INTENTÉ NO MORIR EN TU CORAZÓN
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INTENTÉ NO MORIR EN TU CORAZÓN
INTENTÉ NO MORIR EN TU CORAZÓN
Al presentir que estabas muerta
intenté no morir en tu corazón
y cuando no escuché tu respiración
pacté con la parca tu supervivencia.
Sin importarme si era un pecador
acudí a ella para que te resucite
oré por ti, le hice el amor a la muerte
traspasé sin pudor mis propios límites.
Vendí mi alma, hasta mi redención
¡Te amé tanto! Hasta la demencia
me mutilé de pena por complacencia
me obsesioné con tu presencia.
Maldecí al mundo por tu indiferencia
hasta que hundido en el fétido hedor
donde reina el mortal silencio de la hoz
comprendí que el muerto era yo.
EURIDICE CANOVA
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS
__________________________________________________________-
AL PRESENTIR QUE ESTABAS MUERTA
Comprendí que el muerto era yo
donde reina el mortal silencio de la hoz
hasta que hundido en el fétido hedor
maldecí al mundo por tu indiferencia.
Me obsesioné con tu presencia.
me mutilé de pena por complacencia
¡Te amé tanto! Hasta la demencia
vendí mi alma, hasta mi redención.
Traspasé sin pudor mis propios límites
oré por ti, le hice el amor a la muerte
acudí a ella para que te resucite
sin importarme si era un pecador.
Pacté con la parca tu supervivencia
y cuando no escuché tu respiración
intenté no morir en tu corazón
al presentir que estabas muerta.
EURIDICE CANOVA
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Al presentir que estabas muerta
intenté no morir en tu corazón
y cuando no escuché tu respiración
pacté con la parca tu supervivencia.
Sin importarme si era un pecador
acudí a ella para que te resucite
oré por ti, le hice el amor a la muerte
traspasé sin pudor mis propios límites.
Vendí mi alma, hasta mi redención
¡Te amé tanto! Hasta la demencia
me mutilé de pena por complacencia
me obsesioné con tu presencia.
Maldecí al mundo por tu indiferencia
hasta que hundido en el fétido hedor
donde reina el mortal silencio de la hoz
comprendí que el muerto era yo.
EURIDICE CANOVA
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AL PRESENTIR QUE ESTABAS MUERTA
Comprendí que el muerto era yo
donde reina el mortal silencio de la hoz
hasta que hundido en el fétido hedor
maldecí al mundo por tu indiferencia.
Me obsesioné con tu presencia.
me mutilé de pena por complacencia
¡Te amé tanto! Hasta la demencia
vendí mi alma, hasta mi redención.
Traspasé sin pudor mis propios límites
oré por ti, le hice el amor a la muerte
acudí a ella para que te resucite
sin importarme si era un pecador.
Pacté con la parca tu supervivencia
y cuando no escuché tu respiración
intenté no morir en tu corazón
al presentir que estabas muerta.
EURIDICE CANOVA
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sabra- Admin
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Fecha de inscripción : 30/05/2009
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