Mi Mascota Favorita
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Mi Mascota Favorita
Mi Mascota Favorita.
(Cuentos para Mis Hijas.-2)
Desde niño siempre me gustó mucho ir a la finca de mi tío José. El cuidaba muy bien de aquella tierra, tenía muchas hortalizas sembradas y estaba llena de árboles frutales muy deliciosos. Tenía de muchas frutas como los mangos, las guayabas, varias líneas de fruta bomba, mamey, melones de agua, aguacates, plátanos verdes grandes y también plátanos de fruta muy dulces cuando se maduraban. También tenía arboles de lima y naranjas valencia muy dulces al paladar y todo el lindero de la finca era de matas de coco que tenían un agua bien dulce y agradable. Yo arrancaba algunos de ellos y se los llevaba a mi mama porque ella decía que 'el agua del coco era muy buena para los riñones'.
La finca no estaba lejos de la carretera que iba para el pueblo donde me crie, solo unos cuantos campos de cultivo de caña de azúcar y ya llegabas a su finca. La casa de mis tíos estaba a la entrada del lugar y por un lado de la finca corría un hermoso rio que siempre estaba lleno de agua cristalina y que yo aprovechaba cada vez que iba a visitarlos para dame un chapuzón. Me recuerdo que había un recodo en el rio, donde hacia una curva y entonces entraba para la finca de al lado que era también de un hermano de él, pero José era mi tío favorito, siempre me estaba haciendo regalos y comía de todas las frutas que él tenía ya recogidas para llevarlas a vender al pueblo.
Mi tío José tenía una pareja de perros raza pastor alemán, de muy hermosa pelambre, bellísimos, como de un tono medio gris con algo de almendra en el lomo y algunas líneas de negro, pero estas líneas no eran muchas. Entonces la hembra quedo en estado para tener perritos y yo le pedí a mi tío que me regalara uno, él me dijo:
- "Cuando la perrita ya dé a luz te voy a llamar para que vengas y escojas uno de los cachorritos".
Y así fue, tuvo cuatro perritos y una sola hembra, pero esta última era más bella que los demás hermanitos, toda gris de pelos bien suaves y en el lomo tenía una sombra de color negro, en la cara y en el hocico tenía algo de color almendra y blanco, ese mismo día la lleve para mi casa, le puse por nombre Gabriela.
Gaby se crio al lado mío como si fuéramos dos gemelos y siempre iba donde yo estuviese, me esperaba detrás de la puerta de casa para cuando llegara de la escuela y todos los fines de semana estábamos en la finca para que ella viera a sus padres y también nadábamos juntos en el rio. Que delicioso pasábamos el día por allá!.
Precisamente al borde de donde el rio hacia el recodo, había un árbol grande que daba más sombra que los demás que estaban alrededor del rio y estaba medio inclinado hacia el rio, sus raíces aéreas le daban un toque de más hermosura y belleza a este colosal árbol. Allí teníamos amarrada de una soga, una goma de caucho y yo me entretenía en balancearme sobre la goma y lanzarme de cabeza para el rio y cuando me tiraba cortaba el agua con mis manos dirigiéndolas hacia arriba para rápidamente subir a la superficie y no darme golpe con el lecho del rio. Varios metros después del recodo había un pequeño salto en el terreno y caía sobre unas grandes piedras negras el agua haciendo como una pequeña catarata de unos dos o tres metros de alto para entrar en la finca de Francisco, el otro tío mío, colindante a la finca de tío José.
