¿CON QUE NOS ENAMORAMOS?

¿CON QUE NOS ENAMORAMOS?

Participación del Cerebro, sus Hormonas y los Órganos de los Sentidos

Desde hace mucho tiempo el hombre se ha preguntado cómo es que surge ese maravilloso sentimiento que llamamos enamoramiento, ese deseo de sentir físicamente y mentalmente al otro, esa necesidad de sentir las olas de su cuerpo y los mares de su pasión, ese sentimiento que lentamente se va transformando en necesidad de acariciar, de poseer y que genera el hambre de besar y que va construyendo los sueños y acumulando esa energía sexual que espera ser liberada en un majestuoso orgasmo. Aunque también como todos los eventos mentales especialmente las emociones, tienen un tiempo de vigencia y eso le sucede al enamoramiento, que después de cierto tiempo, es devorado por el olvido, como decía Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 17 de febrero de 1836-Madrid, 22 de diciembre de 1870) “Es tan corto el amor y es tan largo el olvido” y termina alterando la conciencia transformándose en sufrimiento.

¿Pero cómo nos enamoramos?

Platón (427 AC-347 AC). Filósofo griego decía que el enamoramiento es una emoción que hace que el hombre sienta mucho y hable poco, Platón proponía que todos los sentimientos se construyen en el corazón, por lo que este filósofo sostenía que el enamoramiento es una de la funciones del corazón. Sin embargo el mismo Bécquer decía que el “corazón es una máquina que a compás que se mueve hace ruido” y que no tiene relación alguna con el amor.

Más recientemente ya en la época de las neurociencias, (segunda mitad del siglo veinte) se ha propuesto que el proceso de enamoramiento depende de diferentes estructuras cerebrales y de sus diferentes hormonas, dependiendo de los diferentes componentes del amor.

De manera que cuando decimos te quiero.

Este sentimiento se construye en la parte anterior del lóbulo frontal, donde se controlan los impulsos, el juicio, la producción del lenguaje, la memoria de trabajo o de corto plazo, las funciones motoras, parte del comportamiento sexual, la socialización, la espontaneidad, la planeación y la ejecución de querer.

Las hormonas y transmisores que participan en el sentimiento de querer son múltiples, ya que este sentimiento depende de todas las funciones enlistadas, sin embargo podemos mencionar la participación de la serotonina, la acetilcolina, dopamina, neurotensina, acido glutámico y GABA entre otros.

Cuando decimos te extraño

Estamos rescatando recuerdos del hipocampo, donde se transformaron las acciones de corto plazo en memorias permanentes, donde cada mirada, cada beso y cada caricia se incorporaron a nuestro cuerpo, a nuestra piel y construyeron tatuajes permanentes que serán casi imposibles de borrar. Se piensa que las hormonas que construyen el sentimiento de extrañar son la acetilcolina y las endorfinas.

Cuando decimos sufro si y es por ti

Pensando que te perdí, se activa el cíngulo, donde se integran las emociones del placer inducidas por el contacto físico y el apego por la interacción psicológica, es la zona cerebral donde integran las sensaciones de los roces corporales, los besos y las caricias y dan una respuesta de placer incluyendo erecciones del pene y cuando se pierde al ser amado esta estructura permite que experimentemos dolor físico y psicológico, ansiedad, miedo, y agresión.

Cuando decimos te deseo

La estructura cerebral que se activa es la amígdala, donde se codifica la imagen de la silueta erótica y se genera el deseo sexual, es donde se almacenan las experiencias sexuales de la vida, incluyendo la construcción de la sexualidad y el placer. Es donde la vista integra el erotismo a una silueta hermosa, donde el tacto al contacto con las curvas de la piel genera la pasión y donde se almacena el sabor de las mieles del amor y las fragancias del pudendo que son llevadas a través del olfato.

Es importante mencionar que todas estas estructuras nerviosas están íntimamente comunicadas para llevar al cabo los procesos del enamoramiento y que cada uno de los componentes del amor inducen la secreción de hormonas, los besos provocan un torrente de dopamina, los sueños una cascada de anandamida, las caricias un mar de endorfinas y la oxitocina conduce a la energía sexual a su máxima liberación a través del orgasmo.

Finalmente, es importante considerar la participación del exo-cerebro en el proceso del enamoramiento por lo que debemos admitir que para enamorarnos es necesario un poco de fricción y mucha imaginación.

Enrique Canchola Martínez es profesor de la
Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa.