La historia de Tiffany
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EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA :: Poemas Contra el Maltrato y Violencia de Género :: Cuentos y Relatos sobre Violencia de Género.
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La historia de Tiffany
Cuando conocí a mi maltratador, yo tenía 14 años. Al principio no había malos tratos físicos; era maltrato emocional. Él me avergonzaba o hacía que me sintiera inferior delante de otras personas. Lo verbal pasó a lo físico rápidamente. Cuando estaba embarazada de siete meses, me golpeó hasta dejarme acurrucada en el suelo como una bola.
Mientras mi bebé nacía en el hospital, él cobró mi cheque de maternidad y compró droga para venderla. Debíamos el alquiler, y el casero sacó todas mis cosas de la casa y las dejó en la acera.
Por fin me decidí, y no regresé. Consiguió localizarme. Apareció en la entrada de mi casa y, sin más, la situación se volvió a activar. Mentalmente estaba destrozada. Me había hecho creer que él era la única persona que me querría nunca.
Cuando estaba en el séptimo mes de mi sexto embarazo, me apuntó con una pistola. Vi un fogonazo y sentí una sacudida en la mandíbula. Miré mi camiseta, y estaba roja. Los médicos me dijeron que la única razón por la que el disparo no me había matado era porque el calibre de la bala no correspondía a la pistola.
Estaba sentada en la entrada de mi casa, sangrando por la herida de bala que tenía en la mandíbula, cuando la policía llegó y amenazó con encerrarme si no les decía quién había disparado contra mí. Di el nombre de mi maltratador, pero luego me retracté de mi declaración porque tenía miedo y le dije al fiscal que había disparado yo misma. Retiraron todos los cargos, pero él terminó pasando tres años en la cárcel por violar la libertad condicional relativa a un delito anterior.
Me han operado seis veces, y sigo sufriendo los efectos físicos del disparo y también el trauma. Me han diagnosticado trastorno de estrés postraumático. Tiemblo cuando estoy en aglomeraciones; siempre busco una salida. Ya no puedo leer libros porque no retengo la información; tengo una constante confusión mental. Mis hijos sufren.
A pesar de todo lo que ha sucedido, quiero sensibilizar sobre la violencia de género. Publiqué un vídeo en Facebook; aunque lloraba, quería contarle a la gente lo que me había pasado. No sé cuántas personas lo vieron, pero las puertas se empezaron a abrir. Doy muchas charlas en lugares públicos y me han pedido que prepare una obra sobre mi historia.
Es importante que las mujeres que están en esa situación sepan que alguien las entiende. Mucha gente dirá que somos idiotas; que nunca deberíamos haber regresado. No entienden el dominio que los maltratadores ejercen sobre sus víctimas.
Tiffany, superviviente de violencia de género en Estados Unidos
Informe de Amnistía Internacional
Mientras mi bebé nacía en el hospital, él cobró mi cheque de maternidad y compró droga para venderla. Debíamos el alquiler, y el casero sacó todas mis cosas de la casa y las dejó en la acera.
Por fin me decidí, y no regresé. Consiguió localizarme. Apareció en la entrada de mi casa y, sin más, la situación se volvió a activar. Mentalmente estaba destrozada. Me había hecho creer que él era la única persona que me querría nunca.
Cuando estaba en el séptimo mes de mi sexto embarazo, me apuntó con una pistola. Vi un fogonazo y sentí una sacudida en la mandíbula. Miré mi camiseta, y estaba roja. Los médicos me dijeron que la única razón por la que el disparo no me había matado era porque el calibre de la bala no correspondía a la pistola.
Estaba sentada en la entrada de mi casa, sangrando por la herida de bala que tenía en la mandíbula, cuando la policía llegó y amenazó con encerrarme si no les decía quién había disparado contra mí. Di el nombre de mi maltratador, pero luego me retracté de mi declaración porque tenía miedo y le dije al fiscal que había disparado yo misma. Retiraron todos los cargos, pero él terminó pasando tres años en la cárcel por violar la libertad condicional relativa a un delito anterior.
Me han operado seis veces, y sigo sufriendo los efectos físicos del disparo y también el trauma. Me han diagnosticado trastorno de estrés postraumático. Tiemblo cuando estoy en aglomeraciones; siempre busco una salida. Ya no puedo leer libros porque no retengo la información; tengo una constante confusión mental. Mis hijos sufren.
A pesar de todo lo que ha sucedido, quiero sensibilizar sobre la violencia de género. Publiqué un vídeo en Facebook; aunque lloraba, quería contarle a la gente lo que me había pasado. No sé cuántas personas lo vieron, pero las puertas se empezaron a abrir. Doy muchas charlas en lugares públicos y me han pedido que prepare una obra sobre mi historia.
Es importante que las mujeres que están en esa situación sepan que alguien las entiende. Mucha gente dirá que somos idiotas; que nunca deberíamos haber regresado. No entienden el dominio que los maltratadores ejercen sobre sus víctimas.
Tiffany, superviviente de violencia de género en Estados Unidos
Informe de Amnistía Internacional
Arjona Dalila Rosa- Cantidad de envíos : 1230
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Armando Lopez- Moderador General
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