Sueño oscuro
3 participantes
Página 1 de 1.
Sueño oscuro
Sueño oscuro
Cuando desperté estaba todo en penumbras. El silencio invadía la habitación y se escapaba por la ventana, esa que no podía ver. Me levanté tanteando los elementos de la pieza hasta que llegué a la puerta que comunica con el pasillo hasta el baño. No se me ocurrió saber la hora hasta que sentí ese mareo. Tampoco en esos segundos anteriores se me ocurrió preguntarme por qué tanto silencio, por qué tanta oscuridad.
Me había acostado a dormir la siesta. Eran las dos en punto de la tarde. Había dejado los platos limpios luego de almorzar. Cansado por las seis horas de trabajo, creo no haber estado más de un minuto pensando antes de quedar profundamente dormido. Un sueño molesto, con imágenes revoloteando en mi cabeza, recordando cosas que aún debía hacer. Las que no sabría si estaba a tiempo de realizar, ya que no sabía en qué tiempo me encontraba.
Llegué hasta el baño, usé el inodoro y la cadena de drenaje hizo fluir el agua que me aturdió un poco. Cortó esa ausencia de voces que tan inquieta ponía a mi cabeza.
Pude caminar sin tropezar hasta la puerta que daba al patio. Más oscuridad. No distinguía el tapial, tampoco veía un cielo. Todo era un todo, negro.
Prendiendo la luz de la cocina pude ver entonces el reloj de pared, que marcaba las ocho de la noche. Pensé. Calculé horas. ¿Cómo era que había dormido seis horas seguidas a la tarde? El resto de los de la casa no estaban. ¿Dónde entonces?
Caminé hasta el comedor mientras encendía luces por el camino. Y de repente, desperté.
Todo estaba oscuro. El silencio invadía mi habitación. Fluía en mis oídos un zumbido que me atontecía, mientras no llegaba a encontrarme en un tiempo determinado. Aunque sí sabía que era mi habitación. ¿Estaba ciego? Caminé entre lo negro para llegar al baño y darme cuenta que la luz no encendía. Tampoco mi reacción de la siesta. ¿Era aún hora de la siesta?
Aún entre el sueño y el despertar, entendí que no llegaría nunca a comprender si estaba o no despierto. Pensando o viendo pasar unas ideas por voluntad de un tercero.
Fui directamente hasta la puerta del patio y espié por la ventana. Nada.
Pero se encendía en ese instante una luz de la casa. En el comedor. La iluminación me rozaba la espalda. Era mi nieto, llegaba tras sus clases. Luego que me saludara le pregunté la hora.
- “Aún no es la hora” – Me respondió.
Volví a despertar.
-Nante-
Cuando desperté estaba todo en penumbras. El silencio invadía la habitación y se escapaba por la ventana, esa que no podía ver. Me levanté tanteando los elementos de la pieza hasta que llegué a la puerta que comunica con el pasillo hasta el baño. No se me ocurrió saber la hora hasta que sentí ese mareo. Tampoco en esos segundos anteriores se me ocurrió preguntarme por qué tanto silencio, por qué tanta oscuridad.
Me había acostado a dormir la siesta. Eran las dos en punto de la tarde. Había dejado los platos limpios luego de almorzar. Cansado por las seis horas de trabajo, creo no haber estado más de un minuto pensando antes de quedar profundamente dormido. Un sueño molesto, con imágenes revoloteando en mi cabeza, recordando cosas que aún debía hacer. Las que no sabría si estaba a tiempo de realizar, ya que no sabía en qué tiempo me encontraba.
Llegué hasta el baño, usé el inodoro y la cadena de drenaje hizo fluir el agua que me aturdió un poco. Cortó esa ausencia de voces que tan inquieta ponía a mi cabeza.
Pude caminar sin tropezar hasta la puerta que daba al patio. Más oscuridad. No distinguía el tapial, tampoco veía un cielo. Todo era un todo, negro.
Prendiendo la luz de la cocina pude ver entonces el reloj de pared, que marcaba las ocho de la noche. Pensé. Calculé horas. ¿Cómo era que había dormido seis horas seguidas a la tarde? El resto de los de la casa no estaban. ¿Dónde entonces?
Caminé hasta el comedor mientras encendía luces por el camino. Y de repente, desperté.
Todo estaba oscuro. El silencio invadía mi habitación. Fluía en mis oídos un zumbido que me atontecía, mientras no llegaba a encontrarme en un tiempo determinado. Aunque sí sabía que era mi habitación. ¿Estaba ciego? Caminé entre lo negro para llegar al baño y darme cuenta que la luz no encendía. Tampoco mi reacción de la siesta. ¿Era aún hora de la siesta?
Aún entre el sueño y el despertar, entendí que no llegaría nunca a comprender si estaba o no despierto. Pensando o viendo pasar unas ideas por voluntad de un tercero.
Fui directamente hasta la puerta del patio y espié por la ventana. Nada.
Pero se encendía en ese instante una luz de la casa. En el comedor. La iluminación me rozaba la espalda. Era mi nieto, llegaba tras sus clases. Luego que me saludara le pregunté la hora.
- “Aún no es la hora” – Me respondió.
Volví a despertar.
-Nante-
Armando Lopez- Moderador General
- Cantidad de envíos : 5727
Puntos : 60662
Fecha de inscripción : 07/01/2012
Re: Sueño oscuro
Rosko te dejo la música a tu cargo, saludos
Armando Lopez- Moderador General
- Cantidad de envíos : 5727
Puntos : 60662
Fecha de inscripción : 07/01/2012
Re: Sueño oscuro
Querido Armando es un deleite este cuento, besitos amigo
sabra- Admin
- Cantidad de envíos : 16986
Puntos : 97327
Fecha de inscripción : 30/05/2009
Galius- Moderador General
- Cantidad de envíos : 2705
Puntos : 49582
Fecha de inscripción : 19/02/2013
Temas similares
» El mar ya oscuro
» EL LADO OSCURO
» EL ROSTRO OSCURO DE LA LEY
» ESCRIBE LO MÁS OSCURO
» ESCRIBE LO MÁS OSCURO
» EL LADO OSCURO
» EL ROSTRO OSCURO DE LA LEY
» ESCRIBE LO MÁS OSCURO
» ESCRIBE LO MÁS OSCURO
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.