Al pasar el tiempo, tal vez como un año o algo así, un fin de semana que fuimos Gabriela y yo a la finca. Allá arriba hacia el nacimiento del rio, había llovido bastante unas dos horas antes de nosotros llegar allí. Como siempre salude a mis tíos, me cambie de ropa y me fui con mi mascota para el rio a nadar y jugar con ella, pero para sorpresa mía, al rato de estar nadando, el agua comenzó a subir de nivel y la corriente se hacía algo mas rápida, como no era tan lenta al principio, no me di cuenta de esto. Al pasar una hora ya la corriente era mucho mayor y a mí me daba ya trabajo para regresar al árbol y treparme de nuevo sobre el para volverme a tirar. Entonces con mucho esfuerzo, por última vez en ese día, llegue al árbol y pude salir del agua. Gabriela estaba enseguida al lado mío, pero ya ella no quería tirarse más, parece que su instinto animal le decía que había algo fuera de lo normal en el rio que seguía subiendo de nivel y aumentaba la velocidad del agua. Yo me quede mirando de donde venía el rio, pero no le di importancia a esto, me pare de nuevo en la parte del árbol que usaba como trampolín y zas. me lance de nuevo al rio.
Desde que toque el agua, note que la presión de la corriente me empujaba hacia la otra orilla y muy rápido me llevo casi hasta el salto que estaba a unos pocos metros de mí, entonces con mi agilidad de nadador trate de cortar la corriente del rio en diagonal, atravesándolo de lado para no ir completamente de frente a la corriente, pero el rio había crecido mucho y estaba cada vez más rápido, más profundo, el agua de la tormenta que había ocurrido como hacia unas tres o cuatro horas estaba llegando allí en ese instante a toda fuerza y plenitud.
Trate de mirar a los lados a ver si había algo del cual podía agarrarme, pero no encontré nada a mano, entonces mire para la goma que estaba colgada del árbol,.. me quedaba muy distante, sobre el árbol ladrando a puro pulmón estaba mi Gabriela, muy nerviosa mirando lo que me estaba pasando. Entonces le grite:
- "Gaby tráeme a mi tío, ve a buscarlo".
Ella enseguida entendió que yo estaba en apuros y que necesitaba ayuda de alguien. Rápidamente trato de correr hacia la casa del tío, pero al momento freno y regreso al lugar donde estaba antes y siguió ladrando aun con más ansiedad.
'Esta perra boba no entendió lo que le dije',.. Pensé,.. y le volví a gritar lo mismo:
- "Gaby, ve a buscarme al tío para que me ayude".
Pero ella seguía allí sin quitarme la vista de encima. Yo ya me estaba cansando de bracear y dar manotazos contra el agua para mantenerme a flote, cada minuto que pasaba la corriente iba aumentando y la profundidad también. Entonces se me ocurrió una segunda idea y le grite:
- "Gaby, zafa la soga y tráeme la goma por el costado del rio".
Por un instante dude de que me hubiese entendido, pero allí estaba Gaby, ponía su cabeza de lado, dejo de ladrar y como dando un brinco de comprensión, se dirigió a donde estaba amarrada la soga de una de las ramas del árbol y con sus dientes comenzó a aflojar y masticar la soga para zafarla.
Al cabo de unos instantes ya la soga estaba suave y ella podía dominarla pero cuando por fin se zafó la soga, el peso de la goma fue mayor que la agilidad que ella uso para tratar de sostener la soga entre sus dientes, y la goma cayo en el agua. Sin pensarlo mucho, casi a la misma vez, cayendo la goma, ella también se tiró al agua para tratar de capturar la soga, entonces en menos de un segundo lo logro,. pero y ahora como haría ella para darme la goma y salir del rio crecido?.
Nuevamente su instinto animal conservador la movió para hacer lo correcto. Tomo la soga como mejor pudo entre sus dientes y aunque la corriente ya comenzaba a llevársela a ella también, comenzó a pataletear lo más fuerte que pudo de una forma indirecta hacia donde yo estaba. Llego hasta mi en unos instantes que me parecieron los minutos más largos de mi vida. Yo sujete la goma con una de mis manos y a Gaby con mi otra mano para que la corriente no la arrastrara, entonces ambos nos agarramos de la goma y yo comencé a pataletear también diagonalmente hacia la orilla y poco a poco fuimos ganando distancia hasta que pude agarrar una de las raíces colgantes del árbol y pude sujetarme firmemente para poder salir de aquel rio que se había convertido en algo peligroso para los dos.
