LA DIVINA COMEDIA: EL INFIERNO: CANTO XXIV
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LA DIVINA COMEDIA: EL INFIERNO: CANTO XXIV
LA DIVINA COMEDIA: EL INFIERNO: CANTO XXIV
En aquella parte del año joven, cuando
el Sol su cabellera templa bajo Acuario,
y ya las noches media jornada van durando,
cuando la escarcha sobre la tierra imita
la blanca imagen de su hermanita,
y poco dura al calor su resistencia,
el campesino, a quien el pienso falta,
se alza y mira, y al ver los campos
todos de blanco, se hiere el anca,
y vuelve a casa, y aquí y allá se lamenta
como el pobrecillo que nada sabe qué hacer;
mas luego ríe y recupera la esperanza,
viendo que el mundo cambia la cara
en pocas horas, y entonces toma el cayado
y afuera las ovejillas a pacer saca.
Así confuso me dejó el maestro
cuando lo vi con la frente tan turbada,
y luego de pronto al mal puso remedio;
porque, llegados al puente devastado,
el Conductor a mi volvióse con aquel guiño
dulce que antes había visto al pie del monte.
Abrió los brazos, luego de algún consejo
madurado haber consigo mirando
bien aquella ruina, y me tomó en los brazos.
Y como aquel que obra como valora,
y sabe prever lo que adelante tiene,
así, levantándome arriba hacia la cima
de una roca, acechaba otro asidero
diciendo: De aquel te agarres
probando antes si es tal que te resista.
No era camino para ir vestido de capa,
pues apenas, él leve y yo empujando,
podíamos subir de asa en asa.
Y si no fuera que de este circuito
del anterior era más breve la cuesta,
no sé si él, mas yo acabaría vencido.
Pero como Malebolge hacia la boca
del profundo abismo está inclinada,
resulta que de cada valle el espacio
una margen eleva y la otra agacha;
al fin llegamos a el alta punta
donde la última piedra se desgarra.
Tanto el aliento de los pulmones me faltaba
cuando allí llegué, que más ya no podía,
y me senté en la más cercana junta.
Es oportuno que abandones ahora la pereza,
dijo el maestro, porque sentado en plumas
a la fama no se llega, ni en descansado lecho;
y quien su vida sin fama consuma
tal vestigio de sí deja en la tierra
como en aire el humo y en agua la espuma.
Vamos pues levántate; vence el desgano
con la pujanza que toda batalla gana,
si el peso del cuerpo no la desarma.
Más larga escala nos espera;
no basta haber partido de este abismo.
Si es que me entiendes, y haz que te valga.
Me alcé entonces, mostrándome dueño
de aliento mayor del que tenía,
y dije: Ve, que ya estoy fuerte y atrevido.
Sobre el saliente retomamos el camino
que era escabroso, estrecho y fatigoso,
y empinado mucho más que el ya cruzado.
Charlando iba yo por no mostrarme medroso;
cuando una voz salió del foso airada
que no lograba formar claras palabras.
No entendí lo que decía, bien que sobre el dorso
ya estaba del arco que por allí traspasa;
mas el que hablaba parecía movido de ira.
Me incliné, pero los ojos de un vivo
no podían alcanzar el fondo por oscuro,
por lo que dije: Maestro haz que te llegues
al otro foso y desmontemos este muro;
porque de aquí oigo y no entiendo,
y de igual modo miro y no veo.
Otra respuesta, me dijo, no te daré
sino el hacerlo; que a la demanda honesta
ha de seguir el cumplido en silencio.
Descendimos del puente por la testa
donde se une a la octavo orilla,
y entonces la fosa fue manifiesta;
y vi adentro una terrible masa
de serpientes, y de raleas tan diversas
cuya memoria la sangre aún me hiela.
Que no se ufane Libia más de su arena
que si quelidras, yáculos y faras
produce, y cencros y anfisbenas,
que pestilencias tantas ni tan malas
mostró nunca jamás junto a Etiopía,
ni del mar Rojo a la región que hay más arriba.
Por este enjambre amargo y espantoso
corrían gentes desnudas y aterradas
sin esperanza de refugio ni heliotropo.
Sierpes atábanles las manos en la espalda
y clavábanle la cola en los riñones
y en la testa, y se apiñaban por delante.
Y sobre uno que cerca de nuestra roca estaba
se lanzó una serpiente y lo clavó
allí donde el cuello se anuda con la espalda.
No tan velozmente ni O ni I se escriben,
que se inflamó y ardió, y entero en cenizas
cayendo fue obligado a reducirse;
y luego de quedar por tierra así deshecho,
juntóse el polvo de nuevo por sí mismo
y volvió al punto a ser lo que antes era.
Así los grandes sabios confiesan
que el fénix muere y ya renace,
cuando el año quinientos se aproxima;
ni hierba ni heno en vida pace
mas sólo incienso, lágrimas y amomo,
y nardo y mirra son su última mortaja.
Y como aquel que cae sin saber cómo,
por fuerza de demonio que al suelo lo derriba,
o por otro impedimento que rinde al hombre,
y cuando vuelve en si, y en torno mira
confuso todo por la angustia grande
que ha sufrido, y pensativo suspira:
tal estaba el pecador que levantado se había.
¡Oh justicia de Dios, cuánto eres severa
que así golpeas para ejecutar la venganza!
Mi Conductor le preguntó quién era;
y él respondió: Yo lloví desde Toscana,
poco tiempo ha, en esta garganta fiera.
Vida bestial me plugo, que no humana,
como es del mulo que yo fui; soy Vanni Fucci,
bestia, y Pistoya fue mi digna madriguera.
Y yo a mi Conductor : Dile que no escape,
y pregúntale qué delito aquí lo despeñó
pues yo lo vi hombre de sangre y de violencia.
Y el pecador, que me oyó, no se detuvo,
volvióme el rostro y la mirada,
de triste vergüenza coloreado;
luego dijo: Me duele más que me has hallado
en la miseria en que me miras,
que cuando fui de la otra vida privado.
No puedo negarme a lo que pides:
aquí abajo estoy sumido porque fui ladrón
de la sacristía de hermosos ornamentos,
de lo que falsamente fue acusado otro.
Pero para que de esta vista no te goces,
si acaso llegas a salir de estos sombríos lares,
abre las orejas a mis anuncios, y oye.
Pistoya primero de Negros enflaquece;
luego Florencia renueva gente y modos.
Trae Marte vapor del Valle de Magra
envuelto en negras nubes;
y con borrasca impetuosa y amarga
sobre el Campo Piceno cría combate;
cuando de pronto se disipará la niebla
de tal modo que todo Blanco será herido.
Esto te lo he dicho para que te duela.
Dante Alighieri
Marcela Noemí Silva- Admin
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sabra- Admin
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Re: LA DIVINA COMEDIA: EL INFIERNO: CANTO XXIV
Un gran escrito, gracias por compartir.
Saludos
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Re: LA DIVINA COMEDIA: EL INFIERNO: CANTO XXIV
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"El amor es la razón del corazón"
sabra- Admin
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