Jadeando

Jadeando

Mis versos sólo descansan
cuando en el placer
del instante de la entrega
donde cuerpo-carne-masa
se fusionan, se devoran,
y nuestros aromas perfumados
se impregnan en las sábanas blancas.

Desnudos tú y yo
bailamos un tango
danzando al descubierto
mezcla de contornéos
eróticos, sensuales
que nos enlázan, enredan
en sexo, fragancias,
derramando y gimiendo
las miserias de la vida.

Ana Maritza de Schwarzl