Entonces trate de darle unas vueltas a la soga sobre la raíz del árbol pero me fue imposible hacerlo. Al momento pensé sacar a Gaby del rio, ya ella estaba muy cansada por el esfuerzo inmenso que había realizado al traerme la soga con la goma atada, así que no dude y la empuje por sus patas traseras sobre la raíz del árbol y ella pudo a duras penas trepar y llegar al árbol. Cuando ya vi que se subió y que estaba segura fuera del rio, tuve que dejar la goma, soltarla y treparme yo también sobre la raiz del árbol para llegar a salirme del crecido rio. En cuanto hice esto, la goma siguió su rumbo llevada por la corriente del rio y se fue directamente a estrellar al pequeño salto sobre las grandes piedras negras, que ya era más que suficientemente alto como para tragarme por completo si yo hubiese sido llevado también por el rio.
Ya salido del árbol en la tierra seca de al lado del rio, no pude más que abrazarme a Gabi y ella moviendo su cola a un ritmo rápido también me abrazo y me lamio la cara por un buen rato, llena de alegría y de emoción. Yo, al igual que Gaby, estaba muy contento de que ella hubiese estado allí junto a mí y que ella me hubiera ayudado como lo hizo de esa manera. Gabriela me había salvado la vida!.
Paso el tiempo y ella tuvo cachorritos y más peritos, he cuidado de otros animalitos, he tenido palomas, periquitos, chihuahuas, e incluso pude realizar una cría de gallinas bien grande de dos polluelos que compre y los lleve para la finca de tío José y allí se hicieron muchos pollos, gallos y gallinas.
Pero de todos los animalitos que he tenido, Gabriela, mi Gaby, ha sido al que más he querido.
Gaby fue y siempre será, Mi Mascota Favorita!
Autor: Jorge Rodriguez
(Cuentos para Mis Hijas.-2)
Desde niño siempre me gustó mucho ir a la finca de mi tío José. El cuidaba muy bien de aquella tierra, tenía muchas hortalizas sembradas y estaba llena de árboles frutales muy deliciosos. Tenía de muchas frutas como los mangos, las guayabas, varias líneas de fruta bomba, mamey, melones de agua, aguacates, plátanos verdes grandes y también plátanos de fruta muy dulces cuando se maduraban. También tenía arboles de lima y naranjas valencia muy dulces al paladar y todo el lindero de la finca era de matas de coco que tenían un agua bien dulce y agradable. Yo arrancaba algunos de ellos y se los llevaba a mi mama porque ella decía que 'el agua del coco era muy buena para los riñones'.
La finca no estaba lejos de la carretera que iba para el pueblo donde me crie, solo unos cuantos campos de cultivo de caña de azúcar y ya llegabas a su finca. La casa de mis tíos estaba a la entrada del lugar y por un lado de la finca corría un hermoso rio que siempre estaba lleno de agua cristalina y que yo aprovechaba cada vez que iba a visitarlos para dame un chapuzón. Me recuerdo que había un recodo en el rio, donde hacia una curva y entonces entraba para la finca de al lado que era también de un hermano de él, pero José era mi tío favorito, siempre me estaba haciendo regalos y comía de todas las frutas que él tenía ya recogidas para llevarlas a vender al pueblo.
Mi tío José tenía una pareja de perros raza pastor alemán, de muy hermosa pelambre, bellísimos, como de un tono medio gris con algo de almendra en el lomo y algunas líneas de negro, pero estas líneas no eran muchas. Entonces la hembra quedo en estado para tener perritos y yo le pedí a mi tío que me regalara uno, él me dijo:
- "Cuando la perrita ya dé a luz te voy a llamar para que vengas y escojas uno de los cachorritos".
