EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA
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El chico tres piernas

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Mensaje por Marcela Noemí Silva Jue Ene 17, 2013 9:38 pm

El chico tres piernas



Carlos dormía. De mala gana logró escapar de las sabanas y aún con mucosa ocular puso un pie afuera de la cama. Tuvo mala pata y, pese a no levantarse con el pie izquierdo ni con el derecho, dio un grito de dolor eléctrico que sirvió como despertador para toda su familia.
Extraño don le había dado Dios, dirán algunos. Sin embargo para él, era una maldición de la puta hada de la genética. Su miembro era del largo de su pierna.
En un comienzo los médicos observaban ecotomografias como un cuadro de Roberto Matta. Incluso, uno de ellos, preguntó a la madre si solía usar juguetes sexuales. Sin embargo, el dilema es o no es, sólo evaporó cuando Carlos nació, al bautizar su peculiaridad como el síndrome Trípode, convirtiéndose en el único caso vivo en el mundo que, de no haber sido por que los médicos temían una indemnización, lo hubiesen castrado por error al confundir su pirula con el cordón umbilical. La prensa fue discreta al mantener su anonimato, y su familia decidió quererlo como un hijo normal, guardando el secreto para evitar insistencias; de algún productor de cine porno, del Récord Guinness o de un circo.

De niño su vida fue complicada, partiendo por el hecho que no existían pañales tipo ballerina; la solución fue un pañal extra a la altura de su tobillo, para que no se pasara. Carlos creció al igual que sus problemas, y por comodidad guardaba el manguaco en su calcetín derecho. Sus piernas casi alvinas habían perdido 14 veranos y ninguno de sus compañeros comprendía ¿Por qué, Carlos se bañaba con pantalones después de Educación física? Que por cierto, era una clase muy triste para él. Hasta los gorditos podían jugar al arco, pero él, sólo podía trotar y mirar como los demás jugaban. Fue su decisión, claro, pero el jamás quiso que un compañero le propinara una patadon en su tibia derecha en lugar de darle al balón. Le dijeron marica, y para colmo terminó diciendo con voz de pito –¡Ay! es que ustedes no entienden–
No era de extrañar que su personalidad fuera otra deformidad, peor su relación cotidiana con mujeres, a quienes evitaba, exacerbando su libido reprimido. Sabía que una erección no era placer, sino dolor y vergüenza. Sin embargo, había logrado meterle el cuentito a sus amigas que sufría de dolores lumbares y calambres, permitiéndose encorvar a 90 grados y mitigar el dolor a la mitad, para irse cojeando mientras le bajaba la erección, evadiendo su mente cantando el himno nacional e imaginándose a su obeso profesor en pelota.
Pero hoy, cuando sus piernas ya han pasado 23 veranos sin conocer el sol, las cosas empeoraron. Se pisó la tula y grito al unísono con otro gemido, que no provenía del interior de su cabeza, sino de los confines de su ropa interior hasta el tobillo.
–¡Mierda! No te contentas con atrofiarme por la inactividad que ahora me pisas !Me aburrí! Desde ahora mando yo –dijo su tula roja enfurecida con la vena hinchada. Carlos embelesado no atinaba a nada– ¿Qué pasa, te comieron la lengua los ratones? Desde ahora no seré más tu amiguito, igual de macaveo que la víbora de tu celular, así que me escuchas o te cago la vida. La cabeza me va a estallar, llevo 25 años esperando, me han salido arrugas de lo viejo que estoy y no esperare hasta que me salgan canas para que te eches un polvo. Debería darte vergüenza. No me importa si es una virgen o una puta, basta que sea limpia; sino mete la cabeza en un water y dime que os parece. Tienes 24 horas para echarte un polvo o...
– ¿O qué, que me vas hacer?- interrumpió Carlos al tomarlo del pescuezo.
– Cuidaito cuidaito, o te juro que te cago la vida, mejor dicho, o te meo la vida al no retener nunca más tu esfínter. No te conviene tenerme amurrado, podría enojarme todo el día condenándote a vivir para siempre encorvado –. Amenazó el gusano con una mirada ciclopeica malévola, antes de caer flácido.
Carlos se baño, se vistió, guardo su pirula en su calcetín y salió de su casa. Diciéndose, que quizás todo fue un extraño sueño por su obligado celibato, algo así como tener Sinusitis de esperma.
La mañana estaba helada, y un calorcito inundó el calcetín como el ketchup en un cono de papas fritas.
–Eso, para que veas que esto no es una joda, te quedan 23 horas y 17 minutos –dijo el querubín con sonrisa burlona, de haberla tenido.
Carlos se cambió calcetines, encendió el auto y se fue a la Universidad. Sabía que no podía ser un sueño; ya que cuando uno sueña que mea se despierta en la cama mojado, y él no se había despertado, ni estaba en la cama.
Faltaban 8 horas para cumplirse el ultimátum. Por fin tenía el pretexto para ir a buscar a una puta en su fíat 2 puertas, una vez acompañado con la señorita se bajo los pantalones a medias y saco su manguera tiesa con dificultad, rompió el espejo retrovisor y la chica de los tacones huyó del auto gritando. Estaba jodido, sí a una experta en pene le daba un ataque de miedo, no había forma de cumplir con el plazo y el maldito polvo. Tampoco estaba dispuesto a perpetrar una violación y salir en el diario popular (La cuarta) con titular rojo "Ataca, la Anaconda violadora de Concepción"
Llegó a su casa decidido, enfrentaría al chino tuerto a calzón quitado. Saco algo del cajón, se bajo los pantalones, se sentó en una silla y el niño sobre la mesa.
–En este cuerpo, no hay lugar para dos cabezas pensantes –amenazó enseñándole un martillo.
–¡Ahí sí! Mira como lloro –se burló el bombero, al orinarle la cara.
Encolerizado, intentaba martillar en vano como quien trata de pinchar con un mondadientes un tallarín con salsa, sin duda no medía las consecuencias, y aún cegado por la furia tomó un machete carnicero. Con una mano sujetaba al enemigo, con la otra, dejó caer el cuchillo. Cortando su cólera, al aflojar sus dedos y escuchar el sonido del metal en el suelo. No podía matarlo. La idea de ser un travestí le daba nauseas. Entonces quiso hacerlo sufrir, lo estranguló y zamarreo con todas sus fuerzas. Hasta que el tuerto parlanchín derramó los sesos.
Así, Carlos diariamente consentía cumplir el ultimátum, y antes que el plazo se cumpliera, aplicaba el procedimiento lóbotomia pro alzheimer.



Autor: Carlitro Andrews Mougñouz Kingz
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Mensaje por Marcela Noemí Silva Jue Ene 17, 2013 9:48 pm

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Mensaje por Admin Sáb Ago 03, 2013 2:00 am

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