RECONOCIENDO EL CORAZÓN
RECONOCIENDO EL CORAZÓN
RECONOCIENDO EL CORAZÓN
Reconociendo el corazón en otro cuerpo
exorcizando los pecados de un amor prohibido
en la desesperanza del cruel destajo del olvido
tratando en la tempestad de reivindicar lo perdido
en la voluntad de amar entre el fuego y la distancia.
Sentirse prisionero es una burda farsa
sentencia mortal que el alma ha percibido
intentar recuperar los mejores recuerdos vividos
sin renegar jamás del fuego sagrado esgrimido
sin morir en este frío invierno en la añoranza.
En su sincronicidad dual dormita la templanza
renace en la complicidad de los enamorados
no se ama o se vive entre quimeras del pasado
el verdadero amor está implícito en la fuerza
en el lenguaje tácito donde gravita la esperanza.
EURIDICE CANOVA
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