Cuento de Navidad para ti...
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EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA :: Biblioteca Virtual-Cultura General :: Poemas y Cuentos de Navidad
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Cuento de Navidad para ti...
Cuento de Navidad para ti...
Hubo una vez en este mundo una persona que le tenía mucho miedo a sentir. Pasaba todo el tiempo aparentando no sentir nada de la forma en que lo sentía ni por las personas por quienes lo sentía. Jamás daba a demostrar sus sentimientos, le aterraba la idea de que con ello pudieran verle su debilidad como persona.
Tras muchos años disfrazando sus sentimientos para que nadie pudiera sospechar de nada de lo auténtico que habitaba en su corazón, lo único que consiguió fue lastimar mucho a las personas que le brindaban su confianza sin pedir a cambio ni tan siquiera sus horas de compañía y provocó por su actitud muchas lágrimas y muchos momentos de congoja, soledad y confusión, jugó con las estimas y el aprecio de muchas personas y aún así, nunca fue sentenciado, ni aislado, ni obligado a sacrificarse por nadie, vivió su vida tal y como la proyectó, quitándose de encima problemas y personas que no iban con su manera de ser, despreciando otro tipo de sentires que los consideraba inaceptables en su vida, que no eran de su responsabilidad.
Así vivió, rodeado de un estrecho círculo de viejas amistades que no necesitó ampliar pues al conocerles como eran sabía lo que podía esperar de ellos y ellos de él y así se entendian, sin crecer más. De su lado se fueron descolgando personas de gran valía, gente que tocó su vida con la delicada mano de la generosidad, de la fe, de la esperanza. De forma inconsciente se fue escapando a hurtadillas de casi todos los momentos de crecimiento y valor personal que le brindaban en su trayecto de vida y vivió, instalado en sus certezas, muchos años...
Y así pasó el tiempo, horas, días, meses, años...vueltas de años y un buen día, uno de esos días en que no te preguntan si ya quieres partir... en los últimos momentos de una persona postrada en su cama tuvo una visión mágica. Se le apareció un hada, de largos cabellos y mirada plácida que con candidez en la voz le dijo: antes de que te marches me gustaría concederte un deseo: ¿qué quieres pedir?, dime ,¿qué deseas pedir?
El, rodeado por sus familiares más allegados, todos los que le habían sobrevivido y que le tomaban con amorosa actitud de la mano ya con la voz ya muy cansada, el pecho oprimido y tembloroso semblante revestido de muchos años, de muchas experiencias, se quedó pensativo unos instantes, luego consciente de que iba a ser su última voluntad, le dijo al hada:
Quisiera en estos últimos momentos de mi vida estar ahora mismo rodeado de toda esa gente que me quiere y me hizo reir, que mantuvo mi amistad, mi compañía, que compartió momentos divertidos, que se regocijó con mis alegrías... que estuvieron siempre ahí, a mi lado.
El hada interrumpiéndole le dijo: eso es muy general, mucha gente ha pasado por tu vida haciéndote pasar momentos puntuales muy dichosos... concreta un poco más pues sino será dificil no dejarme a alguien en una petición tan extendida y eso sería injusto, soy un hada muy eficiente y me gusta hacer las cosas bien, concreta un poco más, por favor.
Entonces el anciano reflexionando unos momentos, abrazado a su familia, le dijo al hada: quisiera que trajeras ante a mi a cualquier persona de mi vida que me haya querido bien, de forma desinteresada y con el corazón limpio, me gustaría verles a todos aquí.
Concedido dijo el hada posando sus manos de luz sobre la estancia...
Pero cual no fue su sorpresa cuando ante sus ojos aparecieron muy poquitas personas. Allí fueron plantándose, amigos que casi no recordaba, personas que había conocido hacía ya demasiados años y por las que nunca volvió a preguntar, personas que le habían hecho enfadar, reflexionar, dudar, rabiar, preocuparse y llorar, personas a las que nunca valoró en su verdad ni dedicó más de un minuto para reconfortarlas en las penas de sus vidas. Allí aparecieron ante sus ojos personas por él olvidadas que acercándose junto a él, le reconocieron, le abrazaron y le dedicaron una sentida sonrisa diciendo: estamos aquí, gracias por llamarnos.
Y a todas aquellas personas que él imaginaba que vería por última vez... no las vió.
