EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA
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Como la traté a ella

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Mensaje por Armando Lopez Dom Jun 14, 2015 11:42 pm

Como la traté a ella

Me despertó con una suave caricia sobre mi piel, creo que el hormigueo de mi sueño correspondía a sus manos acariciándome.

¿Es posible enamorarse en una primera cita?, me pregunté. Nunca había sentido tanto amor en las caricias de una mujer, menos en las de, quizás, una desconocida.

Paulina, de ella eran esas hermosas piernas que cruzaron toda la sala principal de la fiesta, robando cada una de las miradas ahí presentes, incluida la de la de la última mujer ubicada en lo más lejano. ¡Woow!, sus piernas, caderas… su busto, la mirada de todos lo dejaba claro, era la mujer de esa noche. Debo confesar que no era de grandes proporciones, quizás, era eso que me atreví a descubrir, lo que simplemente nos dejó atónitos.

De todo, era lo que menos tenía en ese momento para poder hablarle pero aún así ganas de robarle un beso no faltaban. Dulces y grandes labios, de esos labios que miras y miras sin darte cuenta pero ellas saben que observas. Labios que te llaman a que los desees de manera sutil y delicada pero a la vez a esa boca le gusta ser maltratada, es esa contradicción excitante, entre una mordida y un beso suave, como jugando a sanar en el instante el daño ocasionado.

¿Cómo llegar a tocar esos labios? Difícil respuesta resultó y decidí, por ese instante, perder la oportunidad de tenerlo todo…

Me introduje entre los vestidos y zapatos de tacos que asistieron esa noche. Conocí muchas sonrisas, repetí miradas y en mi silencio aún la observaba. Al parecer no era inalcanzable, sin resquemor compartía y se desenvolvía entre la recatada multitud. Sí, era sucio pensar o desear como la deseaba a ella entre tantos buenos modales y recatadas conversaciones. Estaba entrando en el juego de la seducción.

Comencé a merodear a cada una de las presentes, tratando de descubrir como interesarles. Primero la mirada, seriamente seductora acompañada de esa sonrisa de saludo queriendo decir: “eres mía”.

Enseguida practique as de una vez el saludo, uno sutilmente sensual: una mano en la mejilla opuesta al beso y la segunda mano en su cintura, demostrando que la deseaba.

Así intente una y otra vez toda la noche, con mil sonrisas, muchas miradas y unos pocos temas de mucho interés. Pero cuando me di la media vuelta para poder buscar a la siguiente señorita, cara a cara quede con ella. Increíble pero cierto, no recordé nada. Estúpido me sentí de no saber que decir pero de esa manera comprendí que el rol había cambiado:

-Hola. Me dijo ella.
-Hola. Con mi mejor sonrisa le respondí.
-Tú debes ser ¿Alexander? Me preguntó
-Si, ¿Cómo es que tu sabes mi nombre?
-Lo oí de alguien que te admira mucho… pero en secreto.

Es lo único que recordare de esa conversación, porque de ahí en adelante comenzó un juego muy diferente al que había tenido otras noches…
Pequeños movimientos de labios, con palabras finas y susurradas. El tono de ella se hizo pausado y sensual mientras yo solo quería de su boca degustar, su piel rosar y entre sus piernas poder estar.

Fue difícil y a la vez interesante buscar sus labios, acercándome a su oreja y de vuelta coquetearle a su mejilla, hablarle bien despacito era mi anzuelo para atraerla… eran solo milímetros de aproximación, aún así, ahí comenzó la acción.

-¿Me estas mirando la boca?, Pregunto ella.
-No, solo estaba pensando con la mirada fija. Respuesta estúpidamente sutil

Poco después de seguir conversado exclamó:

-¡Deja de mirar mis labios, me da vergüenza!

En ese momento sin pensarlo, le tomé su cara y la bese dando el primer contacto. Era lo que faltaba para que comenzara el juego del placer, ella bailaba en mi boca mientras mis labios en ese danzar la invitaban a la siguiente pieza, desde ahí el hablar si que fue bajito, despacio y sensual, haciendo que el otro se acercara a gozar.

Beso tras beso, mordía su labio, convirtiéndose ese juego en mi pasatiempo de esa noche. Dulces labios, seguidos de suaves mejillas y un cuello con un olor que nunca olvidare. En ese momento olvide todo lo que había vivido alguna vez y comencé desde cero haciéndolo todo aunque no supiera nada de nada.

Solté su vestido poco a poco mientras mi boca recorría su espalda con sus suspiros haciendo de su agitar la música para el momento. Esa delicada agresividad con la que recorrí su cuerpo, hizo que me envolviera en su piel para llegar a estar entre sus piernas. Ahí comenzó la delicia del querer, agitados piel a piel desbordados de placer. Teníamos una sincronía que parecía perfecta que alimentaba cada vez lo que pasaba en esa pieza. Recorrí con devoción todo lo que era de ella, mientras mis suspiros hacían que ella en mi se envolviera.

Así fue como la trate a ella… Por primera vez… sin querer que sea mi último momento de placer junto a su delicada piel.

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Mensaje por Armando Lopez Lun Jun 15, 2015 12:22 am