LA VI SOLO UNOS SEGUNDOS
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EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA :: Poemas Contra el Maltrato y Violencia de Género
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LA VI SOLO UNOS SEGUNDOS
LA VI SOLO UNOS SEGUNDOS
La vi solo unos segundos
Paseaba por la calle mayor…
Corría más bien,
Acelerada,
Siempre con prisa,
Aunque nunca quería llegar…
En treinta segundos lo comprendí todo…
Treinta segundos…
Y desde entonces no dejo de pensarla a todas horas…
Era ya agosto,
Y sus blancas piernas desentonaban con el cálido color veraniego…
Aunque solo pude ver un cuarto de ellas…
El resto estaba camuflado por una falda con demasiada tela…
Sus finas piernas caminaban acompasadas.
A ritmo constante,
Podían parecer firmes sus pasos,
Pero solo ella sabía que no lo eran.
Eran débiles,
Tímidos,
Pusilánimes.
Esbozaba cada paso.
Tanteaban el terreno.
Sus brazos y su escote eran pálidos también,
Aunque tan pecosos que casi parecían morenos.
Su clavícula sobresalía demasiado.
No dejando de ser encantadora.
Los músculos de su cuello se encontraban en tensión.
Pero toda su dureza se contrarrestaba si subías un poco la mirada.
Su cara era la dulzura encarnada…
Débil.
Apagada.
Indefensa.
La pureza de su tez evocaba al misterio.
Parecía tener algún pacto maldito…
Era blanca…casi transparente,
Pero el fuerte sol matinal sonrosaba sus mejillas.
Sus finos labios,
Pintados con carmín,
Resaltaban por encima de todo.
El rojo le haca sentirse un poco mas guapa,
Un poco más fuerte.
Menos insignificante.
Le ayudaba a subir la cabeza…
La nariz era el punto central de toda su armonía.
Era preciosa.
Aunque ella no se consideraba guapa.
Y menos sin carmín.
Su reflejo en el espejo pasaba desapercibido.
No se concedía mas de tres minutos frente a el.
No le gustaba auto contemplarse.
Auto compadecerse no era su estilo…
Pero sus ojos decían más que toda ella.
Estaban secos.
Cansados.
Caídos.
Pedían desesperadamente ayuda.
Desalentados,
Desconsolados,
Habían agotado todas sus lágrimas
Eran negros.
Negras pupilas de gato vagabundo.
Miraban pero no veían.
Reposaban en cualquier lugar.
La mayoría de las veces jugaban con el infinito,
Con la nada.
Aunque de vez en cuando volvían a su ser,
Y vigilaban.
Inquietos.
Miedosos.
Misericordiosos…
Ojala te volviese a ver.
Ven,
Pídeme ayuda.
Grita.
Confiesa.
Llora desconsoladamente.
Llórame.
Yo te prestare algunas lágrimas.
Te ayudare.
No puedo ver tus ojos felinos hastiados de vida
Entre huellas de tu infierno.
Volverás a ser la que eras.
La que imagino que eras.
Con la que sueño.
Tienes un vago recuerdo de ella.
También tú la sueñas.
Encárnate de nuevo.
Vuelve a vivir.
Resucita!
Tú siempre fuiste mas fuerte que él…
mariaestra.
La vi solo unos segundos
Paseaba por la calle mayor…
Corría más bien,
Acelerada,
Siempre con prisa,
Aunque nunca quería llegar…
En treinta segundos lo comprendí todo…
Treinta segundos…
Y desde entonces no dejo de pensarla a todas horas…
Era ya agosto,
Y sus blancas piernas desentonaban con el cálido color veraniego…
Aunque solo pude ver un cuarto de ellas…
El resto estaba camuflado por una falda con demasiada tela…
Sus finas piernas caminaban acompasadas.
A ritmo constante,
Podían parecer firmes sus pasos,
Pero solo ella sabía que no lo eran.
Eran débiles,
Tímidos,
Pusilánimes.
Esbozaba cada paso.
Tanteaban el terreno.
Sus brazos y su escote eran pálidos también,
Aunque tan pecosos que casi parecían morenos.
Su clavícula sobresalía demasiado.
No dejando de ser encantadora.
Los músculos de su cuello se encontraban en tensión.
Pero toda su dureza se contrarrestaba si subías un poco la mirada.
Su cara era la dulzura encarnada…
Débil.
Apagada.
Indefensa.
La pureza de su tez evocaba al misterio.
Parecía tener algún pacto maldito…
Era blanca…casi transparente,
Pero el fuerte sol matinal sonrosaba sus mejillas.
Sus finos labios,
Pintados con carmín,
Resaltaban por encima de todo.
El rojo le haca sentirse un poco mas guapa,
Un poco más fuerte.
Menos insignificante.
Le ayudaba a subir la cabeza…
La nariz era el punto central de toda su armonía.
Era preciosa.
Aunque ella no se consideraba guapa.
Y menos sin carmín.
Su reflejo en el espejo pasaba desapercibido.
No se concedía mas de tres minutos frente a el.
No le gustaba auto contemplarse.
Auto compadecerse no era su estilo…
Pero sus ojos decían más que toda ella.
Estaban secos.
Cansados.
Caídos.
Pedían desesperadamente ayuda.
Desalentados,
Desconsolados,
Habían agotado todas sus lágrimas
Eran negros.
Negras pupilas de gato vagabundo.
Miraban pero no veían.
Reposaban en cualquier lugar.
La mayoría de las veces jugaban con el infinito,
Con la nada.
Aunque de vez en cuando volvían a su ser,
Y vigilaban.
Inquietos.
Miedosos.
Misericordiosos…
Ojala te volviese a ver.
Ven,
Pídeme ayuda.
Grita.
Confiesa.
Llora desconsoladamente.
Llórame.
Yo te prestare algunas lágrimas.
Te ayudare.
No puedo ver tus ojos felinos hastiados de vida
Entre huellas de tu infierno.
Volverás a ser la que eras.
La que imagino que eras.
Con la que sueño.
Tienes un vago recuerdo de ella.
También tú la sueñas.
Encárnate de nuevo.
Vuelve a vivir.
Resucita!
Tú siempre fuiste mas fuerte que él…
mariaestra.
Arjona Dalila Rosa- Cantidad de envíos : 1230
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Galius- Moderador General
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Re: LA VI SOLO UNOS SEGUNDOS
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Juraría que toco el piano cuando escribo poesía lo curioso es... que no sé tocar el piano. Eurídice Canova
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