Y así fue, tuvo cuatro perritos y una sola hembra, pero esta última era más bella que los demás hermanitos, toda gris de pelos bien suaves y en el lomo tenía una sombra de color negro, en la cara y en el hocico tenía algo de color almendra y blanco, ese mismo día la lleve para mi casa, le puse por nombre Gabriela.
Gaby se crio al lado mío como si fuéramos dos gemelos y siempre iba donde yo estuviese, me esperaba detrás de la puerta de casa para cuando llegara de la escuela y todos los fines de semana estábamos en la finca para que ella viera a sus padres y también nadábamos juntos en el rio. Que delicioso pasábamos el día por allá!.
Precisamente al borde de donde el rio hacia el recodo, había un árbol grande que daba más sombra que los demás que estaban alrededor del rio y estaba medio inclinado hacia el rio, sus raíces aéreas le daban un toque de más hermosura y belleza a este colosal árbol. Allí teníamos amarrada de una soga, una goma de caucho y yo me entretenía en balancearme sobre la goma y lanzarme de cabeza para el rio y cuando me tiraba cortaba el agua con mis manos dirigiéndolas hacia arriba para rápidamente subir a la superficie y no darme golpe con el lecho del rio. Varios metros después del recodo había un pequeño salto en el terreno y caía sobre unas grandes piedras negras el agua haciendo como una pequeña catarata de unos dos o tres metros de alto para entrar en la finca de Francisco, el otro tío mío, colindante a la finca de tío José.
Al pasar el tiempo, tal vez como un año o algo así, un fin de semana que fuimos Gabriela y yo a la finca. Allá arriba hacia el nacimiento del rio, había llovido bastante unas dos horas antes de nosotros llegar allí. Como siempre salude a mis tíos, me cambie de ropa y me fui con mi mascota para el rio a nadar y jugar con ella, pero para sorpresa mía, al rato de estar nadando, el agua comenzó a subir de nivel y la corriente se hacía algo mas rápida, como no era tan lenta al principio, no me di cuenta de esto. Al pasar una hora ya la corriente era mucho mayor y a mí me daba ya trabajo para regresar al árbol y treparme de nuevo sobre el para volverme a tirar. Entonces con mucho esfuerzo, por última vez en ese día, llegue al árbol y pude salir del agua. Gabriela estaba enseguida al lado mío, pero ya ella no quería tirarse más, parece que su instinto animal le decía que había algo fuera de lo normal en el rio que seguía subiendo de nivel y aumentaba la velocidad del agua. Yo me quede mirando de donde venía el rio, pero no le di importancia a esto, me pare de nuevo en la parte del árbol que usaba como trampolín y zas. me lance de nuevo al rio.
Desde que toque el agua, note que la presión de la corriente me empujaba hacia la otra orilla y muy rápido me llevo casi hasta el salto que estaba a unos pocos metros de mí, entonces con mi agilidad de nadador trate de cortar la corriente del rio en diagonal, atravesándolo de lado para no ir completamente de frente a la corriente, pero el rio había crecido mucho y estaba cada vez más rápido, más profundo, el agua de la tormenta que había ocurrido como hacia unas tres o cuatro horas estaba llegando allí en ese instante a toda fuerza y plenitud.
Trate de mirar a los lados a ver si había algo del cual podía agarrarme, pero no encontré nada a mano, entonces mire para la goma que estaba colgada del árbol,.. me quedaba muy distante, sobre el árbol ladrando a puro pulmón estaba mi Gabriela, muy nerviosa mirando lo que me estaba pasando. Entonces le grite:
- "Gaby tráeme a mi tío, ve a buscarlo".
Ella enseguida entendió que yo estaba en apuros y que necesitaba ayuda de alguien. Rápidamente trato de correr hacia la casa del tío, pero al momento freno y regreso al lugar donde estaba antes y siguió ladrando aun con más ansiedad.
'Esta perra boba no entendió lo que le dije',.. Pensé,.. y le volví a gritar lo mismo:
- "Gaby, ve a buscarme al tío para que me ayude".
