ROSTROS ANÓNIMOS

ROSTROS ANÓNIMOS

Siento que al escribir
el pulso se me agita
¿quién oirá mis palabras
cuando ya nada da asco?
Un acaecer cualquiera
nos ayuda a evitar el rostro menos vistoso
de tanta gente anónima
que entregan con amor su libertad
y le mutilan el alma.
¿Qué sordera es esta
que nos permite oír, pero no escuchar?
Hay mujeres de esperanza
que ahogan lágrimas secretas
y en silencio solo encuentran
frontera con su almohada,
su árbol humano
con rostro querido y nombre de amante
sin piedad se le deshoja,
la deja desnuda de sombras,
sola,
en la intemperie del desamor
que la devuelve a una vigilia sin luz,
donde un rayo de muerte
tala sin piedad a su última raíz
que la ata al árbol de sus: te quieros,
asida con amor a un recuerdo que se nubla,
condenada a convivir
con preguntas que ya no tienen respuestas.

Mila Díaz Gálvez