ADICCIONES
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ADICCIONES DE LEONARDO STREJILEVICH Hay un explosivo crecimiento en el consumo, abuso y dependencia de sustancias tóxicas que está ocurriendo durante las últimas décadas. Según define la OMS, las drogas son aquellas sustancias que, introducidas en el organismo por cualquier vía de administración, producen una modificación de su natural funcionamiento. Las sustancias psicoactivas son las que ejercen su acción en el sistema nervioso central y tienen una acción bioquímica evidente y objetivable sobre nuestro organismo; hay una multitud de personas que las utilizan, algunas las consumen al grado de causarse daño o de hacerse dependientes. 29 Las drogas socialmente aceptadas no son inofensivas; depende de cuánto y cómo se las consume. Se puede ser dependiente tanto de drogas legales como de ilegales, siendo más elevado el consumo de las primeras. Las enfermedades vinculadas con el tabaquismo representan el 54% de la carga total de enfermedad en América. Sólo en Argentina, 39.000 personas mueren todos los años por el tabaco. El humo del tabaco libera más de 4.000 sustancias peligrosas para la salud, entre ellas, un poderoso alcaloide llamado nicotina, que es el principal responsable de la dependencia física y psicológica que provoca el cigarrillo. Otro componente es el alquitrán, principal responsable de las distintas formas de cáncer que se le atribuyen al tabaquismo. El monóxido de carbono es un gas incoloro muy tóxico que penetra en el torrente sanguíneo y se distribuye por todo el organismo, provocando la disminución de la oxigenación de los tejidos. Además de los fumadores, el tabaco afecta a quienes no fuman. El consumo de cigarrillos está relacionado con el 25% de las muertes por incendios, el 30 a 40% de las muertes por enfermedad coronaria, el 80 a 85% de las muertes por cáncer pulmonar y el 80 a 90% de las muertes por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). La relación entre el consumo de cigarrillos y varias formas de cáncer, no sólo el pulmonar, está claramente establecida, incluyendo el cáncer de boca, laringe, faringe, esófago, vejiga urinaria, páncreas, riñón y, posiblemente, estómago y cuello uterino. El consumo de cigarrillos también incrementa el riesgo de enfermedad vascular periférica, neumotórax espontáneo, úlcera péptica, enfermedad periodontal, estomatitis crónica y laringitis crónica. También se encuentra un incremento en la incidencia de infecciones del tracto respiratorio y oído, especialmente en niños cuyos padres fuman, y una exacerbación de los síntomas de asma e hipertensión arterial. El mercado de las drogas ilícitas moviliza, según datos de la OPS, un total de U$A 600.000 millones anuales solamente en América Latina y el 30 Caribe; en la Argentina 600.000 personas (2,9 % de la población general con edades entre 16 – 65 años) consumen drogas ilegales. |
Roana Varela- Moderadora
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Re: ADICCIONES
Las drogas legales suelen ser la puerta de entrada al consumo de drogas ilegales en un plazo no muy lejano. Las sustancias psicoactivas, conocidas más comúnmente como drogas psicoactivas, son sustancias que al ser tomadas pueden modificar la conciencia, el estado de ánimo o los procesos de pensamiento de un individuo. Las sustancias psicoactivas actúan en el cerebro mediante mecanismos que normalmente existen para regular las funciones de estados de ánimo, pensamientos y motivaciones. El énfasis de la mirada se puede poner en el alcohol y otros hipnóticos y sedantes, nicotina, opioides, marihuana (cannabis), cocaína, anfetaminas y otros estimulantes, alucinógenos e inhalantes psicoactivos. El uso y dependencia de sustancias psicoactivas representan un factor significativo en el incremento de la carga total de morbilidad a nivel mundial. El Informe Mundial de la Salud 2002 (OMS) estableció que el 8,9 % de la carga total de morbilidad se atribuye al uso de sustancias psicoactivas, asociadas en un 4,0 % al tabaco, 4,1 % al alcohol y 0,8 % a las drogas ilícitas. En muchos países el impacto del uso y dependencia de sustancias psicoactivas se relaciona con un amplio conjunto de problemas de salud y de exclusión social, que contribuyen a la expansión de la carga de morbilidad, entre los cuales resalta el aumento del VIH/SIDA a