. en 1923 en Berlín; fall. en 1944, Auschwitz) relató sus experiencias en el campo de trabajo forzado en Gross-Breesen, que alguna vez fue una granja de capacitación vocacional para jóvenes judíos que esperaban emigrar del Reich. Isabelle Jesion escribió su diario bajo la ocupación alemana en París, mientras que Raymonde Nowodworski (nac. en 1929 en Varsovia; fall. en 1951 en Israel) describió su vida en el Centro Vauquelin, un hogar para niños dirigido por la Unión General de Israelitas de Francia (UGIF).

Cada diario refleja un fragmento

Los diarios de los niños, adolescentes y jóvenes durante la época del Holocausto reflejan una gran variedad de historias personales y circunstancias en los tiempos de guerra. Sus autores a menudo trataban temas tales como la naturaleza del sufrimiento humano, las dimensiones morales y éticas de la persecución, y la lucha por la esperanza ante la desesperación. Cada diario refleja un fragmento de la vida de su autor, pero, en conjunto, todos los diarios brindan a los lectores una visión diversa y compleja de los jóvenes que vivieron y murieron durante el Holocausto.

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