No entiendo... dijo aturdido al ver que se le acercaban personas que con el paso de los años solo podía reconocer su corazón y no sus cansados ojos... no entiendo, repitió.
¿dónde están todos esos amigos que yo tenía, los que siempre me llamaban para tomar copas, los que lo organizaban todo siempre pendientes de mi? ¿dónde estan todos los que complacían mis mínimos deseos? ¿dónde están los que tanto me quisieron, todos esos que nunca me iban a dejar solo?
Entonces el hada con voz apenada le dijo: vaya, lo siento, he debido de entenderte mal... yo solo te he traido a las personas que en tu vida siempre te quisieron bien, los que te ayudaron a crecer y creyeron siempre en ti. Te he traido a las personas que tuvieron en tu vida minutos de pensamiento, amor y amistad... pero dedicados solo a ti. He entendido que querías pasar los últimos momentos de tu vida con personas... que en algún momento de tu extensa vida, rezaron por ti... pidiendo SOLO por tu felicidad.
Entonces el anciano con ojos llororos y emocionados comprendió una terrible lección en los últimos momentos de su vida, se abrazó a sus seres queridos, y en ese minuto concedido descargó de una vez todas sus emociones diciéndoles cuanto les había querido y echado de menos, pidiéndoles perdón, con el corazón abierto por el fuego de unas emociones jamás expresadas y así, abrazado, tranquilo y arropado se dejó llevar suavemente encerrando en sus ojos para siempre una bella imagen de puro amor sentido en todos los rincones de su piel, pues muy pocas eran las personas que rodeaban su cama, pero muchas las manos, las miradas y las lágrimas de amor y cariño con qué lo despidieron
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Nota de autor:
No conviertas tu vida en una triste Cuento de Navidad, pues no hay hada mágica ni deseo extraordinario al final de la vida de una persona. Lo que tengas junto a ti, lo que esté en la distancia pero recubirendo tu corazón y ayudándote a cerrar los ojos en este mundo, pensando solo en ti, será lo conseguido por tu honestidad.
Paz para vuestros corazones en cualquier día del año y un buen Año Nuevo para todos!
Os lo desea siempre Lágrima Azul.
Hubo una vez en este mundo una persona que le tenía mucho miedo a sentir. Pasaba todo el tiempo aparentando no sentir nada de la forma en que lo sentía ni por las personas por quienes lo sentía. Jamás daba a demostrar sus sentimientos, le aterraba la idea de que con ello pudieran verle su debilidad como persona.
Tras muchos años disfrazando sus sentimientos para que nadie pudiera sospechar de nada de lo auténtico que habitaba en su corazón, lo único que consiguió fue lastimar mucho a las personas que le brindaban su confianza sin pedir a cambio ni tan siquiera sus horas de compañía y provocó por su actitud muchas lágrimas y muchos momentos de congoja, soledad y confusión, jugó con las estimas y el aprecio de muchas personas y aún así, nunca fue sentenciado, ni aislado, ni obligado a sacrificarse por nadie, vivió su vida tal y como la proyectó, quitándose de encima problemas y personas que no iban con su manera de ser, despreciando otro tipo de sentires que los consideraba inaceptables en su vida, que no eran de su responsabilidad.
Así vivió, rodeado de un estrecho círculo de viejas amistades que no necesitó ampliar pues al conocerles como eran sabía lo que podía esperar de ellos y ellos de él y así se entendian, sin crecer más. De su lado se fueron descolgando personas de gran valía, gente que tocó su vida con la delicada mano de la generosidad, de la fe, de la esperanza. De forma inconsciente se fue escapando a hurtadillas de casi todos los momentos de crecimiento y valor personal que le brindaban en su trayecto de vida y vivió, instalado en sus certezas, muchos años...
Y así pasó el tiempo, horas, días, meses, años...vueltas de años y un buen día, uno de esos días en que no te preguntan si ya quieres partir... en los últimos momentos de una persona postrada en su cama tuvo una visión mágica. Se le apareció un hada, de largos cabellos y mirada plácida que con candidez en la voz le dijo: antes de que te marches me gustaría concederte un deseo: ¿qué quieres pedir?, dime ,¿qué deseas pedir?