través del uso de drogas intravenosas. La adicción a las drogas se define como un trastorno crónico caracterizado por la compulsión hacia la búsqueda y el consumo de drogas, la pérdida de control de este consumo y la presencia de un estado emocional negativo ante la imposibilidad de consumir. Es fundamental distinguir el uso, el abuso y la dependencia de drogas. La adicción se vincula con la afectación del control de los impulsos y la presencia de compulsividad que lleva a la intoxicación, la abstinencia y la preocupación por el consumo. Estos estadios se acompañan por una transición entre la impulsividad y la compulsividad, interactúan entre sí y terminan por generar un estado adictivo. La transición entre el consumo ocasional y la adicción implica mecanismos neuroplásticos, es decir, modificaciones estructurales y biomoleculares del cerebro. La motivación por el consumo de sustancias tóxicas se vincula con estados emocionales, afectivos o hedónicos. La adicción se asocia con un proceso neuroadaptativo según el cual la impulsividad inicial se convierte en una compulsión crónica que favorece la aparición de recaídas. El consumo de drogas impregna el cerebro y esto implica la participación de circuitos neuronales o sinápticos relacionados con la recompensa y la motivación, la memoria, el condicionamiento y la habituación, el funcionamiento ejecutivo y el control inhibitorio, la interocepción, la conciencia personal y la reactividad ante el estrés. Además, existen factores genéticos, ambientales y evolutivos para vincularse al consumo de drogas que influyen sobre la gravedad de la adicción. En general, la adicción comienza con el abuso de sustancias. La mayoría de las drogas de abuso son fumadas, inhaladas o inyectadas; estas vías de administración permiten el ingreso rápido al cerebro. La abstinencia aguda es específica de la droga consumida y se vincula con las características de su blanco de acción. Las drogas de abuso aumentan la liberación de dopamina (neurotransmisor) y generan cambios en la plasticidad sináptica que afectan negativamente los mecanismos normales de aprendizaje. Las adicciones implican la afectación de procesos cognitivos y emocionales modulados a nivel de la corteza cerebral. El consumo de drogas se asocia con la afectación de regiones y circuitos cerebrales que influyen sobre las características de personalidad y respuestas actitudinales del paciente adicto. Mientras que algunos cambios son inespecíficos del consumo de drogas, otros se vinculan específicamente con la adicción a una determinada sustancia. Es posible que los trastornos neuronales observados en individuos adictos reflejen tanto el consumo crónico de una droga como la presencia de características genéticas, ambientales y madurativas. |
Roana Varela- Moderadora
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Re: ADICCIONES
Tanto el consumo compulsivo como la conducta que lleva al consumo a expensas de otras conductas son los síntomas clave de la adicción en los seres humanos. Muchas de estas sustancias son utilizadas como medicación. Los sistemas médicos han reconocido desde hace mucho la utilidad de estas sustancias como medicación para aliviar el dolor, ayudar al sueño o a la lucidez y aliviar desórdenes del estado de ánimo. Actualmente, la mayoría de las medicaciones psicoactivas están restringidas al uso por prescripción médica, mediante un sistema de recetas archivadas o de uso oficial. Algunas de las sustancias también se utilizan con frecuencia como “automedicaciones”, para aliviar perturbaciones producidas por desórdenes físicos o mentales o para aliviar los efectos secundarios de otras medicaciones. La mayoría de los países se han comprometido a considerar como ilegal el comercio y uso no médico de los opiáceos, cannabis, alucinógenos, cocaína y muchos otros estimulantes, al igual que los hipnóticos y sedantes. Algunos países o jurisdicciones locales en muchas ocasiones añaden sus propias sustancias prohibidas, por ejemplo bebidas alcohólicas y varios inhalantes. 