Hubo una vez un niño
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Hubo una vez un niño
Hubo una vez un niño
Entre los postigos de una vieja casa
vivió un niño su primera infancia.
Y todas las tardes,
desde una estrecha ventana,
veía correr, turbia pero en calma,
la pequeña quebrada...
Un patín oxidado y viejo por las calles arrastraba
y a pesar de su pobreza, con alegría jugaba
al ver sus barquitos de papel
navegar por la quebrada
Poseer un trencito fue su ilusión,
y con gran esperanza albergaba
que en alguna Navidad,
el Niño Jesús le regalara
Una gran dama, un diciembre, el barrio visitó.
Muchos regalos para los niños llevaba
y un vagoncito de tren en sus manos dejó.
Era tanta su inocencia, era tanta su emoción,
que quiso manejarlo y sobre el vagón se montó,
sin imaginar que su peso
acabaría con su gran ilusión
Mientras el tiempo, por su ranchito pasaba
y la lluvia inclemente, el techo de zinc azotaba,
en el suelo, botones de mil colores alineaba
y con ellos bandos de ejércitos formaba.
A la hora del recreo
y por el patio de su escuela,
juntaba monedas
con golfeados en venta
Pero siempre encontraba la bandeja vacía
pues los mas grandes compañeros,
por encima de su hombro,
robaban su mercancía
Un día despertó y vio que ya no estaba
en su humilde cantón.
El oxidado patín era un recuerdo
y los botones, que formaban su escuadrón,
eran tan solo pequeñas cosas
que guardaba en un cajón.
Pronto en un joven se convirtió y
la razón de su vida,
en la música encontró.
10 años estudió
en la escuela superior
y entre clases de solfeos,
pentagramas y armonías
en clásico concertista
de guitarra se forjó
Algunos conciertos, a selecta audiencia ofreció
y todos se embelesaban
con los “Recuerdos de la Alambra”
o cuando el “Concierto de Aranjuez” interpretaba
Pronto comprendió
que el dinero no alcanzaba
y con tristeza, su guitarra clásica en el
estuche guardó.
Las sonoras cuerdas de nylon
tuvo que cambiar y los bordones de acero
se dejaron escuchar.
Y usando también, su voz como instrumento,
una banda de música formó
para lograr así su bastimento
Varios grupos integró
y mucho éxito con ellos alcanzó.
En la radio sus canciones sonaban
y en televisión también se presentaba.
muchos lugares visitó
fronteras cruzando
y con orgullo llevó
por todo el mundo su canto
Una noche mientras cantaba,
una linda niña, con pasión lo escuchaba.
Con tímida mirada y cálida sonrisa
disfrutaba la niña de su dulce voz
Desde entonces cada noche,
la niña se presentaba
y tras una mesa lejana a
hurtadillas lo observaba.
Desde la tarima el disimulaba,
y aunque lo negara,
en su interior aquella
extraña situación le gustaba
Nunca quiso hacerle daño a la niña
y por eso intentaba alejarse cada día.
Pero una noche bajo la luz de una estrella
después de su show,
un momento mágico con la niña disfrutó.
Sabia que otros compromisos tenía
y que aquella relación
algún día terminaría.
Y a pesar de saber lo que
sufriría la niña
un día decidió definir la situación
Buscaba cada día el momento
y el momento un día llegó
y con tristeza y gran dolor a la niña dijo adiós.
La niña le dio la espalda
para ocultar al niño sus lágrimas.
Y con la mirada gacha y herido el corazón,
se alejó para siempre la niña de su dulce cantor
La niña no iba sola
se había ido con su sombra
y de la mano llevaba su antigua soledad.
El joven su compromiso cumplió
y la niña en pasado se convirtió.
el recuerdo de la niña,
que una noche conoció,
quedaría guardado en su viejo cajón,
el mismo donde dejó una vez
un patín oxidado, un ejercito de botones
y un barquito de papel
Morella Jiménez
Entre los postigos de una vieja casa
vivió un niño su primera infancia.
