EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Ulderico y el Rey

2 participantes

Ir abajo

Ulderico y el Rey Empty Ulderico y el Rey

Mensaje por Pablo Martin Mar Sep 14, 2021 3:30 am



LEYENDA EUROPEA 
Adaptada por: Yalí 

Ulderico era escudero del rey Guntrán. 
Ulderico solo tenía once años, pero acompañaba al rey a cazar ciervos y jabalíes. También lo acompañaba cuando el rey salía a recorrer su reinado, que empezaba en las altas montañas, atravesaba bosques y bosques y terminaba en el mar. 

Una vez Ulderico y el rey, andando y andando por las montañas, llegaron a un lugar desconocido. Era un valle sombreado por árboles muy altos, donde ni un solo pájaro cantaba. Las hojas estaban quietas, y tan grande era el silencio, que el rey, de pronto, sintió que un pesado sueño lo invadía. Tuvo que tenderse en el suelo, entre las viejas raíces, y allí se durmió. Aparte de una ardilla que curioseaba entre las ramas, nada se movía en el valle. 
Ulderico, muy quieto, vigilaba el sueño de su rey.

De pronto, el niño vio salir de entre las barbas del rey Guntrán a un ser diminuto, con un traje de vivos colores, igual en todo al traje del rey. 
Ulderico, muy despacio, se acercó para ver mejor y entonces descubrió que quien llevaba traje de rey era solo una hormiga que caminaba muy derecha sobre dos de sus patitas oscuras. 
La hormiga dejó la barba del rey y echó a andar sobre el musgo. Ulderico la siguió y así pasaron bajo un roble y bajo otro roble más y llegaron a un lugar donde un hilo de agua corría entre las piedras. Allí, frente al arroyuelo, la hormiga vestida de rey se detuvo, y Ulderico comprendió que ella nunca podría cruzarlo sin su ayuda. Entonces sacó su espada y la colocó sobre el agua, uniendo orilla con orilla. Y caminando por la espada, como por un puente, pasó la hormiga al otro lado, sin mojarse su traje de colores.

Trepando por las rocas, andando entre las hierbas, caminaron largo rato, Ulderico detrás y la hormiga adelante, siempre derecha sobre sus dos patitas. Y en el valle nada se movía, ni una flor, ni una hoja, como si todo estuviera encantado.

Inesperadamente, una gruesa rama se quebró cayendo hacia la hormiga. Ulderico alcanzó a interponer su brazo, y por muy poco libró a la hormiga de morir aplastada. Pero la hormiga, sin asustarse, seguía adelante, andando y andando, con su traje de rey.Y Ulderico, asombrado, no podía dejar de mirarla. Y anduvieron un poco más. 

De pronto, de entre las ramas quietas, salió un pájaro rojo que parecía fuego. Y se abalanzó sobre la hormiga para devorarla. Ulderico se inclinó con rapidez, levantó una piedra y la arrojó al pájaro, que huyó asustado. Pero la hormiga no se asustó, siguió su camino entre los árboles altos, y al fin se detuvo frente a una cueva.

Una roca blanca cerraba la entrada y UIderico vio que el animalito no podría pasar. Entonces, con su pie, separó la roca y así la hormiga se metió en la caverna y se perdió en la oscuridad, con su traje de vivos colores, igual al traje del rey.

Pasó una hora y pasaron dos, y la hormiga no regresaba. Un poco más allá, entre los árboles, el rey Guntrán seguía durmiendo. Y pasó una hora más, y entonces la hormiga salió de la caverna, cruzó otra vez el arroyuelo haciendo puente con la espada de Ulderico, regresó junto al rey y se perdió entre su larga barba. Y entonces el rey Guntrán se despertó.

