Escribo
EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA :: Grandes Poetas y Escritores Consagrados :: Talentos de la Poesía :: Adolfo M Vaccaro
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Escribo
Escribo con el silencio del niño hambriento,
con el clamor de la mano encallecida, sin trabajo.
Junto al verdor de mi tierra, pertenencia de otros
patrones de un osario, ya sin sueños, ya sin patria
Escribo desde una cama de hospital, abarrotada
por fantasmas carecientes de inútiles placebos,
cristales adormecidos, sugeridas lágrimas
que ensombrecen conciencias, vergüenzas y reparos.
Escribo como un ataúd, sediento y pobre
buscando acelerar el luctuoso desenlace,
negando la versión falaz del indolente
acumulando muerte bajo la tierra de sus fauces.
Escribo con la oración que se reza en la capilla
que nunca llega a tiempo a cumplir su encomienda
y aunque la ola humana se convierta en un grito
la fosa sigue abierta tragando su esperanza.
Escribo desde la sal observando el sodomismo,
desierto viviente que me devuelve en párpados
extrayendo imágenes disueltas en un rictus
ofrendando cuerpos de arraigos pervertidos.
Escribo desde la penumbra calámica de Oriente
plagada de odio, venganza y miseria,
ordenanza de escribas, globales infamias,
Babeles que caen sosteniendo excusas.
Escribo desde el argento río que encarama
un nadir batiente, segregado e impedido
por un cenit ciego, generoso de abalorios
que ha yermado el alma con cerrojos de injusticia.
con el clamor de la mano encallecida, sin trabajo.
Junto al verdor de mi tierra, pertenencia de otros
patrones de un osario, ya sin sueños, ya sin patria
Escribo desde una cama de hospital, abarrotada
por fantasmas carecientes de inútiles placebos,
cristales adormecidos, sugeridas lágrimas
que ensombrecen conciencias, vergüenzas y reparos.
Escribo como un ataúd, sediento y pobre
buscando acelerar el luctuoso desenlace,
negando la versión falaz del indolente
acumulando muerte bajo la tierra de sus fauces.
Escribo con la oración que se reza en la capilla
que nunca llega a tiempo a cumplir su encomienda
y aunque la ola humana se convierta en un grito
la fosa sigue abierta tragando su esperanza.
Escribo desde la sal observando el sodomismo,
desierto viviente que me devuelve en párpados
extrayendo imágenes disueltas en un rictus
ofrendando cuerpos de arraigos pervertidos.
Escribo desde la penumbra calámica de Oriente
plagada de odio, venganza y miseria,
ordenanza de escribas, globales infamias,
Babeles que caen sosteniendo excusas.
Escribo desde el argento río que encarama
un nadir batiente, segregado e impedido
por un cenit ciego, generoso de abalorios
que ha yermado el alma con cerrojos de injusticia.
Federico- Cantidad de envíos : 112
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Fecha de inscripción : 20/01/2014
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