LANGUIDEZ
EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA :: Grandes Poetas y Escritores Consagrados :: Alfonsina Storni
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Está naciendo octubre
Con sus mañanas claras.
He dejado mi alcoba
Envuelta en telas claras,
Anudado el cabello
Al descuido; mis plantas
Libres, desnudas, juegan.
Me he tendido en la hamaca,
Muy cerca de la puerta,
Un poco amodorrada.
El sol que está subiendo
Ha encontrado mis plantas
Y las tiñe de oro...
Perezosa mi alma
Ha sentido que, lento,
El sol subiendo estaba
Por mis pies y tobillos
Así, como buscándola.
Yo sonrío: este bueno
De Sol, no ha de encontrarla,
Pues yo, que soy su dueña,
No sé por dónde anda:
Cazadora, ella parte,
Y trae, azul, la caza...
Un niño viene ahora,
La cabeza dorada...
Se ha sentado a mi lado
Sin pronunciar palabra;
Como yo el cielo mira,
Como yo, sin ver nada.
Me acaricia los dedos
De los pies, con la blanca
Mano; por los tobillos
Las yemas delicadas
De sus dedos desliza...
Por fin, sobre mis plantas
Ha puesto su mejilla,
Y en la iría pizarra
Del piso el cuerpo tiende
Con delicada gracia.
Cae el sol dulcemente,
Oigo voces lejanas,
Está el cielo muy lejos...
Yo sigo amodorrada
Con la cabeza rubia
Muerta sobre mis plantas.
Siento golpear la arteria
Que por su cuello pasa.
Alfonsina Storni
Está naciendo octubre
Con sus mañanas claras.
He dejado mi alcoba
Envuelta en telas claras,
Anudado el cabello
Al descuido; mis plantas
Libres, desnudas, juegan.
Me he tendido en la hamaca,
Muy cerca de la puerta,
Un poco amodorrada.
El sol que está subiendo
Ha encontrado mis plantas
Y las tiñe de oro...
Perezosa mi alma
Ha sentido que, lento,
El sol subiendo estaba
Por mis pies y tobillos
Así, como buscándola.
Yo sonrío: este bueno
De Sol, no ha de encontrarla,
Pues yo, que soy su dueña,
No sé por dónde anda:
Cazadora, ella parte,
Y trae, azul, la caza...
Un niño viene ahora,
La cabeza dorada...
Se ha sentado a mi lado
Sin pronunciar palabra;
Como yo el cielo mira,
Como yo, sin ver nada.
Me acaricia los dedos
De los pies, con la blanca
Mano; por los tobillos
Las yemas delicadas
De sus dedos desliza...
Por fin, sobre mis plantas
Ha puesto su mejilla,
Y en la iría pizarra
Del piso el cuerpo tiende
Con delicada gracia.
Cae el sol dulcemente,
Oigo voces lejanas,
Está el cielo muy lejos...
Yo sigo amodorrada
Con la cabeza rubia
Muerta sobre mis plantas.
Siento golpear la arteria
Que por su cuello pasa.
Alfonsina Storni
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