El mito, un problema sociológico

El mito, un problema sociológico
(Un aporte al libre pensamiento)

"El mito son los hechos de la mente puestos de manifiesto en la ficción de la materia" (Maya Deren)

Con toda seguridad que la sola definición, muy abstracta del mito -casi infinito en su existencia misma- introducido por la cineasta Maya Deren, nos conduce necesariamente a un análisis primario que identifique el mito y su relación con el hombre quien, por supuesto, es su inventor.
Las antiguas civilizaciones vivieron sobre una estructura mitológica que nos legaron a través del tiempo, y de ellas hemos extraído la ciencia de los magos que era para ellos fuente exponencial. No obstante, los mitos son absolutamente inservibles, y solamente le han servido al hombre como trampa jaulas de sus propias fantasías. Por esto son ficciones que están en la mente de quienes se permiten el lujo de soportarlos.
Las ninfas griegas eran hijas de Zeus, diosas que representan la fecundidad de la naturaleza; vivían en los bosques y montañas, en las grutas y las praderas. Forman parte del cortejo de Artemisa, velan por la suerte de los hombres; siembran árboles, presiden los matrimonios y protegen las cosechas.
El mito, sin embargo, fue y continúa siendo un problema para los pueblos y culturas, más hoy cuando el hombre enfrenta situaciones francamente irreverénciales en cuanto a la labraza de esquemas para la conquista de justicia social, política y económica.
El hombre ciertamente no ha abandonado lo mitológico, en oportunidades cruzados con creencias religiosas, donde los astros, por ejemplo, llegaron a ser divinizados por muchas civilizaciones. Todavía hoy día se reverencian los astros a través de la astrología. La llamada “hija loca de una madre cuerda”.
Ese resurgir, o el no abandono por el hombre de la mitología, ha hecho del mito político una cuestión de características sociológicas, permitiendo la entrada en escena del hombre imperialista de la idea y del proceder político. Ha llegado -el mito- a permitir la presencia del líder con el súper ego freudiano, que al final no es otra cosa que un “superyo” absolutamente generado por una conflictiva edípica.
Esa presencia del “líder” –yo solamente puedo gobernar a Venezuela ha llegado a decir el señor Hugo Chávez- predestinado o resurgente de un prohombre (Simón Bolívar), implica una presencia del mito dentro de una sociedad moderna como Venezuela y América Latina.
Esa sociología nacida de lo mítico, lo falso, lo ficticio, etc.; ha promovido en la mente de los pueblos hombres -solo para ubicarme en el siglo XX y XXI- como Hitler (Alemania), Mussoline (Italia) Perón (Argentina), Castro (Cuba) y más recientemente Chávez (Venezuela).
Estos mitos que aun perduran en la mente de unos cuantos seguidores de falaces doctrinas políticas, personifican a las ninfas Griegas, sólo que éstos son de carne y hueso, y han causado daños que vivirán por muchos años en la mente de los pueblos. Doctrinas políticas que logran por medio del terror o la compra económica de conciencias, involuciones importantes en el desarrollo de la intelectualidad política de la humanidad.
Son una sociología del poder implantada por la fuerza, produciendo una sociología de la esclavitud, que genera a su vez una sociología de la involución de la persona humana.
El mito político surgió como concepto en los comienzos del siglo XX, pero no se ha fijado en ninguna doctrina aceptada ampliamente. Quizás el socialismo Utópico pudiera ubicarse dentro de esta categoría, a no ser por haber sido desarrollado en el siglo XVII y XIX y no tener ya cabida como pensamiento político. Existen, por el contrario, fuertes impulsos tendentes a considerarlo un fenómeno anormal ya excluirlo de la categoría de los instrumentos de análisis político. Pero hoy puede decirse que la disputa en esta materia se basa sobre presupuestos erróneos e históricamente superados. Conviene por lo tanto hablar del mito político como de la instancia intelectual y práctica que el pensamiento político no ha conseguido delimitar e identificar, tanto por la dificultad de fijar sus relaciones con la mitología, como por la de distinguirlo del concepto de "ideología" y, finalmente, porque se ha encontrado en el centro de toda polémica entre racionalismo e irracionalismo.
Eso Creo.

Theo Corona Chuecos