VOCES DEL SILENCIO

Paradójica verdad, es en el silencio donde a menudo se logran escuchar las más fuertes e influyentes voces. Realmente no le temo a mis silencios, es allí donde cada vez que me siento aturdida por la escandalosa realidad, logro encontrarme y hallar sosiego, logro la paz en medio del caos, pues a veces hasta mis propias voces me espantan. Por eso a veces necesito, con desesperación del silencio, un refugio callado que no me diga lo bueno, o lo malo, lo ideal, lo probable, o lo imposible; que no me recuerde el pasado, ni me arrastre a un hipotético futuro. Preciso quedarme en el punto exacto donde estoy y por unos minutos, intentar aquietar mi espíritu, dejando todo tal y como está, entendiendo que por más que piense y vuelva a pensar, no cambiaré el orden de las acciones ni las consecuencias de lo que ya ha sucedido. Me gusta reflexionar en el silencio y la tranquilidad, creo firmemente que es algo complicado callar las voces del mundo, pero más aún las de tu propia mente, e insisto, esas son las que más fuerte nos hablan. Creo que solemos juzgarnos incluso más que los demás, y eso nunca logrará salvarnos ni hacernos mejores personas, al contrario, tan solo logra crear inestabilidad emocional, sentimientos de frustración y de autoculpabilidad.

En alguna parte, una vez, leí: lo que realmente le afecta al ser humano, no es lo que ve, sino cómo lo ve; eso se puede traducir en el hecho de que la percepción puede ser mucho más poderosa que la propia visión. Una debilidad del ser humano, es hacerse espectador de todo, dejando influenciarse bajo sus propias perspectivas, en lugar de crear su propio panorama de oportunidad y lanzarse como autor de nuevas acciones, sin depender de cómo ve las cosas, ni en qué pensarán los demás. La forma de cómo percibimos cada uno un mismo acontecimiento, es lo que nos mueve a responder ante lo sucedido, y es lo que nos diferencia entre personas exitosas y personas poco logradas sin ofender; la complicación o la complejidad de esto, implica el hecho de que de acuerdo a cuáles sean esas voces interiores que estemos escuchando, y cuál sea la que hable más fuerte, nos dirá finalmente cómo hemos de responder. De esta manera, pocas veces resulta un éxito aquella decisión que tomamos en aquellos momentos de exaltación suprema, ya sea por pura sorpresa de felicidad, tristeza, o rabia; como tampoco suelen ser buenas decisiones las que tomamos, bajo el consejo de otra persona, pues es al cabo, otra perspectiva.

¿En este punto surge la pregunta: a quién debo escuchar?... y yo me haría otra pregunta: en qué momento debo escuchar?... Es importante tener en cuenta que todos tenemos una voz consciente que nos alerta sobre lo bueno y lo malo, pero hay otra voz aún más interna, como la más intuitiva, que suele decirnos más bajito algo como: ¡Arriésgate! ¡Aléjate! ¡Olvídalo!... analizando algo común en esas tres diferentes opciones, sería el tiempo, un, arriésgate, habla del ahora! ¡Hazlo ya!.. ¡Un, aléjate, es como: por ahora no! ¡Espera!.. ¡Y un, Olvídalo, es como: pasa la página! Continúa, ¡no te detengas!... en los tres casos, cada voz de alerta, constituye diferentes caminos, con diferentes consecuencias por asumir. Lo clave de tomar una decisión, es el tiempo en que se tomen, hay decisiones que deben tomarse instantáneamente porque son de tiempo corto, pero hay otras que sí deben pensarse un poco, y tomarlas en el tiempo correcto, pues solo en el tiempo está el éxito de esa decisión. Tomar decisiones basadas en lo que vemos al instante es algo muy abstracto, porque todo cambia con el tiempo, todo es dinámico. Ser humanos, realmente es complicado, más por el montón decisiones que a diario debemos de tomar, y vivir con las consecuencias de cada una en nuestra vida; y no solo eso, ¿sino cómo saber cuándo será el mejor tiempo? ¡Una incógnita que siempre tenemos en la cabeza!...

¡Una buena noticia, es que hay un Tiempo que es Perfecto, y una Voluntad que es Perfecta y Agradable para nosotros, y es la de Dios!... dice la Biblia: Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo, tiene su hora; tiempo y ocasión ocurren a todos por igual. Como también dice: Encomienda a Jehová tus caminos, confía en él, y él hará. Y finalmente nos dice: la Fe, es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. Ya que es tan complicado, eso del tiempo, las voces, la visión y la perspectiva; Entonces, respira profundo, relájate y piensa: Dios tiene el control si yo se lo doy. Encomienda a él tus caminos, y él hará conforme a su voluntad. Por supuesto, él no decidirá por ti, pero te dará sabiduría para decidir y sobre todo Paz, siempre que decidas con fe, ¡y no en base a lo que puedes ver, sino en base a lo que estás convencido de que será, porque has puesto tu mirada en el Señor, que es el autor y consumador de la fe!..

Doctora Corazón
Hilda González