Mocita (Cuento)....
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Mocita (Cuento)....
Mocita....
Había una vez un jardín tan bello,
con mucha vegetación, hermosas flores
de diferentes colores, rosas, jazmines,
margaritas, donde se puede aspirar el aroma
de las flores, en el centro hay una pila
pequeña hecha de cantera en la casa de la
abuela Jofi.
Cada día que le visitaban las nietas corrían
para adentrarse en ese maravilloso mundo
que alegraba la vista, pero cierto día,
una de ellas descubrió una ranita entre la
vegetación que al verse descubierta empezó a
saltar para ocultarse, aunque ese día ya no
volvieron a verla.
Al siguiente fin de semana las niñas estaban
tan ilusionadas con la visita a su abuela Jofi,
habían hecho el pacto de buscar en todo el
jardín hasta encontrar a la ranita, así que
cuando llegaron, saludaron a su abuela,
corriendo directo al jardín.
Revisaron cada árbol, cada planta, incluyendo las
flores, no logrando dar con la ranita, volvieron
al lado de su abuela tristes, y cuando ella les
pregunto:
¿Encontraron lo que buscaban?
Todas al unisono respondieron un simple no, sin
notar la mirada picara y la sonrisa de su abuela,
ella las tomo de la mano para llevarlas de nuevo
al jardín, directamente a la pequeña pila donde
nadaba feliz la ranita.
Sus ojos se iluminaron al verla, aceptando
que no habían buscado en ese lugar, decidieron
ponerle un nombre y tras muchos desacuerdos,
fue la abuela quien le puso Mocita tomándola
en sus manos para sacarla de la pila, explicando,
que como estaba pequeñita le ayudaban a que
pudiera nadar en la pila..
Que el jardinero tenía ese encargo hasta que ella
creciera mas y Mocita pudiera sola entrar
y salir en la pila.
Fue creciendo el acercamiento y afecto entre
la ranita y las niñas, que le fueron viendo crecer
y hacerse adulta, ellas se recostaban en el césped
y rápido se subía Mocita sobre ellas,
ya no tenían que buscarla, bastaba que ellas
llegaran y Mocita aparecía.
El recuerdo de Mocita,la pequeña ranita verde,
con sus ojitos rojos, patitas raras, que hacía
extraños sonidos, que un día encontraron en el
jardín de la abuela Jofi, vivirá por siempre
en el corazón de las niñas.
Y colorín colorado, este cuento ha terminado.
© Hamuleto ®
Había una vez un jardín tan bello,
con mucha vegetación, hermosas flores
de diferentes colores, rosas, jazmines,
margaritas, donde se puede aspirar el aroma
de las flores, en el centro hay una pila
pequeña hecha de cantera en la casa de la
abuela Jofi.
Cada día que le visitaban las nietas corrían
para adentrarse en ese maravilloso mundo
que alegraba la vista, pero cierto día,
una de ellas descubrió una ranita entre la
vegetación que al verse descubierta empezó a
saltar para ocultarse, aunque ese día ya no
volvieron a verla.
Al siguiente fin de semana las niñas estaban
tan ilusionadas con la visita a su abuela Jofi,
habían hecho el pacto de buscar en todo el
jardín hasta encontrar a la ranita, así que
cuando llegaron, saludaron a su abuela,
corriendo directo al jardín.
Revisaron cada árbol, cada planta, incluyendo las
flores, no logrando dar con la ranita, volvieron
al lado de su abuela tristes, y cuando ella les
pregunto:
¿Encontraron lo que buscaban?
Todas al unisono respondieron un simple no, sin
notar la mirada picara y la sonrisa de su abuela,
ella las tomo de la mano para llevarlas de nuevo
al jardín, directamente a la pequeña pila donde
nadaba feliz la ranita.
Sus ojos se iluminaron al verla, aceptando
que no habían buscado en ese lugar, decidieron
ponerle un nombre y tras muchos desacuerdos,
fue la abuela quien le puso Mocita tomándola
en sus manos para sacarla de la pila, explicando,
que como estaba pequeñita le ayudaban a que
pudiera nadar en la pila..
Que el jardinero tenía ese encargo hasta que ella
creciera mas y Mocita pudiera sola entrar
y salir en la pila.
Fue creciendo el acercamiento y afecto entre
la ranita y las niñas, que le fueron viendo crecer
y hacerse adulta, ellas se recostaban en el césped
y rápido se subía Mocita sobre ellas,
ya no tenían que buscarla, bastaba que ellas
llegaran y Mocita aparecía.
El recuerdo de Mocita,la pequeña ranita verde,
con sus ojitos rojos, patitas raras, que hacía
extraños sonidos, que un día encontraron en el
jardín de la abuela Jofi, vivirá por siempre
en el corazón de las niñas.
Y colorín colorado, este cuento ha terminado.
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