Ulderico –dijo el rey al niño–, he tenido un sueño muy extraño, y te lo contaré. Y el rey le contó su sueño. Y dijo: –Soñé que era una hormiga, aunque vestía mi traje de rey. Soñé que iba por un lugar desconocido. Y así llegué a un gran río que no podía cruzar. Entonces tú, Ulderico, tendiste entre las dos orillas tu espada y la espada se convirtió en un puente de hierro, como no hay en mi reino otro igual. Ulderico escuchaba. El rey dijo después: –Y crucé el puente y seguí mi camino; penetré en una selva, y un árbol gigante se desprendió del suelo y caminando sobre sus raíces vino hacia mí. Iba a matarme, cuando tú, Ulderico,lo atajaste con tus brazos y salvaste mi vida. 
Seguí andando y andando por la selva y entonces, sobre una nube de fuego, apareció un dragón que abrió su boca inmensa y ya me iba a devorar, cuando tú, Ulderico, le arrojaste un guijarro del suelo. El guijarro se volvió una montaña y la montaña cayó sobre el dragón y lo mató.

 El rey Guntrán hizo una pausa para recordar mejor, y continuó el relato de su extraño sueño. –Después soñé que me encontraba frente a un castillo cuyas puertas estaban encantadas y no se podían abrir. Tú, Ulderico, las golpeaste con el pie, las puertas se abrieron y pude pasar. 

Dentro del castillo no había soldados de guardia, ni servidores. Tampoco sus dueños estaban allí. Ningún ser humano se movía en sus patios, ni en sus salones. Pero en todos lados se amontonaban cofres llenos de oro, cajas con perlas y diamantes y bolsas llenas de monedas... 

–Mi señor –dijo Ulderico, hablando por primera vez–, tú no dormías. Es verdad que te volviste una hormiga vestida con tu traje de rey. Yo te vi salir de tu propia barba y tendí mi espada para que pudieras cruzar el arroyuelo. Y agregó: –No, no dormías. Con mi brazo te defendí de la rama que te quería matar y con un guijarro ahuyenté al pájaro rojo que pretendía devorarte. No dormías. Yo moví con mi pie la roca blanca para que entraras en la caverna que está más allá de los robles. –Si no he dormido –dijo el rey abrazando a Ulderico–, tú me has ayudado y me has salvado la vida.

 Ulderico y el rey corrieron a la caverna donde este había penetrado convertido en hormiga. La roca blanca cerraba de nuevo la entrada, y era mucho mayor. Cuando el rey y el niño la empujaron y pudieron echarla a un lado, descubrieron con sorpresa, no la entrada a una caverna oscura, sino la puerta de un castillo oculto en medio de la montaña.
 Sala tras sala, patio tras patio, recorrieron Ulderico y el rey Guntrán el castillo desierto. No encontraron a nadie, pero en el último salón, junto al trono vacío, descubrieron los cofres llenos de oro, las cajas con perlas y diamantes y las bolsas repletas de monedas. Era eso lo que había visto el rey  Guntrán mientras creía que soñaba. Muchos días tardaron los servidores del rey en transportar el tesoro a través del bosque, sobre una hilera de caballos blancos que iban y venían, cargando el contenido de los cofres y las bolsas en sus alforjas. El rey Guntrán jamás quiso separarse de Ulderico –que lo había ayudado y defendido cuando era una hormiga– y juntos pasaron muchas aventuras en las montañas, los bosques y el mar, hasta donde llegaba el reino del rey Guntrán.
Pablo Martin
Pablo Martin
Poeta especial
Poeta especial

Cantidad de envíos : 846
Puntos : 13698
Fecha de inscripción : 11/09/2021

Volver arriba Ir abajo

Ulderico y el Rey Empty Re: Ulderico y el Rey

Mensaje por Armando Lopez Jue Jun 02, 2022 5:16 am

Ulderico y el Rey 88810

Un gusto leer este trabajo, gracias por el aporte.
Armando Lopez
Armando Lopez
Moderador General
Moderador General

Cantidad de envíos : 5727
Puntos : 60662
Fecha de inscripción : 07/01/2012

Volver arriba Ir abajo

Volver arriba


 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.