Amantes de noche
2 participantes
Página 1 de 1.
Amantes de noche
Amantes de noche
La calle desierta, oscura, faroles rotos, viandantes presurosos. La luna brillaba en un mar de estrellas, y las sombras pululaban por los rincones, como fantasmas negros, silenciosos. Alguien caminaba entre las tumbas del cementerio, a lo lejos la casa del guarda, con su tejado de pizarra, ahora lúgubre, como todo. Los árboles agitaban sus delgadas ramas amenazadoramente con la brisa gélida, y los cipreses parecían grandes obeliscos a punto de precipitarse sobre las lápidas.
Alguien caminaba entre las tumbas, oyendo el graznido de los cuervos que dormitaban en los árboles, o sobre la tapia de piedra. Sus pasos eran ligeros, como si levitara, pero se hundían en la tierra blanda. Aquella furtiva figura desplegó dos enormes alas y echó a volar sobre los árboles y el muro. Se deslizó suavemente por encima de las primeras casas que rodeaban el camposanto y se encaramó al alféizar de una ventana. A través del nítido cristal divisó a una muchacha de cabellos castaños que se peinaba frente a un espejo. Su visitante, un vampiro, golpeó la ventana y la joven, lejos de asustarse, le dejó entrar.
El espejo reflejó un cálido beso, pero a la par fantasmal porque se veía a la muchacha besando y abrazando el aire. El vampiro le mordió, y de repente ella también desapareció. Tomó la mano de su amado y echaron a volar hacia el cielo estrellado.
Autor: ruben flandes azkortu
La calle desierta, oscura, faroles rotos, viandantes presurosos. La luna brillaba en un mar de estrellas, y las sombras pululaban por los rincones, como fantasmas negros, silenciosos. Alguien caminaba entre las tumbas del cementerio, a lo lejos la casa del guarda, con su tejado de pizarra, ahora lúgubre, como todo. Los árboles agitaban sus delgadas ramas amenazadoramente con la brisa gélida, y los cipreses parecían grandes obeliscos a punto de precipitarse sobre las lápidas.
Alguien caminaba entre las tumbas, oyendo el graznido de los cuervos que dormitaban en los árboles, o sobre la tapia de piedra. Sus pasos eran ligeros, como si levitara, pero se hundían en la tierra blanda. Aquella furtiva figura desplegó dos enormes alas y echó a volar sobre los árboles y el muro. Se deslizó suavemente por encima de las primeras casas que rodeaban el camposanto y se encaramó al alféizar de una ventana. A través del nítido cristal divisó a una muchacha de cabellos castaños que se peinaba frente a un espejo. Su visitante, un vampiro, golpeó la ventana y la joven, lejos de asustarse, le dejó entrar.
El espejo reflejó un cálido beso, pero a la par fantasmal porque se veía a la muchacha besando y abrazando el aire. El vampiro le mordió, y de repente ella también desapareció. Tomó la mano de su amado y echaron a volar hacia el cielo estrellado.
Autor: ruben flandes azkortu
Ruben- Poeta especial
- Cantidad de envíos : 661
Puntos : 44842
Fecha de inscripción : 02/03/2013
Armando Lopez- Moderador General
- Cantidad de envíos : 5727
Puntos : 60662
Fecha de inscripción : 07/01/2012
Temas similares
» AMANTES NOCHE Y DÍA
» CANTO I. Venimos de la noche y hacia la noche vamos.
» ❄Noche de paz, noche de amor Villancico recitado❄
» LOS AMANTES
» LOS AMANTES
» CANTO I. Venimos de la noche y hacia la noche vamos.
» ❄Noche de paz, noche de amor Villancico recitado❄
» LOS AMANTES
» LOS AMANTES
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.