RADIOGRAFÍA DE LA DEPRESIÓN
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EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA :: Grandes Poetas y Escritores Consagrados :: Talentos de la Poesía
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RADIOGRAFÍA DE LA DEPRESIÓN
RADIOGRAFÍA DE LA DEPRESIÓN
Famélicos Cuadernos
Los famélicos cuadernos
que se exigen y me exigen
su dual cuota de alimento
ya dejaron de exhibirse.
Y la tinta fluye
se derrama en raudales de tropos consternados;
alucinados, eufóricos a ratos y a ratos tristes:
bipolares.
-El Guaire en Las Mercedes apesta-
El asfalto granulado y pegajoso
evapora sus alientos petroleros
mientras
las vitrinas resplandecen
con su farsa de muñecas y de trapos.
Los alisios indignados
no disuelven la calina
que abochorna a los viandantes…
Y las tardes son tan grises
que semejan al aullido del concreto;
que parecen desespero aletargado
de un cemento silencioso y asechante.
Los cuadernos que se sientan a escribirse
continúan su implacable independencia
mientras cae la noche antagonista;
devastada, derruida y desterrante,
sobre las aceras capitalinas.
Los cuadernos se disponen a dormirse
y ya todo se termina…se termina.
Bipolar
El poder de mi euforia incomprensible
surge desde las honduras de mis viejas letanías.
La hiperactividad que me aprisiona
nace de la tranquilidad de mi apatía.
La risa histérica que a ratos me estremece
se activa ante el perpetuo duelo de mi sima.
-Dagas y alfileres-
-Espinas y puñales-
Un frenesí inverosímil
irrequieto y tergiverso
a veces me provoca escalofríos
y el chacal me devora desde adentro
y el turpial ya no trina su silencio
y la lluvia se hace llanto irreparable
y mi llanto se hace lluvia invisible,
manifiesta y apacible y mordaz.
Mi sonrisa es la charada del vacío,
mi vacío es la cubierta de la nada…
-Hondonadas abismales-
-Fraudulentas cavidades-
La etiqueta que me he impuesto a domicilio
y esclaviza mi alegría tibiamente
con grilletes y cadenas
por lexemas y vocablos
y morfemas inconexos…
La etiqueta que inclemente aterroriza
condenando a ilusiones y aspavientos
mi existencia degollada y dividida
reza:
BIPOLAR
Prozac
Contundente es el receso de la aurora.
Sus colores sanguinarios me incomodan,
cual ocaso matutino se desploman
sobre aceras taladradas por las ansias.
Y ansimante es el momento matinal,
todo fluye como un tiempo indefinido,
como el aire que se muestra enrarecido,
virulento, deleznable, apagado y aturdido.
Y el silencio; intrigante y comedido,
es el cómplice secreto del sedal,
es la trampa caza bobos que me espera,
es la mina desde el campo de batalla
asechando mi inconsciente caminar.
Mi tristeza me apabulla y me acaricia
revelando desenlaces sin cuartel:
Distorsiones persiguiendo realidades,
Realidades sin migajas de verdad.
Mi tristeza se escabulle entre las sombras,
se me aleja y se me acerca una vez más
en un baile de macabras consecuencias;
en la danza que el suicidio destruirá.
Es por esto que me voy a la farmacia
y me compro mi cajita de prozac.
La luz (distorsionando realidades)
La luz es una lluvia
de joyas microscópicas
que pincelando va
la bóveda celeste.
La luz es; pues, nevada
de lágrimas friolentas,
que viene ventisqueando
el lienzo del planeta.
Ah luz impertinente,
canalla y fraudulenta
¿por qué cubres el manto
del orbe sideral?
Tristeza desbordada
Cuando la tristeza desborda su límite
se transforma en apatía
y ya no nos importa nada,
ni las risas ni los llantos,
ni la luz ni la tiniebla,
ni la vida ni la muerte,
ni el cielo ni el infierno.
Y es entonces cuando enviamos
nuestras sendas al ocaso,
es entonces cuando damos
nuestras vidas al acaso
y el azar; que es insensible,
nos devora paso a paso.
