DECISIONES
EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA :: Cuentos de Grandes Consagrados y Otros :: Franz Kafka
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Elevarse de un estado miserable debe de ser fácil aplicando la propia energía. Me desprendo del sillón, rodeo la mesa, muevo la cabeza y el cuello, pongo fuego en mis ojos, tenso los músculos a su alrededor, hago frente a todo sentimiento, saludo a A de un modo tempestuoso cuando llega, tolero a B con amabilidad en mi habitación, interiorizo en casa de C con largos impulsos todo lo que se dice a pesar del dolor y del esfuerzo.
Pero aun en el caso de que todo funcione, con cada fallo, que no puede dejar de producirse, el todo, tanto lo fácil como lo difícil, quedará obstaculizado, y tendré que dar vueltas en torno a mí mismo.
Así, el mejor consejo es soportarlo todo, comportarse como una masa pesada y sentirse desaparecido; no dejarse sonsacar ni un paso innecesario; mirar al otro con mirada animal; no sentir arrepentimiento alguno; en suma, aplastar con la propia mano lo que queda de la vida como espectro, es decir aumentar la última tranquilidad sepulcral y no dejar nada excepto eso.
Un movimiento característico de un estado semejante es el desplazamiento del dedo meñique sobre las cejas.
Franz Kafka
Elevarse de un estado miserable debe de ser fácil aplicando la propia energía. Me desprendo del sillón, rodeo la mesa, muevo la cabeza y el cuello, pongo fuego en mis ojos, tenso los músculos a su alrededor, hago frente a todo sentimiento, saludo a A de un modo tempestuoso cuando llega, tolero a B con amabilidad en mi habitación, interiorizo en casa de C con largos impulsos todo lo que se dice a pesar del dolor y del esfuerzo.
Pero aun en el caso de que todo funcione, con cada fallo, que no puede dejar de producirse, el todo, tanto lo fácil como lo difícil, quedará obstaculizado, y tendré que dar vueltas en torno a mí mismo.
Así, el mejor consejo es soportarlo todo, comportarse como una masa pesada y sentirse desaparecido; no dejarse sonsacar ni un paso innecesario; mirar al otro con mirada animal; no sentir arrepentimiento alguno; en suma, aplastar con la propia mano lo que queda de la vida como espectro, es decir aumentar la última tranquilidad sepulcral y no dejar nada excepto eso.
Un movimiento característico de un estado semejante es el desplazamiento del dedo meñique sobre las cejas.
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Arjona Dalila Rosa- Cantidad de envíos : 1230
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