CARTA SIN DESTINATARIO
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CARTA SIN DESTINATARIO
CARTA SIN DESTINATARIO
Llega la noche y con ella llega la soledad y mi vida pasa inadvertida ante mis ojos y no hago nada al respecto. Me siento como la barca que va sin rumbo, a la deriva, empujada por las olas sin un destino. Las horas pasan lentamente y soy como un cuadro pintado hace mucho tiempo, exactamente igual, sólo que más opaco.
Las palabras vienen y van por mi mente, pensamientos que no me dejan en paz, preguntas, intrigas, palabras que se transforman en luz y en oscuridad, unas veces robándome imitaciones de sonrisas, otras muchas, arrojándome al más profundo vacío.
Trato de vivir el día a día, trato de reirle a la vida, trato de pisar el suelo, trato de alzar el vuelo, trato de romper barreras, trato de alcanzar los retos, trato de derrumbar obstáculos y no me muevo, sólo pienso. Sólo mis febriles lágrimas se deslizan por mi rostro mientras siento un frío helado en mi cuerpo que traspasa mi piel y penetra mis huesos, es la soledad que una vez más llega a mi encuentro.
Me siento TAN SOLA, TAN IMPOTENTE, TAN TRISTE, quiero salir al encuentro de la vida, quiero abrazarla y no soltarla jamás. Tengo tanto amor para dar y no tengo a quién brindárselo, tengo tanta pasión secándose en mi sangre y no tengo en quién derrocharla, tengo tanta ternura para regalar a manos llenas y sin embargo mis manos están vacías.
En secreto me aferro a pequeñas ilusiones que titilan en un cielo negro, desierto, pero algo muy dentro de mi me dice que esas efímeras ilusiones se irán como la brisa que de reprente azota y luego continúa su paso sin volver atrás.
Quisiera que ALGUIEN pudiera sentir el terrible dolor que estoy sintiendo en este instante, quisiera que ESE ALGUIEN acudiera a mi encuentro aunque sea sólo para leerme. Siento que juego al esconder pero no logro encontrar a nadie y cada vez me alejo más y más de las personas que se ocultan. Quisiera que esas personas, al menos UNA me quitara la venda de los ojos, me abrace fuertemente contra su pecho, me mire con ternura y sin pronunciar una sóla palabra me haga sentir que mi soledad llegó a su final. Que sea capaz de darme la bienvenida a su vida.
Vivo una vida muy triste, de apariencias, me siento como la princesa que tiene un hermoso castillo y no es feliz, me siento como el rey que tiene muchas personas a su alrededor para satisfacer todos sus caprichos y aún así se siente solo. Me siento como el ave que ha volado por tanto tiempo, ha perdido el rumbo y como resultado se siente débil, enfermo, triste, confundido, siente que en cualquier momento sus alas se quebrarán y se desplomará, y nunca más emprenderá el vuelo.
Pretendo realizar una fantasía, vivir una locura para llenar mi vida de emoción, de aventura, pero me pregunto: ¿Qué sucederá después cuando termine la aventura?, ¿Cómo enfrentaré la vida?, ¿Mis manos continuarán vacías?, ¿Mi corazón sediento de amor continuará latiendo a medias?
Constantes cambios de ánimos me aturden, es lógico, me siento muy sola, siento que deambulo por un laberinto sin salida. Trato de sonreirle a la vida y mis indiscretos ojos no dejan de revelar el dolor que anida en mi pecho. Trato de cambiar mi entorno y termino sin hacer nada, sólo mirando sin mirar, contemplando un punto en la nada del tiempo que se escapa de mis manos irremediablemente.
Por momentos, se escapan palabras de mis pensamientos y mis labios las pronuncian mientras mi vista se pierde en la nada y me pregunto: ¿Dónde estás? ¿Qué estarás haciendo? ¿Qué pensará el hombre que se supone está destinado para mi? ¿Cómo es posible que en mi pecho palpite tanto amor, que mi sangre hierva de pasión y no tenga a mi lado en quién derrochar toda esa fuerza que se desborda de mis poros, de mi alma, de mi esencia de mujer apasionada?
¡Si tan sólo pudiera ver tu rostro!, ¡Si tan sólo pudiera sentir tu olor!, ¡Si tan sólo pudiera sentir tu respiración!, ¡Si tan sólo pudieras calmar el frío con tu calor!, ¡Si tan sólo pudiera escuchar tus susurros en mi oído!, ¡Si tan sólo pudieras llenar mis espacios vacíos! Pero estás tan lejos o tan cerca que no te puedo ver. Pero estás tan callado que no te puedo escuchar. Pero estás tan distraído que no me puedes ver.
IMPOSIBLES, SIIIIII, imposibles me desean, me escriben palabras, poemas, diciéndome todo lo que quisieran vivir conmigo, pero son IMPOSIBLES, están casados o están muy lejos, son muy jóvenes o tienen una vida propia y no se atreven a correr riesgos, no se lanzan a la aventura, a emprender este maratón llamado vida juntos, mano a mano, en las buenas y en las malas. IMPOSIBLES que me lo ofrecen todo y no me ofrecen nada. Castillos en el aire, hadas madrinas moradas, príncipes de sangre azul, carruajes de nubes que se esfuman con el viento, en fin, NADA mientras la implacable vida sigue su curso.
Con una pizca de envidia, veo como otros pueden rehacer sus vidas, encontrando AL FIN a esa persona que ilumina su vida, la completa, y me pregunto: ¿Dónde está mi cincuenta, mi media naranja, mi alma gemela?
¿Dónde está el que tiene el derecho a disfrutar mis besos, de llenar su boca con mis pechos, el que se estremecerá con mis caricias? ¿Dónde está el que saciará su sed con mi manantial? ¿Por qué no llega el refugiado de mi pecho? ¿Qué le ha pasado al hombre que navegará en mi mar y penetrará en lo más profundo de mi guarida?
Mi rostro se ha vuelto tirante, las lágrimas que brotaban sin cesar se han secado con la brisa artificial del aire acondicionado, mis ojos están sellados, cansados, se rinden por la ausencia de ese amor que no llega. Ese amor que es esperado con ansias, un amor bañado en fantasías, versos y una vela blanca con la esperanza de que algún día llegará para salvarme, para salvarlo, para entregarnos y amarnos por completo siendo uno sólo en cuerpo, alma y corazón.
Si supieras CUANTO TE NECESITO correrías a mi encuentro como el niño que corre a los brazos de su madre por consuelo, porque no existe un lugar más seguro que ese, esos brazos que le entregan todo sin pedir nada. Así son mis brazos, aunque no han dejado de estar extendidos, aún no hay quién acuda a ellos.
¿Es que soy la única persona en este mundo que se siente sola?
¿Dónde estás? TU, a quién le pertenecen mis latidos, TU, el que me robará los gemidos más profundos y me llevará a volar a un nuevo cielo, donde seremos uno. TU, ese que me acompañará en mis momentos de debilidad, que no me abandonará cuando mi salud se quiebre, aquél que me cuidará con ternura cuando los años me hayan ganado la batalla.
¿DONDE ESTAS AMOR MIO?,
¡¡ TE NECESITO !!
Por siempre,
LA MUJER QUE ESPERA POR TI
RAYO DE LUNA
Roana Varela- Moderadora
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