Y el suicidio delincuente
se apodera de la mente…
Pensamientos suicidas
Oh cuántos años y cuantas duras penas
cuántos lamentos trajeados de sonrisa,
cuántos sermones sin asistir a misa,
cuántas lecciones vestidas de condenas.
Y cuánto tiempo perdido en el encanto
de aspiraciones tendidas en la nada,
cuánta embestida cayendo en la hondonada
de un nuevo grito dormido bajo el llanto.
Al fin la vida se me antoja escueta,
al fin la muerte me parece bella,
al fin el polvo volverá a su estrella
cuando la muerte done su silueta.
Tan solo exijo el deleite del veneno,
tan solo aspiro al delirio de la hoguera
tan solo pido las delicias que me diera
aquel reposo de un dormitar sereno.
Cuánta dulzura se vierte en mi semblante
que yace quedo, buscando en el incienso
un sueño eterno que borre de este lienzo
esta sonrisa despótica y farsante.
Cuánto placer se riega en mi demencia
que se adormila cubierta de mutismo,
y cuánto enojo en el silencio mismo
que se aventura callando la conciencia.
Prístino goce de este momento esquivo
que se eterniza en el segundo inerte
en que por fin sonríeme la suerte
de estar ya muerto, aun estando vivo.
Tan solo quiero la caricia de la hojilla,
tan solo busco el beso de la bala,
tan solo espero las bondades de la pala
vertiendo en mí su candida arenilla.
Rapsodia subjetiva
Me fumo las ganas de volver a verte
en cada cigarrillo que incinera vientos,
en cada bocanada que se ahoga en cuentos
me fumo las ganas de volver a verte.
Me bebo las ganas de fornicar de nuevo
en cada copa en que navego en cueros,
en cada vaso en que se hunden vuelos
me bebo las ganar de fornicar de nuevo.
Me como las ganas de comerte a besos
en cada bocado del que aun reniego
en cada trozo de alimento viejo
me como las ganas de comerte a besos.
Y ya no respiro sin tu aliento fresco
y ya no me duermo sin tu piel de almohada
y ya no me siento sin tu blonda llaga
y ya no lamento sin tu pubis yerto.
Me vuelvo hacia adentro sin tus ojos tiernos
autismo silente enarbolo al cierzo
calor de esquizoide me sutura el cuerpo
si ya no me miran esos ojos bellos.
Por eso no pido más clemencia o duelo
que el verte parir de mi sangre un sueño,
que el verte morir en mi poro inquieto
y verte sangrar hasta hallarme muerto.
Heridas palpitantes
Hay heridas que no sangran
pero palpitan lo mismo,
son caídas al abismo
de amores que se desangran.
Hay suicidios que no matan
pero asesinan lo mismo,
son gotas de pesimismo,
féretros que almas atan.
Depresión inexpugnable,
sedienta de almas jocosas.
Sorbes prácticas gozosas:
vampiresa despreciable.
Transformas todo en escoria,
dejando el alma vacía,
tan triste, escuálida y fría
como una reseca noria.
Distorsionas realidades...
destruyendo mocedades.
Añicos:
Añicos en el suelo, añicos en el alma,
añicos esparcidos por tierras hoy en calma.
Añicos que recuerdan querellas del pasado,
retazos de un adiós: ¡dolor despedazado!
Pedazos de mil vidas, no siempre ilusionadas,
son trozos de memorias, de sueños de cascada.
Añicos en el piso, añicos en la mente;
retazos de un ayer que vuelve inconsecuente.
Añicos esparcidos regresan en tropel:
enjambres de rencores que bajan de Babel;
pegándose a mi cuerpo, rasgándose en mi piel.
Sollozos
Sollozo,
árbol corroído,
desarraigado,
solitario y nebuloso.
Sollozo,
destino sin conciencia,
claustro sempiterno,
poema inacabado
de versos moribundos.
Sollozo,
pálpito arrítmico,
oquedad clandestina,
simiente silenciosa
de gotas de rocío,
en fin;
apenas
tan sólo
un tímido
sollozo.