Pero ella seguía allí sin quitarme la vista de encima. Yo ya me estaba cansando de bracear y dar manotazos contra el agua para mantenerme a flote, cada minuto que pasaba la corriente iba aumentando y la profundidad también. Entonces se me ocurrió una segunda idea y le grite:
- "Gaby, zafa la soga y tráeme la goma por el costado del rio".
Por un instante dude de que me hubiese entendido, pero allí estaba Gaby, ponía su cabeza de lado, dejo de ladrar y como dando un brinco de comprensión, se dirigió a donde estaba amarrada la soga de una de las ramas del árbol y con sus dientes comenzó a aflojar y masticar la soga para zafarla.
Al cabo de unos instantes ya la soga estaba suave y ella podía dominarla pero cuando por fin se zafó la soga, el peso de la goma fue mayor que la agilidad que ella uso para tratar de sostener la soga entre sus dientes, y la goma cayo en el agua. Sin pensarlo mucho, casi a la misma vez, cayendo la goma, ella también se tiró al agua para tratar de capturar la soga, entonces en menos de un segundo lo logro,. pero y ahora como haría ella para darme la goma y salir del rio crecido?.
Nuevamente su instinto animal conservador la movió para hacer lo correcto. Tomo la soga como mejor pudo entre sus dientes y aunque la corriente ya comenzaba a llevársela a ella también, comenzó a pataletear lo más fuerte que pudo de una forma indirecta hacia donde yo estaba. Llego hasta mi en unos instantes que me parecieron los minutos más largos de mi vida. Yo sujete la goma con una de mis manos y a Gaby con mi otra mano para que la corriente no la arrastrara, entonces ambos nos agarramos de la goma y yo comencé a pataletear también diagonalmente hacia la orilla y poco a poco fuimos ganando distancia hasta que pude agarrar una de las raíces colgantes del árbol y pude sujetarme firmemente para poder salir de aquel rio que se había convertido en algo peligroso para los dos.
Entonces trate de darle unas vueltas a la soga sobre la raíz del árbol pero me fue imposible hacerlo. Al momento pensé sacar a Gaby del rio, ya ella estaba muy cansada por el esfuerzo inmenso que había realizado al traerme la soga con la goma atada, así que no dude y la empuje por sus patas traseras sobre la raíz del árbol y ella pudo a duras penas trepar y llegar al árbol. Cuando ya vi que se subió y que estaba segura fuera del rio, tuve que dejar la goma, soltarla y treparme yo también sobre la raiz del árbol para llegar a salirme del crecido rio. En cuanto hice esto, la goma siguió su rumbo llevada por la corriente del rio y se fue directamente a estrellar al pequeño salto sobre las grandes piedras negras, que ya era más que suficientemente alto como para tragarme por completo si yo hubiese sido llevado también por el rio.
Ya salido del árbol en la tierra seca de al lado del rio, no pude más que abrazarme a Gabi y ella moviendo su cola a un ritmo rápido también me abrazo y me lamio la cara por un buen rato, llena de alegría y de emoción. Yo, al igual que Gaby, estaba muy contento de que ella hubiese estado allí junto a mí y que ella me hubiera ayudado como lo hizo de esa manera. Gabriela me había salvado la vida!.
Paso el tiempo y ella tuvo cachorritos y más peritos, he cuidado de otros animalitos, he tenido palomas, periquitos, chihuahuas, e incluso pude realizar una cría de gallinas bien grande de dos polluelos que compre y los lleve para la finca de tío José y allí se hicieron muchos pollos, gallos y gallinas.
Pero de todos los animalitos que he tenido, Gabriela, mi Gaby, ha sido al que más he querido.
Gaby fue y siempre será, Mi Mascota Favorita!
Autor: Jorge Rodriguez
Roana Varela- Moderadora
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maría verónica- Cantidad de envíos : 777
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