EL AMANTE..
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EL AMANTE..
EL AMANTE...
Apasionado, perdido y descontrolado
mordí tu boca como al descuido
y sin querer brotó sangre de tus labios.
Sonreíste desafiante ante lo imprevisto
mi lengua en círculos cicatrizando tu herida
tus manos ágiles sobre mi virilidad jugando.
Me dejé llevar por la sensualidad de tu fuego
me interné en la frugalidad de tu paladar,
dejando mi alma en ese beso profundo
humectándome de la calidez de tu saliva
entregándome entero en ese instante vital.
Mis manos trazaban elipses coloidales
en el manto epidérmico de tu desnudez,
palpándote todo el tiempo sin descanso
para terminar penetrando mis dedos
en la profundidad húmeda de tu sexo.
Cubrí tu grito ahogado con mis besos,
sellé tu cuello con mi marca personal.
Pasee mi lengua en ascenso y descenso
por la voluptuosidad de tus firmes senos.
Hasta sacié mi sed en tu ardiente guarida
que danzaba al compás de tus espasmos.
Tus gemidos eran la mejor sinfonía a mis oídos
tan solo deseaba sentirte mía y poseerte,
en ese punto exacto donde el amor confluye
y se intensifica en el corazón con más fuerza.
En ese punto exacto donde amarte era crucial.
Pero nada es completo en este mundo imperfecto
el sonido del teléfono rompió el mágico hechizo,
y en la grabadora la voz melosa de tu marido
invitándote a cenar a la luz de las velas.
Y yo que pensé que era único hasta ese instante
comprendí con crudeza que era tan solo tu amante.
EURÍDICE CANOVA
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS
Apasionado, perdido y descontrolado
mordí tu boca como al descuido
y sin querer brotó sangre de tus labios.
Sonreíste desafiante ante lo imprevisto
mi lengua en círculos cicatrizando tu herida
tus manos ágiles sobre mi virilidad jugando.
Me dejé llevar por la sensualidad de tu fuego
me interné en la frugalidad de tu paladar,
dejando mi alma en ese beso profundo
humectándome de la calidez de tu saliva
entregándome entero en ese instante vital.
Mis manos trazaban elipses coloidales
en el manto epidérmico de tu desnudez,
palpándote todo el tiempo sin descanso
para terminar penetrando mis dedos
en la profundidad húmeda de tu sexo.
Cubrí tu grito ahogado con mis besos,
sellé tu cuello con mi marca personal.
Pasee mi lengua en ascenso y descenso
por la voluptuosidad de tus firmes senos.
Hasta sacié mi sed en tu ardiente guarida
que danzaba al compás de tus espasmos.
Tus gemidos eran la mejor sinfonía a mis oídos
tan solo deseaba sentirte mía y poseerte,
en ese punto exacto donde el amor confluye
y se intensifica en el corazón con más fuerza.
En ese punto exacto donde amarte era crucial.
Pero nada es completo en este mundo imperfecto
el sonido del teléfono rompió el mágico hechizo,
y en la grabadora la voz melosa de tu marido
invitándote a cenar a la luz de las velas.
Y yo que pensé que era único hasta ese instante
comprendí con crudeza que era tan solo tu amante.
EURÍDICE CANOVA
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Rosko- Moderador Musical
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Fecha de inscripción : 06/04/2012
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