Santorelli Iovino [tonisan ]
Famélicos Cuadernos
Los famélicos cuadernos
que se exigen y me exigen
su dual cuota de alimento
ya dejaron de exhibirse.
Y la tinta fluye
se derrama en raudales de tropos consternados;
alucinados, eufóricos a ratos y a ratos tristes:
bipolares.
-El Guaire en Las Mercedes apesta-
El asfalto granulado y pegajoso
evapora sus alientos petroleros
mientras
las vitrinas resplandecen
con su farsa de muñecas y de trapos.
Los alisios indignados
no disuelven la calina
que abochorna a los viandantes…
Y las tardes son tan grises
que semejan al aullido del concreto;
que parecen desespero aletargado
de un cemento silencioso y asechante.
Los cuadernos que se sientan a escribirse
continúan su implacable independencia
mientras cae la noche antagonista;
devastada, derruida y desterrante,
sobre las aceras capitalinas.
Los cuadernos se disponen a dormirse
y ya todo se termina…se termina.
Bipolar
El poder de mi euforia incomprensible
surge desde las honduras de mis viejas letanías.
La hiperactividad que me aprisiona
nace de la tranquilidad de mi apatía.
La risa histérica que a ratos me estremece
se activa ante el perpetuo duelo de mi sima.
-Dagas y alfileres-
-Espinas y puñales-
Un frenesí inverosímil
irrequieto y tergiverso
a veces me provoca escalofríos
y el chacal me devora desde adentro
y el turpial ya no trina su silencio
y la lluvia se hace llanto irreparable
y mi llanto se hace lluvia invisible,
manifiesta y apacible y mordaz.
Mi sonrisa es la charada del vacío,
mi vacío es la cubierta de la nada…
-Hondonadas abismales-
-Fraudulentas cavidades-
La etiqueta que me he impuesto a domicilio
y esclaviza mi alegría tibiamente
con grilletes y cadenas
por lexemas y vocablos
y morfemas inconexos…
La etiqueta que inclemente aterroriza
condenando a ilusiones y aspavientos
mi existencia degollada y dividida
reza:
BIPOLAR
Prozac
Contundente es el receso de la aurora.
Sus colores sanguinarios me incomodan,
cual ocaso matutino se desploman
sobre aceras taladradas por las ansias.
Y ansimante es el momento matinal,
todo fluye como un tiempo indefinido,
como el aire que se muestra enrarecido,
virulento, deleznable, apagado y aturdido.
Y el silencio; intrigante y comedido,
es el cómplice secreto del sedal,
es la trampa caza bobos que me espera,
es la mina desde el campo de batalla
asechando mi inconsciente caminar.
Mi tristeza me apabulla y me acaricia
revelando desenlaces sin cuartel:
Distorsiones persiguiendo realidades,
Realidades sin migajas de verdad.
Mi tristeza se escabulle entre las sombras,
se me aleja y se me acerca una vez más
en un baile de macabras consecuencias;
en la danza que el suicidio destruirá.
Es por esto que me voy a la farmacia
y me compro mi cajita de prozac.
La luz (distorsionando realidades)
La luz es una lluvia
de joyas microscópicas
que pincelando va
la bóveda celeste.
La luz es; pues, nevada
de lágrimas friolentas,
que viene ventisqueando
el lienzo del planeta.
Ah luz impertinente,
canalla y fraudulenta
¿por qué cubres el manto
del orbe sideral?
Tristeza desbordada
Cuando la tristeza desborda su límite
se transforma en apatía
y ya no nos importa nada,
ni las risas ni los llantos,
ni la luz ni la tiniebla,
ni la vida ni la muerte,
ni el cielo ni el infierno.
Y es entonces cuando enviamos
nuestras sendas al ocaso,
es entonces cuando damos
nuestras vidas al acaso
y el azar; que es insensible,
nos devora paso a paso.