Y todas las tardes,
desde una estrecha ventana,
veía correr, turbia pero en calma,
la pequeña quebrada...
Un patín oxidado y viejo por las calles arrastraba
y a pesar de su pobreza, con alegría jugaba
al ver sus barquitos de papel
navegar por la quebrada
Poseer un trencito fue su ilusión,
y con gran esperanza albergaba
que en alguna Navidad,
el Niño Jesús le regalara
Una gran dama, un diciembre, el barrio visitó.
Muchos regalos para los niños llevaba
y un vagoncito de tren en sus manos dejó.
Era tanta su inocencia, era tanta su emoción,
que quiso manejarlo y sobre el vagón se montó,
sin imaginar que su peso
acabaría con su gran ilusión
Mientras el tiempo, por su ranchito pasaba
y la lluvia inclemente, el techo de zinc azotaba,
en el suelo, botones de mil colores alineaba
y con ellos bandos de ejércitos formaba.
A la hora del recreo
y por el patio de su escuela,
juntaba monedas
con golfeados en venta
Pero siempre encontraba la bandeja vacía
pues los mas grandes compañeros,
por encima de su hombro,
robaban su mercancía
Un día despertó y vio que ya no estaba
en su humilde cantón.
El oxidado patín era un recuerdo
y los botones, que formaban su escuadrón,
eran tan solo pequeñas cosas
que guardaba en un cajón.
Pronto en un joven se convirtió y
la razón de su vida,
en la música encontró.
10 años estudió
en la escuela superior
y entre clases de solfeos,
pentagramas y armonías
en clásico concertista
de guitarra se forjó
Algunos conciertos, a selecta audiencia ofreció
y todos se embelesaban
con los “Recuerdos de la Alambra”
o cuando el “Concierto de Aranjuez” interpretaba
Pronto comprendió
que el dinero no alcanzaba
y con tristeza, su guitarra clásica en el
estuche guardó.
Las sonoras cuerdas de nylon
tuvo que cambiar y los bordones de acero
se dejaron escuchar.
Y usando también, su voz como instrumento,
una banda de música formó
para lograr así su bastimento
Varios grupos integró
y mucho éxito con ellos alcanzó.
En la radio sus canciones sonaban
y en televisión también se presentaba.
muchos lugares visitó
fronteras cruzando
y con orgullo llevó
por todo el mundo su canto
Una noche mientras cantaba,
una linda niña, con pasión lo escuchaba.
Con tímida mirada y cálida sonrisa
disfrutaba la niña de su dulce voz
Desde entonces cada noche,
la niña se presentaba
y tras una mesa lejana a
hurtadillas lo observaba.
Desde la tarima el disimulaba,
y aunque lo negara,
en su interior aquella
extraña situación le gustaba
Nunca quiso hacerle daño a la niña
y por eso intentaba alejarse cada día.
Pero una noche bajo la luz de una estrella
después de su show,
un momento mágico con la niña disfrutó.
Sabia que otros compromisos tenía
y que aquella relación
algún día terminaría.
Y a pesar de saber lo que
sufriría la niña
un día decidió definir la situación
Buscaba cada día el momento
y el momento un día llegó
y con tristeza y gran dolor a la niña dijo adiós.
La niña le dio la espalda
para ocultar al niño sus lágrimas.
Y con la mirada gacha y herido el corazón,
se alejó para siempre la niña de su dulce cantor
La niña no iba sola
se había ido con su sombra
y de la mano llevaba su antigua soledad.
El joven su compromiso cumplió
y la niña en pasado se convirtió.
el recuerdo de la niña,
que una noche conoció,
quedaría guardado en su viejo cajón,
el mismo donde dejó una vez
un patín oxidado, un ejercito de botones
y un barquito de papel
Morella Jiménez
maría verónica- Cantidad de envíos : 777
Puntos : 47894
Fecha de inscripción : 31/03/2012
Armando Lopez- Moderador General
- Cantidad de envíos : 5727
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Fecha de inscripción : 07/01/2012
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