ENCUENTRO CON HIROSHIMA
Página 1 de 1.
ENCUENTRO CON HIROSHIMA
ENCUENTRO CON HIROSHIMA
Tierra, tierra muda.
Muda,
con la piel quemada, con el cuerpo desnudo,
perdón, Hiroshima...
Perdón por cada paso
que golpea una herida, abre una cicatriz...
Perdón por cada mirada,
que –aun acariciando– duele...
Perdón por cada palabra
que enturbia el aire donde buscas
a los niños,
los pueblos de criaturas perdidos para siempre.
Tumba
inexistente... Viento... viento... viento... viento...
Y sus voces, apenas resonando ahora,
más extinguidas día a día,
únicamente en el recuerdo...
¡Oh, cementerios
inexistentes... inexistentes...!
¡De quererlos llorar no se les puede estrechar en los brazos,
al menos una urna, una tumba tan solo...!
¿Dónde están tus pequeños, Hiroshima? Quizás
en el océano
de plata impasible...
Quizás en la infinita bóveda
del cielo...
O, acaso, en esta misma tierra.
que yo piso...
Cada paso que doy lo doy con miedo...
Cada palmo de tierra
esconde un catafalco...
Es como si la tierra que yo piso
hubiera dado un grito: –¡Madre...!
¡Oh, concédeme alas, aire de esmalte,
para ser leve como tú, ganar altura,
y no hollar con mi paso alguna herida,
rasgar, angelical, el cielo con mi ala...!
... Mas, desde sus mil llagas, centelleando,
se me acerca Hiroshima,
se acerca, se curva dulcemente
y me hace señas:
–Te ruego, ven, amigo,
y mira lo que fue,
y lo que es,
y cuenta...
Eugen Jebeleanu
Tierra, tierra muda.
Muda,
con la piel quemada, con el cuerpo desnudo,
perdón, Hiroshima...
Perdón por cada paso
que golpea una herida, abre una cicatriz...
Perdón por cada mirada,
que –aun acariciando– duele...
Perdón por cada palabra
que enturbia el aire donde buscas
a los niños,
los pueblos de criaturas perdidos para siempre.
Tumba
inexistente... Viento... viento... viento... viento...
Y sus voces, apenas resonando ahora,
más extinguidas día a día,
únicamente en el recuerdo...
¡Oh, cementerios
inexistentes... inexistentes...!
¡De quererlos llorar no se les puede estrechar en los brazos,
al menos una urna, una tumba tan solo...!
¿Dónde están tus pequeños, Hiroshima? Quizás
en el océano
de plata impasible...
Quizás en la infinita bóveda
del cielo...
O, acaso, en esta misma tierra.
que yo piso...
Cada paso que doy lo doy con miedo...
Cada palmo de tierra
esconde un catafalco...
Es como si la tierra que yo piso
hubiera dado un grito: –¡Madre...!
¡Oh, concédeme alas, aire de esmalte,
para ser leve como tú, ganar altura,
y no hollar con mi paso alguna herida,
rasgar, angelical, el cielo con mi ala...!
... Mas, desde sus mil llagas, centelleando,
se me acerca Hiroshima,
se acerca, se curva dulcemente
y me hace señas:
–Te ruego, ven, amigo,
y mira lo que fue,
y lo que es,
y cuenta...
Eugen Jebeleanu
Roque- Poeta especial
- Cantidad de envíos : 542
Puntos : 12884
Fecha de inscripción : 19/09/2021
Temas similares
» Hiroshima
» VISIÓN DE HIROSHIMA. Óscar Hahn
» Hiroshima: Declaración del Presidente de los Estados Unidos
» VISIÓN DE HIROSHIMA. Óscar Hahn
» Hiroshima: Declaración del Presidente de los Estados Unidos
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.