La Saga de Gilgamesh: Tablilla X
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La Saga de Gilgamesh: Tablilla X
Tablilla X
Esta tablilla, que narra el progreso de Gilgamesh en busca de la inmortalidad, se halla representada por cuatro versiones distintas. No obstante, dos de ellas, la hitita y la hurrita, se conservan en fragmentos tan inconexos, que impiden una traducción corrida e inteligible. En cambio, existen considerables porciones utilizables en las recensiones Babilónica Antigua y Asiria. VERSION BABILONICA ANTIGUA (I) (principio en fragmentos perdidos) «[...]... Con sus pieles [se viste], come carne. [. ]. ., Oh Gilgamesh, lo que no ha ocurrido Mientras mi viento empuja las aguas.» Samas estaba perturbado, como le correspondía; Dice a Gilgamesh: «Gilgamesh, ¿a dónde vagas tú? La vida que persigues no hallarás.» Gilgamesh le dice, al valiente Samas: (10) «Después de andar (y) errar por la estepa, ¿Descansará mi cabeza en el corazón de la tierra Para dormir a través de todos los años? ¡Deja que mis ojos contemplen el sol, A fin de que me sacie de luz! La oscuridad se retira cuando hay luz suficiente. ¡Ojalá el que esté en verdad muerto vea aún el resplandor del sol!»
(II) (Principio destruido. Gilgamesh habla a Siduri, la cervecera:) «Aquel que conmigo soportó todas las labo[res] - Enkidu, a quien yo amaba entrañablemente, que conmigo soportó todas las labo[res] - ¡Ha conocido el destino de la humanidad! Día y noche he llorado por él. No le entregué para que le sepultasen - Por si mi amigo se levantaba ante mi lamento - Siete días y siete noches, Hasta que un gusano se deslizó de su nariz. (10) Desde su fallecimiento no encontré vida, He vagado como un cazador por en medio del llano. Oh cervecera, ahora que he visto tu rostro, No consientas que vea la muerte que constantemente temo.» La cervecera dijo a él, a Gilgamesh:
(III) «Gilgamesh, ¿a dónde vagas tú? La vida que persigues no hallarás. Cuando los dioses crearon la humanidad, La muerte para la humanidad apartaron, Reteniendo la vida en las propias manos. Tú, Gilgamesh, llena tu vientre, Goza de día y de noche. Ecl 5:18 Cada día celebra una fiesta regocijada, ¡Día y noche danza tú y juega! Ecl 8:15 (10) Procura que tus vestidos sean flamantes, Ecl 9:8-9 Tu cabeza lava; báñate en agua. Atiende al pequeño que toma tu mano, ¡Que tu esposa se deleite en tu seno! ¡Pues ésa es la tarea de la [humanidad]!» (el resto de la columna está fragmentado)
(IV) En su cólera los destroza. Cuando regresó, sube a él. Sursunabu sus ojos contempla. Sursunabu dice a él, a Gilgamesh: «Dime tú, ¿cuál es tu nombre ? Soy Sursunabu, (el) de Utnapishtim el Lejano». Gilgamesh le dice, a Sursunabu: «En cuanto a mí, Gilgameshs es mi nombre, Quien vino de Uruk-Eanna, (10) Quien atravesó los montes, Un viaje distante, cuando el sol se alza. Oh, Sursunabu, ahora que he visto tu rostro, Muéstrame a Utnapishtim el Lejano». Sursunabi [dice] a él, a Gilgamesh. (falta el resto) (La Versión Asiria de la tablilla X relata los episodios del encuentro con Siduri y con Sursunabu [Urshanabi en la Versión Asiria], y el relato de la travesía de las Aguas de la Muerte hasta la vivienda de Utnapishtim. La parte final de la tablilla X es:)
(V) Gilgamesh dijo a él, a Utnapishtim: «Para poder llegar a contemplar a Utnapishtim, A quien llaman el Lejano Recorrí y anduve por todos los paises, Atravesé montes abruptos, Crucé todos los mares. Mi faz no se sació de dulce sueño, Me exasperé con el insomnio; Llené mis coyunturas de infortunio. No hubiese alcanzado la casa de la cervecera, (30) Cuando mi ropa estaba gastada. [Ma]té oso, hiena, león, pantera, Tigre, ciervo (y) cabra montés - Las bestias salvajes y lo que repta del llano. Sus [carnes] comí y sus pieles ce[ñí alrededor de mí]». (El resto de esta columna está demasiado mutilado para poder traducirlo. Falta el principio de la ultima columna, excepto el final de las doctas observaciones de Utnapishtim):
(VI) (26) «¿Construimos una casa para siempre? ¿Sellamos (contratos) para siempre? ¿Los hermanos dividen porciones para siempre? Ecl 9,6 ¿Persiste para siempre el odio [en la tierra]? ¿Acaso el río siempre crece (y) causa inundaciones? (30) La libélula [abandona] (su) vaina Para que su cara (no) pueda mirar (sino) la cara del sol. Desde los días de antaño no hubo [permanencia]; Ecl 1,11; 1,4; 2,16 ¡Los que descansan y los muertos qué iguales [son]! ¿No componen la misma imagen de la muerte El plebeyo y el noble, Cuando se hallan próximos a [su destino]? Los Anunnaki, los grandes dioses, se congregan; Mammetum, hacedor del destino, con ellos decreta el hado: Muerte y vida determinan. Dt 30,19 (Pero) de la muerte los días no se revelan».
Autor.Anónimo
Marcela Noemí Silva- Admin
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