MILESIMAS II.
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MILESIMAS II.
MILESIMAS II.
Su cabello como cascada, caía sobre su espalda perdiéndose en esa sábana blanca que cubría su cuerpo desnudo, a media pierna, a medio torso. Lo mas hermoso de un ser humano, es la inocencia de sus ojos cerrados al dormir, es poder lavar mis manos entre su cabello.
Mis ojos se posaron fijamente sobre su rostro y el viaje era eterno al pasado, donde las preguntas entraron con fuerza en un barco, el cual río abajo viajaría al tiempo.
Me pregunte. - ¿porqué tanto tiempo?, 20 años desde la ultima vez que te fuiste y escuche tu voz. -
Como gota azul bajo por mi mejilla, y contemplaba tu mirada, mientras mi mente estaba en esa misma avenida, carros y ruido confundían lo que pensaba, mientras mi mente se desenredaba de lo que estaba viviendo en ese momento. Con un golpe del tiempo, quedando dormidos en línea.
Me mirabas y triste te tome de la mano y dije:
- Ven conmigo –
- Te mostrare algo dentro de ti –
- ¿dentro de mí? – preguntó
- ¡si !- dije sin mediar palabras y llevándola de la mano.
Bajamos por un sótano, en el cual se convirtió en semejanza a su interior, donde la neblina caía sobre el piso y nuestras miradas alumbraban por doquier.
Pudimos ver una ventana donde miles de libros decoraban el recinto y allí estaba ella misma, leyendo uno de ellos, eran sus recuerdos que no salían, eran recuerdos que de alguna manera se alimentaba, de alguna manera lo analizaba.
Recuerdos que no fueron robados, sino guardados….
Me veía entrar y tratar de conversar, veía como tomaba sus manos y sin poder sentir una imagen de ella misma, le hablaba al oído, donde bruscamente se levantaba y me gritaba, me pedía que me fuera, mientras su imagen a semejanza se reía, con sonidos victoriosos, con ganas de celebrar.
Me retiré, y a través de esta ventana pudo observar como se ponía a llorar, extrañada y tomando mis manos se preguntaba
– ¿Porque estoy llorando? –
- ¿Qué motivos tengo para llorar? –
- ¡Son Espectros! – Dije.
- ¿Espectros?- pregunto
- Si, espectros, tus espectros que están a tu alrededor, cuando dices las cosas, cuando reaccionas, están dentro de ti.-
En ese momento sentí una pesadez y mi reacción fue el de llorar tan rápido y veloz de huir, me abrazó.
Mientras secabas mis lágrimas, mis palabras llenaban un corazón que se había roto, pero no eran suficientes con cada fonema de razón.
Me faltaba el aire mientras en el bosque nos buscaban como desesperados y tenias miedo, te tome de la mano y corrimos, quería llevarte lejos de cada uno de ellos que sobrevolaban entre los arboles.
Escondidos entre las rocas tenias mucho miedo, mi mano empuñaba una espada azul de fonemas, mas el utilizarla no podía ya que tendría que ver a quien podría desaparecer en ese momento. Un solo error y podrías morir.
Recordabas a través de la ventana de tu recuerdo cuando nos vio y volaron todos detrás de nosotros. Mi tarea era de alejarte y no permitir la entrada en tu mente, para no cambiar actitudes que me llevaran al peligro.
Sus gritos de bajo intensidad podían localizarte fácilmente, el cual sin darme cuenta entro dentro de ti, mas no se cual de ellos.
Solo pude ver tu mirada y tus palabras que se expresaban hacia mi, no eras tu, y me pedias que usara esa espada, mas no podía utilizarla, ya que podrías morir tu, mas no lo que decías en ese momento. Tus manos pudieron hacer contacto con mi cara lanzándome lejos, mientras caía sentía un dolor muy fuerte, pero me levantaba mientras seguías encima de mi y tomabas mi cuerpo.
Podía ver tanto coraje, el cual no te dejaba recordar quien eras, no dejaste ni una sola palabra.
Como pude escape, adolorido, di vuelta y retrocedí, colocando mi mano sobre tu cuello, y llevándote a un sueño largo.
Al despertar, solo preguntaste que había pasado, sin problemas respondí.
- ¡Nada! - mirándote a tus ojos, con mi rostro morado.
- y ¿eso? - me volviste a preguntar.
- Me caí -
Eso pasa. sin son ni ton, te bese en tus ojos como lo hacia en aquella avenida a media noche de los recuerdos.
Es increíble, cuando tus palabras como medicinas, son las que están dando más dolor en la vida. Cuando no existe la violencia ni las mentiras, y es lo que mas profundo hiere. Acompañado por el miedo, van dejando cicatrices.
Un miedo que suenan alarmas en cada cercanía de mis labios, donde la intimidad no se oye, pero se siente como aroma de invitación, con una puerta de respeto que no nos atrevemos a cruzar.
Dormido en mi confianza, el señor miedo la invadió, sin querer tomo la espada, con el filo de su ternura y la inspiración de su mirada, en un guiño de mis ojos, fueron muy lentos. Quedando en un espacio. Quedando sin aire. …… como hilos tensos fueron reventando hasta llegar a mi corazón.
Continuará ..
Autor: Ivan Torrealba
Roana Varela- Moderadora
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