LUGARES QUE NO VUELVEN
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LUGARES QUE NO VUELVEN
Lugares que vuelven...
No se por que pero sucede que una mañana, una tarde, una noche cualquiera así sin esperártelo esos lugares a los que jamas has vuelto regresan a ti (no tu a ellos), esas emociones que creías olvidadas de tanto que pasaron por ahí llenándose de polvo apretujadas junto a otras cosas que están por olvidarse igual, también vuelven algunas personas, algunas palabras que habías escuchado tantas veces pero que ahora después de meses o años parecieran nuevas. Ahora tienen otra intensidad, otra intención. Hace poco entendí que las casualidades son tan solo la suerte de no querer admitir lo que es inevitable o predecible, el querer arrojarle todo en las manos al destino o al “a ver que sale”, no son casualidades son nuestros jueguitos de mentiras donde nos escudamos a veces para tomar una u otra decisión, jugar con las alternativas propias y las ajenas. Hay quien pretende abusar de tales casualidades para echarle la culpa al destino, a la vida, al pinche clima, todo con tal de evadir las culpas, los actos mal intencionados, las malas elecciones, los malos hechos, las absurdas mentiras.
Si dios quiere…cuantas veces he escuchado decir una tontería como esa, Dios¡ no le dejes todo a Él, tu crees acaso que Dios solo esta viendo que caprichos quieres darte para cumplírtelos? No puedes tú ponerte de pie e ir por eso que deseas, necesitas que la suerte o Dios te lo pongan en la mesa.
Ni Dios ni las casualidades son culpables de nada, hoy estas aquí por que quieres, hoy me toca sentir que esos lugares vuelven a mi (repito, no yo a ellos), esas emociones, esas palabras tantas veces escuchadas que ahora me parecen nuevas, ¿por que me parecen nuevas? si me las dicen tus mismos labios que me las repitieron tanto hasta que me las creí.
Pero no, no puedo enojarme ni sentirme mal contigo que jamás fuiste malo, ni con esos lugares que huelen a añejo, a humedad y a guardado, con esas palabras desgastadas que en algún tiempo fueron rutinarias, antes de dormir, cuando regresabas a casa después de tus clases, antes de comer, después de humedecerme los labios con un beso rápido al despedirme en la puerta de la casa para no volver a vernos hasta el siguiente viernes. No puedo ser como todos los demás y también querer culpar al destino o la casualidad, hoy estoy aquí por que quiero, escucho las palabras por que quizá…solo quizá, las necesitaba, me las debías y quería cobrártelas, como un pagaré que me dejaste cuando decidiste irte tan lejos, así, casi sin avisarme. Y esos lugares que han vuelto junto contigo y traen su olor a viejo están aquí de nuevo por que también los he dejado entrar cuando llamaron a la puerta. Yo no me enojo con nadie, no culpo a nadie, ni le pido a Dios, solo se que todo pasa por que uno quiere, uno necesita, uno permite, uno dispone.
Lilymeth Mena.
No se por que pero sucede que una mañana, una tarde, una noche cualquiera así sin esperártelo esos lugares a los que jamas has vuelto regresan a ti (no tu a ellos), esas emociones que creías olvidadas de tanto que pasaron por ahí llenándose de polvo apretujadas junto a otras cosas que están por olvidarse igual, también vuelven algunas personas, algunas palabras que habías escuchado tantas veces pero que ahora después de meses o años parecieran nuevas. Ahora tienen otra intensidad, otra intención. Hace poco entendí que las casualidades son tan solo la suerte de no querer admitir lo que es inevitable o predecible, el querer arrojarle todo en las manos al destino o al “a ver que sale”, no son casualidades son nuestros jueguitos de mentiras donde nos escudamos a veces para tomar una u otra decisión, jugar con las alternativas propias y las ajenas. Hay quien pretende abusar de tales casualidades para echarle la culpa al destino, a la vida, al pinche clima, todo con tal de evadir las culpas, los actos mal intencionados, las malas elecciones, los malos hechos, las absurdas mentiras.
Si dios quiere…cuantas veces he escuchado decir una tontería como esa, Dios¡ no le dejes todo a Él, tu crees acaso que Dios solo esta viendo que caprichos quieres darte para cumplírtelos? No puedes tú ponerte de pie e ir por eso que deseas, necesitas que la suerte o Dios te lo pongan en la mesa.
Ni Dios ni las casualidades son culpables de nada, hoy estas aquí por que quieres, hoy me toca sentir que esos lugares vuelven a mi (repito, no yo a ellos), esas emociones, esas palabras tantas veces escuchadas que ahora me parecen nuevas, ¿por que me parecen nuevas? si me las dicen tus mismos labios que me las repitieron tanto hasta que me las creí.
Pero no, no puedo enojarme ni sentirme mal contigo que jamás fuiste malo, ni con esos lugares que huelen a añejo, a humedad y a guardado, con esas palabras desgastadas que en algún tiempo fueron rutinarias, antes de dormir, cuando regresabas a casa después de tus clases, antes de comer, después de humedecerme los labios con un beso rápido al despedirme en la puerta de la casa para no volver a vernos hasta el siguiente viernes. No puedo ser como todos los demás y también querer culpar al destino o la casualidad, hoy estoy aquí por que quiero, escucho las palabras por que quizá…solo quizá, las necesitaba, me las debías y quería cobrártelas, como un pagaré que me dejaste cuando decidiste irte tan lejos, así, casi sin avisarme. Y esos lugares que han vuelto junto contigo y traen su olor a viejo están aquí de nuevo por que también los he dejado entrar cuando llamaron a la puerta. Yo no me enojo con nadie, no culpo a nadie, ni le pido a Dios, solo se que todo pasa por que uno quiere, uno necesita, uno permite, uno dispone.
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