Caroline está bajo el roble
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Caroline está bajo el roble
Caroline está bajo el roble
De pronto oscuridad. La niña sentía el viento en sus ropas y su pelo moreno, pero no veía nada. Oyó un chasquido agudo cuando el arco de hojas se cerró tras ella. Un momento después las tinieblas comenzaron a desgajarse, y finalmente pudo ver que estaba de pie en un camino cubierto de pétalos de rosa y circundado por árboles de un verdor brillante. Se volvió hacia donde había estado el jardín de su casa, pero había una puerta enrejada sin pomo ni cerradura.
- Oh, cómo volveré a casa - se lamentó.
Se puso a andar por el camino de flores, aún llevaba el pijama y los cabellos enmarañados. La brisa levantaba de vez en cuando pétalos que en el aire formaban rostros, caras que sonreían a la pequeña y le saludaban con voz apagada. Más adelante el camino apareció cortado por un gran roble, tan alto como un edificio de tres plantas. La niña se lo quedó mirando sin saber qué hacer. Miró hacia atrás, pero el sendero había desaparecido y ahora en su lugar había un lago cristalino.
La llave de plata volvió a ser flauta y pidió a la niña que la tocase de nuevo. Con las primeras notas el roble se inclinó y tomando a la niña entre sus ramas la catapultó en el aire. La pequeña voló durante unos instantes hasta aterrizar en un gran colchon de plumas.
- Uy, qué viaje - dijo para sí, y miró alrededor.
A varios metros había una gran mesa con suculentos platos, y todas las hadas de ese mágico lugar estaban sentadas alrededor.
Autor: Ruben
De pronto oscuridad. La niña sentía el viento en sus ropas y su pelo moreno, pero no veía nada. Oyó un chasquido agudo cuando el arco de hojas se cerró tras ella. Un momento después las tinieblas comenzaron a desgajarse, y finalmente pudo ver que estaba de pie en un camino cubierto de pétalos de rosa y circundado por árboles de un verdor brillante. Se volvió hacia donde había estado el jardín de su casa, pero había una puerta enrejada sin pomo ni cerradura.
- Oh, cómo volveré a casa - se lamentó.
Se puso a andar por el camino de flores, aún llevaba el pijama y los cabellos enmarañados. La brisa levantaba de vez en cuando pétalos que en el aire formaban rostros, caras que sonreían a la pequeña y le saludaban con voz apagada. Más adelante el camino apareció cortado por un gran roble, tan alto como un edificio de tres plantas. La niña se lo quedó mirando sin saber qué hacer. Miró hacia atrás, pero el sendero había desaparecido y ahora en su lugar había un lago cristalino.
La llave de plata volvió a ser flauta y pidió a la niña que la tocase de nuevo. Con las primeras notas el roble se inclinó y tomando a la niña entre sus ramas la catapultó en el aire. La pequeña voló durante unos instantes hasta aterrizar en un gran colchon de plumas.
- Uy, qué viaje - dijo para sí, y miró alrededor.
A varios metros había una gran mesa con suculentos platos, y todas las hadas de ese mágico lugar estaban sentadas alrededor.
Autor: Ruben
Ruben- Poeta especial
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ESTELA DORADA- Cantidad de envíos : 447
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