PRECOZ HUMEDAD

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PRECOZ HUMEDAD

Cae la lluvia, resbaladiza
sobre tu piel que refresca un suspiro.
Danza, te besa sin piedad,
se aloja en tus rincones más floridos,
se funde en tus deseos
de precoz humedad,
y yo dibujo un lamento
en el marco hiriente
de mi ventana abierta.

Hay señales elevándose
a mitad de mi cuerpo
mientras te observo sonreír
y tus cabellos sueltos
salpican mi verja.

Sabes que te miro,
profanas mis segundos
donde mis manos crecen
y siguen la línea circular
preparadas para el placer.

Y las tuyas, enraizadas en tus senos
casi descubiertos, invitándome al roce,
a ir y venir entre mis dedos,
a cerrar los ojos para descubrirme
bajo la lluvia y dentro de ti.

Locura, pasión de ser gota
y perderme en el centro de tus piernas,
de evaporarme en los confines ardientes
de tu templo satánico.

Sí, mírame, ya no oculto mi delirio,
me toco en tu nombre, desorbito las venas,
desvisto mi arrayán y tiemblo,
suspiro, soy feliz, estoy llegando
a la estación de los relámpagos,
a una isla de temblores.

¡Quédate así!, así, así,
falta poco,
no te muevas ahora,
voy por las nubes
como un avión dejando
rastros de humo,
soy un trazo rupestre,
una serpiente de esperma
que desciende despacio
por la pared:

Entonces respiro.

teboel