CARTA DE EMILE DE GIRARDIN
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CARTA DE EMILE DE GIRARDIN
CARTA DE EMILE DE GIRARDIN
Aprovecho la ocasión que ahora se me ofrece para acusarme de haber creído durante demasiado tiempo, en la fe de los ciudadanos americanos y de los viajeros franceses, que la esclavitud de los negros no podía ni debía, por su propio bien, ser abolida, sin una iniciación previa. a la libertad, por el trabajo, la instrucción, la economía y la redención, compra individual de cada uno por sí mismo.
Pero esta creencia la termino clasificando entre esos errores inveterados, que son como los anillos de una cadena, que aun los hombres
Lo que una vez creí, ya no lo creo.
De todas las pruebas existentes de que la Libertad se conquista o gana, no se da ni se reparte a medias, la prueba más fuerte es que, en los Estados Unidos, el más libre de todos los países, el mantenimiento de la Esclavitud no es una cuestión de tiempo, sino de raza. Ahora bien, si las razones allí alegadas para perpetuar y legalizar la esclavitud son verdaderas, no lo serán menos dentro de mil años que hoy; si son falsos, no tienen derecho a imponerse ni por un día, ni por una hora, ni por un momento. El error no tiene derecho contra la verdad; la iniquidad no tiene derecho contra la equidad, por la misma razón que el moribundo no tiene derecho contra la muerte.
Tengo, pues, por falso, indiscutible y absolutamente falso, todo lo que continuamente repiten el egoísmo ciego y el lugar común cojo, para perpetuar y legalizar la Esclavitud en los Estados Unidos; así como tengo por falso todo lo dicho e impreso antes de 1789, para perpetuar y legitimar la servidumbre; y todo lo que todavía se dice en Rusia, a favor del mismo ultraje de los hombres contra la naturaleza del hombre. La esclavitud de los negros es el oprobio de los blancos. Así cada mal trae su propio castigo.
El castigo del pueblo estadounidense es ser la última de las naciones, mientras que también es la primera. Es el primero, por esa Libertad de la que ha hecho retroceder los límites, y es el último por esa Esclavitud cuya inconsecuencia tolera; porque no hay esclavos sin tiranos. ¿Qué importa que el tirano sea real o legal?
París , (Oficina de La Presse), 1855.
Aprovecho la ocasión que ahora se me ofrece para acusarme de haber creído durante demasiado tiempo, en la fe de los ciudadanos americanos y de los viajeros franceses, que la esclavitud de los negros no podía ni debía, por su propio bien, ser abolida, sin una iniciación previa. a la libertad, por el trabajo, la instrucción, la economía y la redención, compra individual de cada uno por sí mismo.
Pero esta creencia la termino clasificando entre esos errores inveterados, que son como los anillos de una cadena, que aun los hombres
Lo que una vez creí, ya no lo creo.
De todas las pruebas existentes de que la Libertad se conquista o gana, no se da ni se reparte a medias, la prueba más fuerte es que, en los Estados Unidos, el más libre de todos los países, el mantenimiento de la Esclavitud no es una cuestión de tiempo, sino de raza. Ahora bien, si las razones allí alegadas para perpetuar y legalizar la esclavitud son verdaderas, no lo serán menos dentro de mil años que hoy; si son falsos, no tienen derecho a imponerse ni por un día, ni por una hora, ni por un momento. El error no tiene derecho contra la verdad; la iniquidad no tiene derecho contra la equidad, por la misma razón que el moribundo no tiene derecho contra la muerte.
Tengo, pues, por falso, indiscutible y absolutamente falso, todo lo que continuamente repiten el egoísmo ciego y el lugar común cojo, para perpetuar y legalizar la Esclavitud en los Estados Unidos; así como tengo por falso todo lo dicho e impreso antes de 1789, para perpetuar y legitimar la servidumbre; y todo lo que todavía se dice en Rusia, a favor del mismo ultraje de los hombres contra la naturaleza del hombre. La esclavitud de los negros es el oprobio de los blancos. Así cada mal trae su propio castigo.
El castigo del pueblo estadounidense es ser la última de las naciones, mientras que también es la primera. Es el primero, por esa Libertad de la que ha hecho retroceder los límites, y es el último por esa Esclavitud cuya inconsecuencia tolera; porque no hay esclavos sin tiranos. ¿Qué importa que el tirano sea real o legal?
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Arjona Dalila Rosa- Cantidad de envíos : 1230
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Re: CARTA DE EMILE DE GIRARDIN
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