33 A pesar de las prohibiciones, el uso ilícito de sustancias psicoactivas está muy difundido en numerosas sociedades, particularmente entre adultos jóvenes, casi siempre con el propósito de disfrutar o beneficiarse de las propiedades psicoactivas de la sustancia. El hecho de que sean ilegales puede añadirles también cierto atractivo, y con ello reforzar la identificación o la pertenencia de los usuarios con una subcultura alienada. Las sustancias psicoactivas de uso más común son las siguientes: cafeína y estimulantes similares, comúnmente bebidos en forma de café, té y muchos refrescos; nicotina, que actualmente se consume con mayor frecuencia al fumar cigarrillos de tabaco; y bebidas alcohólicas, que vienen en una amplia variedad, incluyendo cerveza, vino y destilados. Los inhalantes pueden obtenerse fácilmente y por desgracia se emplean con propósitos psicoactivos por quienes no tienen edad suficiente para lograr un fácil acceso al tabaco, alcohol u otras sustancias psicoactivas. Es un mito desde el punto de vista de las adicciones cualificar de más peligrosas las drogas ilegales que las legales: por ejemplo, la dependencia de la nicotina en el tabaco se asocia con más muertes y problemas de salud que la existente respecto de cualquier otra sustancia psicoactiva. El alcohol y el tabaco son similares desde varios puntos de vista: ambas son sustancias legales, ambas pueden obtenerse fácilmente en la mayor parte del mundo, y ambas son activamente comercializadas por corporaciones transnacionales, que dirigen a los jóvenes sus campañas publicitarias y de promoción. El uso de drogas ilícitas es una actividad predominantemente masculina, mucho más que el fumar y el consumo de alcohol. El uso de drogas es también más prevalente entre jóvenes que en adultos. Los efectos del uso y abuso de las drogas psicoactivas producen en términos generales los siguientes efectos: efectos tóxicos y bioquímicos, 34 dependencia, enfermedades crónicas, accidentes, lesiones, enfermedades agudas, problemas sociales agudos y crónicos. |
Roana Varela- Moderadora
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Re: ADICCIONES
La “dependencia” es un desorden del cerebro al igual que muchas otras enfermedades neurológicas o psiquiátricas. Se pueden visualizar y medir los cambios en las funciones del cerebro por el consumo de drogas desde los niveles molecular y celular, hasta los cambios en los complejos procesos cognitivos que ocurren con el uso de sustancias, a corto y largo plazo. Desde el punto de vista bioquímico y neurobiológico la proyección dopaminérgica del ATV al núcleo accumbens o estriado ventral que se conoce como sistema mesolímbico dopaminérgico, es el sistema neurotransmisor más fuertemente implicado en el potencial productor de dependencia de las drogas psicoactivas. Se ha demostrado, como dijimos, que ocurren cambios estructurales en varias regiones del cerebro como consecuencia del uso de sustancias: la administración de cocaína se ha asociado con un marcado incremento en la cantidad de espinas dendríticas de las neuronas de núcleo accumbens y de la corteza prefrontal, en contraste, hay una relativa pérdida de dendritas en algunas zonas como el hipocampo en respuesta al uso crónico de morfina. Aunque cada clase de sustancia psicoactiva tiene su propio mecanismo farmacológico de acción todas activan el sistema mesolímbico dopaminérgico. El uso repetido de sustancias psicoactivas compromete e intensifica anormalmente los sistemas biológicos que han evolucionado para guiar y dirigir el comportamiento hacia estímulos cruciales para la supervivencia; esto provoca el ciclo de conductas que caracterizan a las dependencias. Es evidente que los condicionamientos pueden ocurrir o reforzar comportamientos tan complejos como las reacciones emocionales y la avidez de droga. La publicidad de los productos de alcohol y tabaco generalmente tratan de asociar sus productos con imágenes que crean una respuesta emocional positiva. Esto forma una asociación en el cerebro entre el producto y la respuesta emocional evocada por la publicidad. A un individuo con dependencia de sustancias le basta con ver accesorios para drogas (por ejemplo jeringas u objetos para fumar) o exponerse a entornos en los que previamente se utilizaron drogas, para inducir avidez de drogas y recaídas en el uso de sustancias mediante procesos de condicionamiento clásico. La pérdida de materia gris en el cerebro, relacionada con la edad, es mayor en las personas dependientes de sustancias psicoactivas, especialmente la cocaína, que en la población sana. El abuso crónico de la cocaína acelera el proceso de envejecimiento del