CUANDO HERIMOS A NUESTROS HIJOS SIN DARNOS CUENTA

 El comportamiento de los padres con los hijos, durante la primera infancia y en todo su crecimiento, es primordial para desarrollar la personalidad del niño a través de los años. A veces el daño es irreversible y otras veces la memoria lo deja en el olvido.
Algunos traumas ocasionados en la niñez se manifiestan en la adultez según distintas opiniones.
En lo personal considero que los traumas se arrastran por años y llegan a la adultez revistiendo la psiquis como una bola de nieve.  
Si es así, siempre hay que buscar ayuda de un profesional capacitado e idóneo y este artículo es tan solo un ejemplo cotidiano.

Como todos los días concurrí al supermercado y me llamó la atención ver una niña corriendo entre las góndolas. La pequeña corría y se alejaba de la madre que la llamaba a los gritos..
La pequeña, ajena a las normas del supermercado, cantaba sus canciones infantiles a viva voz, miraba las góndolas eligiendo su postre preferido, tocaba todo lo que estaba a la vista, como hacen la mayoría de los niños.
Seguí con mis cosas y me olvidé de la niña y de los gritos desaforados de la madre, hasta que salí del supermercado a fumarme un cigarrillo y al rato salieron los padres y me llamó la atención que la nena estaba llorando.
El padre arrastraba un cochecito y pensé que tenían un bebé, pero me equivoqué. Con brusquedad la madre tomó a la niña de un brazo y por la fuerza sentó  a su hija en ese cochecito, ya que como la niña tenia contextura grande, la madre la sentó a presión a la criatura.  
La pequeña se resistió y  comenzó a llorar; la pobre balbuceaba que no era un bebé y le manifestó a los padres su deseo de caminar. En realidad la nena estaba sufriendo, ya que ese coche para ella era chico y los niños entre cinco y seis años caminan, salvo que tengan algún problema de salud.   
Ninguno de los padres le prestaba atención a las quejas y ni se compadecían con su llanto, hasta la envolvieron con algo parecido a un cinto, mientras la pequeña lloraba cada vez más fuerte.
Me pregunté, porqué una niña que hacía unos instantes se mostraba feliz, en minutos se transformó en un mar de lágrimas.

La pequeña podía caminar sin problemas, el verla correr en el supermercado, me dio la pauta que no tenía problemas de motricidad.  
Quise intervenir, pero una abuelita me ganó de mano. La anciana le dijo a los padres, que era una bestialidad poner a una nena tan grande en un cochecito tan pequeño.  
Los progenitores ignoraron las palabras de la mujer y se marcharon con la nena llorando, encogiendo las piernas y arrastrando los pies.
En fin, me quedé pensando en que hay padres que te dejan pésimas cicatrices a lo largo de la vida. Pensé  que cuando esa niña crezca, posiblemente le tendrá fobia al cochecito y tal vez lo piense dos veces antes de poner a su hijo en uno o tal vez lo obligue y repita el mismo de maltrato.
Los errores de los padres muchas veces lo pagan los hijos cuando son adultos.  
Para finalizar, espero que la nena recupere la alegría y que los padres recapaciten sobre lo sucedido.
Los muy tontos se perdieron de caminar junto a su hija, tomándola ambos de la mano, sé perdieron de disfrutar su canto o ese instante de felicidad.
Calculo que la pequeña tendría unos cinco años o seis años  y que en pocos minutos pasó de la felicidad al llanto, por la poca paciencia de los padres.
Hay padres que no se dan cuenta el daño emocional que le ocasionan a sus hijos, así sea con grandes o pequeños errores.  
En fin, a los niños hay que escucharlos siempre y la paciencia tiene que ser prioridad en los adultos.    

 

EURÍDICE CANOVA

Un gusto pasar por tus letras y como siempre digo, los lectores agradecidos por tu poema. Gracias por estar y estuve bastante ocupado y no pude casi cumplir con mis obligaciones en el foro, pero me es grato leerte en estos momentos. Saludos