EN EL EROTISMO DE TU VIENTRE
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EN EL EROTISMO DE TU VIENTRE
La noche dulce hechicera,
en mis sueños vuelca trino,
¡Abre memoria y camino,
para encontrar la quimera!
Que florece mi destino,
quemado en tu vez primera,
¡Con temor al desatino!
¡Entre mis brazos te tengo!
Abrazada cual candado,
¡Me siento de ti amarrado!
¡En tu vientre me detengo,
para quedar más atado,
entre tus brazos sostengo,
sentirme de ti plagado!
¡Tomo tu pecho en mis boca,
dulce suave y perfumado!
¡Lo recorro trastornado,
ansia febril que provoca!
¡Por tus abriles soñado,
la presencia que te evoca,
cuando me quedo callado!
¡En tu piel marco veredas;
con besos nunca sabidos,
escucho de ti gemidos,
entre tus blancas laderas;
tus senos y tus latidos!
¡El ancho de tus caderas,
de mis deseos reprimidos!
¡También de tenerte lloro,
así cual te necesito!
¡Te abrazo tanto que imploro...
indicación de me excito!
Acurrucado te adoro,
navegando en ti un proscrito,
avecinado en tu decoro.
¡Despierto luego del sueño;
con el sudor en mi frente,
saber que así estas presente,
en tu cuerpo siendo dueño,
no admite ningún desdeño,
eres tu mi fuego ardiente!
Mario Alberto Matuz Negrete
La noche dulce hechicera,
en mis sueños vuelca trino,
¡Abre memoria y camino,
para encontrar la quimera!
Que florece mi destino,
quemado en tu vez primera,
¡Con temor al desatino!
¡Entre mis brazos te tengo!
Abrazada cual candado,
¡Me siento de ti amarrado!
¡En tu vientre me detengo,
para quedar más atado,
entre tus brazos sostengo,
sentirme de ti plagado!
¡Tomo tu pecho en mis boca,
dulce suave y perfumado!
¡Lo recorro trastornado,
ansia febril que provoca!
¡Por tus abriles soñado,
la presencia que te evoca,
cuando me quedo callado!
¡En tu piel marco veredas;
con besos nunca sabidos,
escucho de ti gemidos,
entre tus blancas laderas;
tus senos y tus latidos!
¡El ancho de tus caderas,
de mis deseos reprimidos!
¡También de tenerte lloro,
así cual te necesito!
¡Te abrazo tanto que imploro...
indicación de me excito!
Acurrucado te adoro,
navegando en ti un proscrito,
avecinado en tu decoro.
¡Despierto luego del sueño;
con el sudor en mi frente,
saber que así estas presente,
en tu cuerpo siendo dueño,
no admite ningún desdeño,
eres tu mi fuego ardiente!
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