cerebro. Los consumidores de cocaína pierden cerca de 3,08 ml de volumen cerebral por año, casi el doble que las personas sanas que sólo pierden alrededor de 1,69 ml por año. Esta disminución en el volumen del cerebro es más prominente en la corteza prefrontal y temporal, regiones importantes del cerebro que están asociadas con la atención, la toma de los cambios psicológicos y fisiológicos, típicamente asociados con la vejez, como el deterioro cognitivo, la atrofia cerebral y la inmunodeficiencia, también se observan en personas de mediana edad dependientes de la cocaína. La toma de decisiones, la autorregulación, y la memoria a medida que envejecemos se va deteriorando, todos perdemos materia gris; sin embargo, se ha observado que los usuarios crónicos de cocaína pierden materia gris de una forma significativa, a mayor velocidad, lo que podría causar envejecimiento prematuro. La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito estima que la cocaína es utilizada por más de 21 millones de personas en todo el mundo. La gravedad de las consecuencias del consumo de cocaína a edades tempranas o a edades adultas ha determinado que esta sustancia es más nociva durante la adolescencia, sobre todo en lo que afecta al aprendizaje. Un alcohólico puede convertirse en una persona muy deteriorada desde edades muy tempranas, al contrario que una persona adicta a la cocaína, que, quitando los daños cardiovasculares, presenta daños a largo plazo. Por otra parte parece demostrado que los individuos con más problemas para el aprendizaje caen más fácilmente en el consumo de drogas. Los individuos con una menor capacidad para el aprendizaje, reaccionan peor a las drogas y, por tanto, es más sencillo que se hagan adictos. El mayor problema no es caer en la adicción que de por sí es grave, sino el acrecentamiento y el mayor grado de dificultad para desaprender el hábito. |
Roana Varela- Moderadora
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Re: ADICCIONES
CONSUMO DE SUSTANCIAS POR ADOLESCENTES La incidencia y la prevalencia de abuso de sustancias en la población adolescente es elevada. Este cuadro puede acompañarse por conductas de riesgo y trastornos psiquiátricos comórbidos (sumatoria de patología psiquiátrica con toxicidad por consumo de sustancias). La sustancia consumida con mayor frecuencia entre los adolescentes es el alcohol, seguido por la nicotina, la marihuana y los inhalantes. Muchas veces, el consumo de alcohol se asocia con la utilización de otras sustancias ilícitas como la marihuana. El 64.5% de los jóvenes de 12 a 17 años que consumen alcohol en forma excesiva también utilizan otro tipo de sustancia. Este porcentaje aumenta al considerar la población que, además de consumir alcohol en exceso, es tabaquista. Es muy importante efectuar un diagnóstico temprano debido a la probabilidad de evolución rápida hacia la dependencia verificada durante la adolescencia. Los adolescentes con trastornos por consumo de sustancias presentan elevada frecuencia de comorbilidades psiquiátricas como los trastornos de ansiedad o depresivos, incluido el intento de suicidio. La presencia de un trastorno por consumo de sustancias en la población adolescente se acompaña por un índice elevado de trastornos disruptivos, de ansiedad y del estado de ánimo. La comorbilidad con los trastornos disruptivos supone un pronóstico y una respuesta al tratamiento especialmente desfavorables. .La coexistencia entre la depresión y el consumo de sustancias es frecuente en la población adolescente; hasta el 35% de los adolescentes con depresión presentarán un trastorno por consumo de sustancias. En general, el intento de suicidio se acompaña por el antecedente de estresores psicosociales recientes. Los trastornos de ansiedad también son frecuentes en la población de adolescentes que consume sustancias y en general se presentan antes del inicio del consumo. En estos casos, el consumo de sustancias puede precipitar el trastorno de ansiedad en un paciente vulnerable o asociarse con un intento de automedicación. La aparición del trastorno bipolar en un paciente adolescente es un factor de riesgo de consumo de sustancias. Asimismo, los adolescentes que presentan abuso de sustancias tienen probabilidad superior de padecer trastorno bipolar en comparación con aquellos que no consumen, especialmente en presencia