TU ETERNO AMOR

A Milagros.

TU ETERNO AMOR

Por alguna razón que no quiero revelar y que tú ya conoces, no puedo expresar lo que siento platicando, por eso te escribo con los trazos que los Dioses me han regalado en las noches de insomnio de mis días, te escribo con la tinta de las gotas desprendidas por el aliento salobre de mi vida, con la esperanza de que me perdones todavía. Me pediste que te escribiera y no lo había hecho porque mis manos no podían, pero en esta noche insondable, tan solo y distraído, envuelto por la tiniebla de su brizna, están lloviendo palabras que brotan del alma mía, que rasgan mis armaduras y descubren la celada de mi yelmo destruido, con sus charnelas oxidadas por las lágrimas de la noche, de la brisa y las estrellas…



Encerrado en mi claustro recordé las noches que estuviste a mi lado, cuando la veste blanca de tu sonrisa me acariciaba vadeando mis labios con la humedad de tu boca y tu mirada enclavada en el áncora de mi amor se perdía en el fin del mundo, en nuestro mundo. Anoche estuve pensando cómo decirte cuánto te quiero, pero recordé que ni siquiera supe decirte que te quería, cuando estuviste a mi lado, cuando me amaste con todo y con lo que no tenías, con la brisa de la tarde “mi amor” tú me decías, con la luz de las estrellas iluminabas mi vida y cuando estaba triste tú estabas allí, tal como eras, pero permanecías a mi lado, sin hablar, a veces diciendo lo que no debías, pero siempre estuviste a mi lado, con la tristeza de tu mirada y el temblor de tu voz me decías que me ambas con todo el corazón, me hablabas al oído y escuchabas mis versos crepitar en la oscuridad de mi velo cuadrado y transparente. Entonando tu canción me decías sin reparo ¡Te quiero! ¡Te amo! Pero yo no supe escuchar la voz de tu alma, no entendía por qué me amabas, no podía comprender tus palabras, estaba ciego, perdido en mí mismo. Cómo entender lo denso de mi alma si no soy capaz de expresar lo que llevo atesorado en mi noble corazón. No sé si algún día leerás esta carta, no sé ni siquiera porque te la escribo, soy un cobarde entristecido, escondido en mi claustro, seguro de mi soledad y de mis sueños trasnochados, espero que en la espesura de esta noche, con el clarín del conticinio escuches en la distancia una voz que te reclama y te pide perdón por no haberte amado como tú lo merecías, pero ten por seguro que te amé como nunca, nunca antes había amado en mi vida…


Tu eterno amor…

Jhonny Olivier