DE LA IRA-LIBRO I-12
EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA :: Filosofía-Pensamientos-Emociones-Reflexiones :: Lucio Anneo Séneca
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DE LA IRA-LIBRO I-12
XII. No es, por consiguiente, útil la ira en los combates ni en la guerra, porque es pronta para la temeridad y no sabe evitar los peligros en que se compromete. El verdadero valor es siempre circunspecto, se previene y avanza con reflexión.-¡Cómo! El varón honrado, ¿no se irritará si ve maltratar a su padre o arrebatar a su madre? -No se irritará, pero correrá a libertarles y defenderles ¿Crees acaso que la piedad filial no sea móvil bastante poderoso hasta sin ira? De la misma manera puedes decir:-¡Cómo! El hombre honrado, si ve a su padre o a su hijo bajo el hierro del operador, ¿no llorará, no caerá desmayado? -Esto es lo que vemos acontecer a las mujeres siempre que les asalta la sospecha de leve peligro. El varón honrado cumple, sus deberes sin turbación ni temor, y no hará nada que sea indigno del hombre. ¿Quieren matar a mi padre? le defenderé. ¿Le han dado muerte? le vengaré, por deber, no por resentimiento. Cuando nos opones estos argumentos, oh Teófrato quieres hacer odiosos preceptos enérgicos, y abandonando al juez te diriges a la multitud: porque todos se irritan cuando los suyos corren riesgos de este género, crees que todos los hombres decidirán que debe hacerse lo que ellos hacen, porque casi siempre se justifica aquel sentimiento que reconocemos en nosotros mismos. Los varones honrados se irritarán si se ultraja a los suyos; pero no harán lo mismo si no se les sirve bastante caliente una bebida, si rompen una copa o les salpican de lodo el calzado. Estas iras no las provoca el cariño, sino la debilidad, y por esta razón lloran los niños la pérdida de sus padres como la de un juguete. Irritarse por los propios no es de ánimo piadoso, sino enfermo. Lo bello, lo digno es mostrarse defensor de los padres, de los hijos, de los amigos, de los conciudadanos, ante la voz del deber; defensor voluntario, reflexivo, previsor, y no ciego y furioso. No hay pasión tan ávida de venganza como la ira, y por lo tanto, en su loca precipitación, menos a propósito para vengarse; siendo semejante a las demás pasiones que se entorpecen a sí mismas para conseguir aquello que pretenden. Así, pues, nunca es buena la ira ni en paz ni en guerra, porque hace la paz semejante a la guerra, y en las armas olvida que Marte ofrece, probabilidades comunes, y cae en poder de otro porque no tiene poder sobre sí mismo. Además, el que los vicios hayan producido a las veces algún bien, no se sigue que haya de adoptarse su uso; porque la fiebre cura algunas enfermedades, pero no por ello deja de ser preferible no haberla tenido jamás. Detestable remedio es deber la salud a la enfermedad. De la misma manera, porque la ira haya sido provechosa alguna vez por casualidad, como puede acontecer con el veneno, una caída, un naufragio, no debe, sin embargo, creerse como absolutamente saludable, porque también ha salvado alguna vez la peste.
Marcela Noemí Silva- Admin
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