Y el suicidio delincuente
se apodera de la mente…
Pensamientos suicidas
Oh cuántos años y cuantas duras penas
cuántos lamentos trajeados de sonrisa,
cuántos sermones sin asistir a misa,
cuántas lecciones vestidas de condenas.
Y cuánto tiempo perdido en el encanto
de aspiraciones tendidas en la nada,
cuánta embestida cayendo en la hondonada
de un nuevo grito dormido bajo el llanto.
Al fin la vida se me antoja escueta,
al fin la muerte me parece bella,
al fin el polvo volverá a su estrella
cuando la muerte done su silueta.
Tan solo exijo el deleite del veneno,
tan solo aspiro al delirio de la hoguera
tan solo pido las delicias que me diera
aquel reposo de un dormitar sereno.
Cuánta dulzura se vierte en mi semblante
que yace quedo, buscando en el incienso
un sueño eterno que borre de este lienzo
esta sonrisa despótica y farsante.
Cuánto placer se riega en mi demencia
que se adormila cubierta de mutismo,
y cuánto enojo en el silencio mismo
que se aventura callando la conciencia.
Prístino goce de este momento esquivo
que se eterniza en el segundo inerte
en que por fin sonríeme la suerte
de estar ya muerto, aun estando vivo.
Tan solo quiero la caricia de la hojilla,
tan solo busco el beso de la bala,
tan solo espero las bondades de la pala
vertiendo en mí su candida arenilla.
Rapsodia subjetiva
Me fumo las ganas de volver a verte
en cada cigarrillo que incinera vientos,
en cada bocanada que se ahoga en cuentos
me fumo las ganas de volver a verte.
Me bebo las ganas de fornicar de nuevo
en cada copa en que navego en cueros,
en cada vaso en que se hunden vuelos
me bebo las ganar de fornicar de nuevo.
Me como las ganas de comerte a besos
en cada bocado del que aun reniego
en cada trozo de alimento viejo
me como las ganas de comerte a besos.
Y ya no respiro sin tu aliento fresco
y ya no me duermo sin tu piel de almohada
y ya no me siento sin tu blonda llaga
y ya no lamento sin tu pubis yerto.
Me vuelvo hacia adentro sin tus ojos tiernos
autismo silente enarbolo al cierzo
calor de esquizoide me sutura el cuerpo
si ya no me miran esos ojos bellos.
Por eso no pido más clemencia o duelo
que el verte parir de mi sangre un sueño,
que el verte morir en mi poro inquieto
y verte sangrar hasta hallarme muerto.
Heridas palpitantes
Hay heridas que no sangran
pero palpitan lo mismo,
son caídas al abismo
de amores que se desangran.
Hay suicidios que no matan
pero asesinan lo mismo,
son gotas de pesimismo,
féretros que almas atan.
Depresión inexpugnable,
sedienta de almas jocosas.
Sorbes prácticas gozosas:
vampiresa despreciable.
Transformas todo en escoria,
dejando el alma vacía,
tan triste, escuálida y fría
como una reseca noria.
Distorsionas realidades...
destruyendo mocedades.
Añicos:
Añicos en el suelo, añicos en el alma,
añicos esparcidos por tierras hoy en calma.
Añicos que recuerdan querellas del pasado,
retazos de un adiós: ¡dolor despedazado!
Pedazos de mil vidas, no siempre ilusionadas,
son trozos de memorias, de sueños de cascada.
Añicos en el piso, añicos en la mente;
retazos de un ayer que vuelve inconsecuente.
Añicos esparcidos regresan en tropel:
enjambres de rencores que bajan de Babel;
pegándose a mi cuerpo, rasgándose en mi piel.
Sollozos
Sollozo,
árbol corroído,
desarraigado,
solitario y nebuloso.
Sollozo,
destino sin conciencia,
claustro sempiterno,
poema inacabado
de versos moribundos.
Sollozo,
pálpito arrítmico,
oquedad clandestina,
simiente silenciosa
de gotas de rocío,
en fin;
apenas
tan sólo
un tímido
sollozo.
Santorelli Iovino [tonisan ]
Roni Lescano- Cantidad de envíos : 1545
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