de antecedentes familiares .El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) con frecuencia se asocia con el consumo de sustancias; no obstante, se desconoce si este consumo es favorecido por el TDAH o por las drogas empleadas para su tratamiento. Los trastornos por consumo de sustancias tienen un efecto significativo en términos psicopatológicos; a su vez, los cuadros psicopatológicos favorecen el consumo de sustancias. Las intoxicaciones por sustancias psicoactivas se pueden convertir en emergencias médicas y/o urgencias que tienen relación con la causa, o sea urgencias por abstinencia o excesivo consumo cuyas manifestaciones predominantes son ansiedad predominante, con crisis de angustia, con crisis de excitación y con conducta autolítica. Esta última puede ser por una conducta suicida explícita, con consumo excesivo deliberado, que pasa con mucha frecuencia con la cocaína y el alcohol, pero también por intoxicación que implica de alguna manera una autolisis pero no deliberada. |
Roana Varela- Moderadora
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Re: ADICCIONES
La acumulación de la sustancia en la célula puede llevar a anormalidades tanto en la conducta como a nivel corporal, a nivel físico como mental. La intoxicación siempre implica un consumo excesivo y de riesgo que requiere la inmediata intervención médica y su inmediata derivación a una guardia para que en ese ámbito se proceda al diagnóstico y al tratamiento o no de complicaciones clínicas y luego su derivación al ámbito psiquiátrico o centro de adicciones para su tratamiento en cuento al problema adictivo de base. En la intoxicación por cada droga en particular, si bien todas pueden producir intoxicación, las manifestaciones tienen relación directa con lo que se consume (tipo de droga), con la cantidad que se ingiere y con las características clínicas propias de cada individuo, ya que como se sabe las velocidades de metabolización pueden variar según las personas. En el caso de intoxicación, la posibilidad de complicaciones clínicas es muy alta e importante y puede suceder de forma brusca un evento clínico de riesgo, por lo tanto la derivación al ámbito clínico en donde pueda ser manejado de forma más conveniente es urgente. Numerosas y variadas son las manifestaciones clínicas: labilidad en el humor, pasar de la disforia a la euforia y por momentos se vuelven apáticos, grado de activación o excitación psicomotriz pero que termina finalmente a lo largo del tiempo en retardo psicomotor que en la medida que sea más profundo va a ser más oscuro el pronóstico; hay alteraciones judicativas en el caso de la aparición de ideas deliriosas, alteración de la conciencia o de algún tipo trastornos de conducta más o menos explícito; aparecen los trastornos cognitivos como en la atención pero predominantemente en la memoria. Entre los signos y síntomas físicos tenemos la dilatación de las pupilas u constricción, dependiendo o no de que aparezca la anoxia, tenemos también disartria (traba en el lenguaje) y los mareos. Las interacciones de las sustancias tóxicas son muy importantes especialmente con el alcohol que puede llevar al edema pulmonar, convulsiones y muerte. También aparecen con frecuencia ACV y arritmias ventriculares. El síndrome de abstinencia aparece apenas se interrumpe abruptamente el consumo. La intensidad del síndrome aumenta directamente con la dosis, duración de consumo y tiempo de asistencia y esto es común en casi todas las sustancias. E l malestar físico se inicia en las primeras 12 horas y los síntomas alcanzan su máximo nivel de intensidad el tercer día, disminuye al 5 y desaparece a la semana o décimo día. El síndrome de abstinencia puede ser muy grave e intenso. El Sedronar (Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el narcotráfico de la Nación Argentina) en estos días de mayo de 2012 informa que ha aumentado el consumo de sustancias tóxicas en un 131 % entre los alumnos de los colegios secundarios; cada vez hay un mayor porcentaje de adolescentes ingresan al consumo de drogas y eso que se trata de una población protegida y contenida. Hay policonsumo de sustancias y la edad de comienzo es cada vez más baja. Los estupefacientes químicos de síntesis están desplazando a los tradicionales. |
Roana Varela- Moderadora
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