El, rodeado por sus familiares más allegados, todos los que le habían sobrevivido y que le tomaban con amorosa actitud de la mano ya con la voz ya muy cansada, el pecho oprimido y tembloroso semblante revestido de muchos años, de muchas experiencias, se quedó pensativo unos instantes, luego consciente de que iba a ser su última voluntad, le dijo al hada:
Quisiera en estos últimos momentos de mi vida estar ahora mismo rodeado de toda esa gente que me quiere y me hizo reir, que mantuvo mi amistad, mi compañía, que compartió momentos divertidos, que se regocijó con mis alegrías... que estuvieron siempre ahí, a mi lado.
El hada interrumpiéndole le dijo: eso es muy general, mucha gente ha pasado por tu vida haciéndote pasar momentos puntuales muy dichosos... concreta un poco más pues sino será dificil no dejarme a alguien en una petición tan extendida y eso sería injusto, soy un hada muy eficiente y me gusta hacer las cosas bien, concreta un poco más, por favor.
Entonces el anciano reflexionando unos momentos, abrazado a su familia, le dijo al hada: quisiera que trajeras ante a mi a cualquier persona de mi vida que me haya querido bien, de forma desinteresada y con el corazón limpio, me gustaría verles a todos aquí.
Concedido dijo el hada posando sus manos de luz sobre la estancia...
Pero cual no fue su sorpresa cuando ante sus ojos aparecieron muy poquitas personas. Allí fueron plantándose, amigos que casi no recordaba, personas que había conocido hacía ya demasiados años y por las que nunca volvió a preguntar, personas que le habían hecho enfadar, reflexionar, dudar, rabiar, preocuparse y llorar, personas a las que nunca valoró en su verdad ni dedicó más de un minuto para reconfortarlas en las penas de sus vidas. Allí aparecieron ante sus ojos personas por él olvidadas que acercándose junto a él, le reconocieron, le abrazaron y le dedicaron una sentida sonrisa diciendo: estamos aquí, gracias por llamarnos.
Y a todas aquellas personas que él imaginaba que vería por última vez... no las vió.
No entiendo... dijo aturdido al ver que se le acercaban personas que con el paso de los años solo podía reconocer su corazón y no sus cansados ojos... no entiendo, repitió.
¿dónde están todos esos amigos que yo tenía, los que siempre me llamaban para tomar copas, los que lo organizaban todo siempre pendientes de mi? ¿dónde estan todos los que complacían mis mínimos deseos? ¿dónde están los que tanto me quisieron, todos esos que nunca me iban a dejar solo?
Entonces el hada con voz apenada le dijo: vaya, lo siento, he debido de entenderte mal... yo solo te he traido a las personas que en tu vida siempre te quisieron bien, los que te ayudaron a crecer y creyeron siempre en ti. Te he traido a las personas que tuvieron en tu vida minutos de pensamiento, amor y amistad... pero dedicados solo a ti. He entendido que querías pasar los últimos momentos de tu vida con personas... que en algún momento de tu extensa vida, rezaron por ti... pidiendo SOLO por tu felicidad.
Entonces el anciano con ojos llororos y emocionados comprendió una terrible lección en los últimos momentos de su vida, se abrazó a sus seres queridos, y en ese minuto concedido descargó de una vez todas sus emociones diciéndoles cuanto les había querido y echado de menos, pidiéndoles perdón, con el corazón abierto por el fuego de unas emociones jamás expresadas y así, abrazado, tranquilo y arropado se dejó llevar suavemente encerrando en sus ojos para siempre una bella imagen de puro amor sentido en todos los rincones de su piel, pues muy pocas eran las personas que rodeaban su cama, pero muchas las manos, las miradas y las lágrimas de amor y cariño con qué lo despidieron
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Nota de autor:
No conviertas tu vida en una triste Cuento de Navidad, pues no hay hada mágica ni deseo extraordinario al final de la vida de una persona. Lo que tengas junto a ti, lo que esté en la distancia pero recubirendo tu corazón y ayudándote a cerrar los ojos en este mundo, pensando solo en ti, será lo conseguido por tu honestidad.
Paz para vuestros corazones en cualquier día del año y un buen Año Nuevo para todos!
Os lo desea siempre Lágrima Azul.
Estrella- Cantidad de envíos : 2057
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sabra- Admin
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maría verónica- Cantidad de envíos : 777
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