SENTENCIA

Y si decido
el naufragio
en el torrente
de tu tristeza
¿quien podría juzgarme?
Quizá el olvido
con sus alas de pájaro
que vuela sin destino
O el viento
que arrastra las hojas
con suavidad
que conmueve
mientras los dedos
del otoño
extienden sus falanges
atrapando el color ocre
de la tarde.
Sólo ellos que conocen
de destierros
y llevan por esencia
la pérdida
con su estela
de abismos infinitos
Sólo ellos amor,
sólo ellos.
Al resto no se lo permito.
Que no se yergan
jueces en mi causa
los débiles
desde sus tronos de paja
ni el junco que se dobla
ni la espiga erguida.
Que si algo se ha ganado
mi alma herida
es el derecho
de que la juzgue
quien haya soportado de pie
el dolor con honor
y valentía.

luciernaga_poeta